El ‘coopexit’ de Orona y Ulma mueve las aguas en el grupo Mondragón
GOLPE A LA IMAGEN Y HACHAZO A LOS RECURSOS/ Las dos cooperativas, de las más grandes y rentables de la corporación, plantean su salida para decidir solas el reparto y el uso de sus beneficios.
Sólo seis años después del rediseño organizativo derivado del shock por el hundimiento de Fagor Electrodomésticos, las aguas vuelven a bajar movidas por las cooperativas de la corporación Mondragón. Superado ya el frenazo de la pandemia y con las ventas reactivadas pese a la crisis energética y de suministros, la corporación afronta ahora el previsible abandono de dos de sus grandes empresas industriales: Orona y Ulma. Este proceso –al que en Guipúzcoa, sede de Mondragón, se conoce ya como coopexit– ha abierto en Euskadi el debate sobre la solidez de la filosofía solidaria cooperativa.
Los consejos rectores de ambas sociedades (órganos de gobierno similares al consejo de administración) van a plantear a sus cooperativistas salir de la corporación y seguir su futuro empresarial en solitario, sin los lazos y los compromisos que vinculan a las empresas integradas en Mondragón.
Hasta ahora, los responsables de las dos empresas separatistas no han explicado formalmente por qué plantean la salida, ni siquiera a los socios trabajadores, que se quejan de no haber participado en el debate y ven la sombra de antiguos directivos de Orona en la iniciativa, tras años de un fuerte proceso de crecimiento inorgánico fuera de Euskadi. Al rebufo del fabricante de ascensores y sistemas de elevación se ha puesto Ulma, especializada en andamios, que ya protagonizó en la década de los 90 un movimiento de ida y vuelta a Mondragón, provocado entonces por discrepancias sobre la organización de las divisiones del grupo en función de los sectores, y no de las comarcas geográficas.
Menos ataduras
En medios cooperativos dan por hecho que, con su coopexit, Orona y Ulma quieren menos ataduras a la hora de repartir sus resultados (de los más abultados de las cooperativas industriales de Mondragón) y una mayor flexibilidad en la escala salarial. También buscarían su exención en las aportaciones al fondo de solidaridad (2% del resultado).
La corporación ha respondido ‘no’ a la propuesta de seguir dentro con menos compromisos
En 2021 Orona y Ulma tuvieron juntas ventas de 1.700 millones y beneficio de 150 millones
El congreso anual de Mondragón debate mañana la salida, aunque no está en el orden del día
Hace unos años, las dos empresas fueron las únicas en quedar al margen de contribuir a financiar instrumentos corporativos de crecimiento, como Mondragón Inversiones; y pusieron en marcha sus propias herramientas: Ulma, por ejemplo, emitió pagarés.
Muchas cooperativas vieron en esta exención en la contribución de Orona y Ulma a los instrumentos comunes de Mondragón un golpe a la filosofía de solidaridad intracooperativa. Ahora, ambas firmas habrían propuesto a la corporación quedar también al margen del fondo de solidaridad (destinado sobre todo a ayudar a cooperativas en pérdidas) y de otras reglas internas. Pero la dirección de Mondragón se ha negado a nuevas cesiones a estas empresas. De ahí que Ulma y Orona hayan optado finalmente por el coopexit total.
Paraguas diplomático
De consolidarse su salida, las dos quedarían fuera del paraguas “diplomático y de imagen” que ofrece la corporación, que supone un respaldo esencial para las cooperativas, sobre todo en el exterior.
Tampoco podrán recurrir al amparo del grupo para asuntos de recursos humanos, sobre todo para cubrir cargos gestores y directivos.
Sin embargo, y de acuerdo con las reglas internas, los socios de Ulma y Orona seguirán cubiertos por Lagun Aro (la seguridad social propia de la corporación) y podrán acogerse a las ventajas que ofrece Laboral Kutxa, cabecera de la división financiera. Así ocurre actualmente con los trabajadores de Irizar, el fabricante de autobuses guipuzcoano que abandonó el grupo cooperativo hace casi 15 años.
Para Mondragón, el coopexit supondría un hachazo a los recursos de su fondo solidario, al que aún contribuyen Orona y Ulma, que destacan como dos de las cooperativas industriales más rentables. En 2021 tuvieron un beneficio neto de 84 y de 66 millones de euros, respectivamente. La salida de las dos firmas emborronaría también la tarjeta de presentación de Mondragón, que tendría que restar a sus credenciales los 1.700 millones de facturación conjunta de ambas empresas, el 15% del total de la corporación.
Congreso anual
Aunque no figura en el orden del día, el abandono de Orona y de Ulma será sin duda un asunto de debate en el congreso anual, órgano similar a la asamblea general de una sociedad anónima, que la corporación Mondragón celebra mañana en San Sebastián, con varios meses de retraso debido aún a los efectos de la pandemia. En él, el grupo repasará sus expectativas para este ejercicio y aprobará una ponencia sobre Laboral Kutxa. Esta entidad financiera va a modificar su mecanismo para pagar el grueso de los gastos de los servicios centrales de Mondragón. Según fuentes cooperativas, el cambio no afecta al montante que aporta Laboral ni obliga a una redistribución entre las socias.