¿Cómo ser una empresa certificada? El caso de Plátano de Canarias
NORMA/ En España existen cientos de certificaciones que acreditan el compromiso medioambiental de las empresas, con lo que además de medir y reducir su impacto ambiental consiguen mejorar las ventas.
Hace ya más de una década, en 2011, Plátano de Canarias quiso conocer la huella de carbono que generaba la elaboración de su producto. Realizó un exhaustivo análisis de las fases del ciclo de vida de su característico plátano, que le permitió incorporar mejoras en la producción, y finalmente consiguió una certificación por parte de Aenor, una de las entidades certificadoras en España. Hace sólo unos días, esta misma certificadora le entregó la renovación de aquel documento donde se evidencia la reducción de su huella con respecto a hace once años. Con un 1 kg de plátanos de Canarias, como medida de referencia e incluyendo todas las etapas de campo, empaquetado, distribución, consumo y fin de vida, el primer certificado, entregado en el año 2013, reflejaba una cifra de 249 gramos de CO2 por kilo. En 2018 la cifra se redujo a 195,16 gramos, y en el reconocimiento entregado hace unos días se verificó una huella de 120,71 gramos de CO2 por kilo, menos de la mitad que hace una década.
Diferenciación
“En estos últimos años el sector ha realizado grandes avances en sostenibilidad, pero las mayores exigencias medioambientales vienen de la legislación europea, que nos marca grandes retos y estándares en materia de sostenibilidad, y estos requisitos no se le exigen a las bananas producidas en terceros países y que abastecen el mercado europeo”, comentan desde a la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias (Asprocan).
El certificado implica, por tanto, no sólo la capacidad de conocer y controlar el impacto de la actividad de fabricación de un producto, sino que favorece la competitividad de las empresas certificadas e incrementa la transparencia hacia terceros, lo que normalmente se refleja en las ventas.
Además de la huella de carbono existen cientos de certificaciones medioambientales en España para avalar un producto o a toda una empresa. La pregunta es: ¿Por dónde empezar? ¿Cómo ser una empresa certificada? Lo primero es, como explican desde Aenor, “pensar que el producto es diferente al resto del mercado”. Y, a través de una empresa de consultoría externa se inicia un proceso de medición, en este caso de la huella ambiental, pero podría ser del consumo energético, de las sustancias químicas que contiene un producto o de la sostenibilidad de una construcción. Una vez realizada la medición
Antes de verificarse, la empresa tiene que medir su impacto con un agente externo y conseguir reducirlo
y tomadas las decisiones oportunas para reducir el impacto es el momento de acudir a uno de los certificadores autorizados por la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC). Estos son Aenor, Bureau Veritas o Tüv, entre otras. “Damos fe de que los cálculos y las acciones de reducción son reales, que se han ejecutado y alcanzado los objetivos y aseguramos que cumple esa norma de referencia”, explica José Magro, director de Sostenibilidad de Aenor.
La mayoría de las certificaciones están relacionadas con el cumplimiento de una norma de referencia creada por un organismo de normalización: UNE, en el caso de España, e ISO, a nivel internacional. Son quienes en la mayoría de los casos impulsan las nuevas certificaciones. La creación de una nueva norma suele llevar hasta 5 años de debate en grupos de trabajo hasta que finalmente se publica, y a partir de ese momento puede comenzar a certificarse por parte de las entidades autorizadas. “El punto de partida para el común de las empresas en temas de certificación ambiental es la norma ISO 14001”, comenta el director de Sostenibilidad de Aenor. Esta norma demuestra que las empresas son responsables y están comprometidas con la protección del medio ambiente.
Cambio climático y economía circular son las grandes áreas de certificación medioambiental
Tendencias
Dado ese primer paso, y dentro del marco medioambiental, existen dos grandes ámbitos en los que las empresas pueden certificarse: cambio climático y energía, y economía circular. En el primer caso, destacan la norma ISO 14064, que proporciona herramientas para reducir las emisiones de GEI o la ISO 50001, que ayuda a las organizaciones a implantar una política energética y a gestionar adecuadamente los aspectos energéticos derivados de su