Interpretar las señales y aplicar soluciones
Quienes se van tienen otros problemas... y distintas soluciones. Muchos habrán pasado la última semana tratando de interpretar las señales de peligro que podían amenazar su puesto: el tipo de contrato determina el lugar en la posible lista de despedidos; igual que la antigüedad en la empresa, por lo que se refiere a los costes de indemnización; o en qué medida uno es imprescindible (nadie lo es), para preocuparse de si desempeña funciones que pueden ser realizadas por otros.
La contribución que cada profesional hace a los resultados de la compañía en comparación con su salario es otro factor predictor, igual que el departamento en el que trabaja, y en qué medida aporta o no valor a la organización.
Si, finalmente, usted es uno de los despedidos, no hay tiempo que perder. Lo primero es analizar sus posibilidades de reinvención profesional. Esto significa conocer la propia capacidad de sacar partido de aquello que ya sabe hacer en otro sector, puesto o actividad, y supone tomar caminos diferentes o alternativos si es que ha adquirido las competencias básicas que puede aplicar en otro campo, respondiendo a las exigencias del mercado laboral o a aquello que buscan las empresas.
No se trata tanto de lo que ha hecho hasta ahora como de las habilidades que ha conseguido, y que tienen que ver con el nuevo puesto que pueda lograr. Por eso conocerse uno mismo es una clave para dar con la fórmula del empleo.
Y en esa fórmula magistral debe haber consistencia profesional, porque hoy no vale cualquier destreza.
Asimismo, es importante tener un plan de acción basado en la educación (que esté sostenido por el aprendizaje permanente), en la exposición (un plan de acción que ponga en práctica lo aprendido) y en la experiencia.