La brecha de la invención
Solo el 13,2% de los inventores que firman patentes en Europa es mujer.
Trate de visualizar al inventor medio. Lo más probable es que le vea vestido con una bata blanca, en un laboratorio rodeado de aparatos que no sabe para qué sirven y, teniendo en cuenta que Albert Einstein y Doc –el Doctor Emmett Lathrop Brown de Regreso al futuro– tienen bastante parecido, estará algo despeinado. Nada más lejos de la realidad. El inventor del siglo XXI se ha alejado de esta imagen y ahora es un científico que trabaja para una universidad o centro de investigación, que da clases y que tiene una vida tan corriente como la de cualquiera de nosotros.
En lo que seguro que habrá acertado es en verlo como a un hombre y es que sólo el 13,2% de los inventores en Europa son mujeres. Este es uno de los datos de un estudio que publica hoy la Oficina Europea de Patentes en el que se han analizado todas las solicitudes de patentes recibidas por dicha oficina desde 1978 hasta 2019. “Si bien la tasa de mujeres inventoras en Europa ha aumentado en las últimas décadas (desde un escaso 2% a finales de los años setenta hasta el 13,2% registrado en 2019), sigue existiendo una fuerte brecha de género”, recalca dicho estudio. “Se han logrado algunos avances en las últimas décadas, pero es necesario aumentar los esfuerzos para impulsar la inclusión en el campo de las patentes. Promover el acceso de las mujeres a la ciencia y la innovación sigue siendo un desafío importante para Europa, así como un factor clave para nuestra sostenibilidad y competitividad futuras”, asegura António Campinos, presidente de la Oficina Europea de Patentes.
Por decirlo de otra forma, las mujeres avanzan en este campo, aunque aún queda mucho camino por recorrer. Donde queda menos, y aunque le resulte sorprendente, es en España, donde esa brecha es del 23,2%. Así, España se sitúa como el cuarto país europeo con una mayor proporción de mujeres inventoras, sólo por detrás de Letonia (30,6%), Portugal (26,8%) y Croacia (25,8%). En el extremo opuesto se encuentran Alemania (10%), Luxemburgo (10%), Liechtenstein (9,6%) y Austria (8%), que presentan las cuotas más bajas. El informe también compara estas tasas con otras regiones y pone de manifiesto que la tasa de mujeres inventoras en Europa es superior a la de Japón (9,5%), pero inferior a la de Estados Unidos (15,0%), China (26,8%) o Corea del Sur (28,3%).
Pero, ¿qué significa inventar? “Supone tener una idea, buscar una solución a un problema que otros ya han intentado resolver y convencer a alguien para que financie tu estudio”, resume Nuria Espallargas, fina
Finalista del Premio al Inventor Europeo 2022, Nuria Espallargas ha resuelto un enigma que impedía fabricar materiales más resistentes
desarrollando un recubrimiento cerámico que prolonga la vida de
determinados componentes protegiéndolos del desgaste y la
exposición química. “Para desarrollar cualquier trabajo en ciencia se necesita mucho trabajo previo, en equipo, y financiación,
algo que a veces es difícil de entender y que paraliza muchas investigaciones”, reconoce esta
química del Departamento de Ingeniería Mecánica e Industrial de la Facultad de Ingeniería de la Norwegian University of
Science and Technology.
lista del Premio al Inventor Europeo de este año y miembro del Departamento de Ingeniería Mecánica e Industrial de la Facultad de Ingeniería de la Norwegian University of Science and Technology. La española apunta así una de las principales dificultades del inventor, el de encontrar financiación. Algo en lo que también coincide Elena García Armada, creadora del primer exoesqueleto infantil del mundo y ganadora del Premio Popular, Premio al Inventor Europeo 2022, que entrega la Oficina Europea de Patentes. Para resolver ese problema de monetización, García, que es investigadora del Centro de Automática y Robótica del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas, fundó Marsi Bionics, empresa que comercializa dicho exoesqueleto. “Es fundamental poder monetizar el invento que has tardado tanto tiempo en desarrollar porque de otra forma tanto trabajo y tantos beneficios no irían a ninguna parte”, concluye García.