Qué pasa con los ‘supervivientes’...
Lo primero que tendrá en cuenta una empresa en esta situación es que no puede permitirse un equipo de profesionales aquejados del síndrome del superviviente. No le conviene que los que se quedan se consideren víctimas, aunque sea evidente que tendrán que soportar una carga de trabajo y responsabilidades adicionales mucho más pesadas y complicadas que las que tenían antes del despido masivo.
Quienes permanecen en la organización necesitan una reafirmación clara de su propia seguridad. Muchos querrán saber los motivos que llevaron a escoger a otros para ser despedidos, y también pedirán información y garantías sobre su futuro y el de la compañía. El proyecto de la empresa suele ser lo más motivador para los que se quedan, mucho más que la compensación económica, que en casos como este pasa a un segundo plano. De ahí que, en una situación como la que viven ahora Twitter o Meta no resulta conveniente que los líderes de la organización se acostumbren a desaparecer para planificar el futuro.
En todo caso, los supervivientes necesitan interactuar con los líderes de la organización de manera constante.
Quienes se quedan necesitan además estar seguros de que las decisiones drásticas que ha tomado la dirección de la compañía o el nuevo dueño son buenas para el futuro de la organización y del negocio del que depende su puesto.
Aunque parezca de perogrullo, hay organizaciones y líderes de éstas que no entienden que, en un proceso drástico de reestructuración o de despido, la claridad sobre la marcha y el futuro de la compañía lleva implícito el premio del compromiso, la motivación y la productividad por parte de los que permanecen.
En situaciones como las que viven ahora Twitter o Meta, con los despidos masivos en los que se empeñan sus directivos, muchos supervivientes tienden a actualizar sus currículos e inician una búsqueda activa de trabajo.
No tiene nada de particular, ya que en condiciones normales hoy se acepta que cualquiera, en cualquier momento, busque un nuevo empleo desde el que ya tiene, pero la circunstancia de un despido masivo en una compañía puede acelerar el deseo de búsqueda; aunque también hay que tener en cuenta que este tipo de procesos pueden suponer una buena oportunidad para que los que se quedan analicen de forma productiva su propio desarrollo de carrera. Es el momento de identificar nuevas capacidades profesionales necesarias u oportunidades de formación para aumentar el propio valor profesional.