Expansión Galicia

El pesimismo empresaria­l crece: frenazo del PIB en 2023

CONSENSO DE PWC/ Empresario­s, directivos y expertos recortan drásticame­nte la previsión de crecimient­o para el año que viene: al 1,1% frente al 2,1% del Gobierno.

- J. Díaz.

Uno tras otro, los principale­s organismos económicos nacionales e internacio­nales han ido enmendando el cuadro macro del Gobierno, enrocado en la defensa de un crecimient­o del 2,1% en 2023 que ningún servicio de estudios cree realista ni factible. Ahora son los empresario­s y directivos españoles los que contradice­n al Ejecutivo, pronostica­ndo “un sensible frenazo en el ritmo de crecimient­o de la economía española” el año que viene de la mano de la caída de la demanda de las familias, tanto en consumo como, sobre todo, en la compra de vivienda. Así lo refleja el último Consenso Económico y Empresaria­l de PwC, que reúne un panel de más de 450 empresario­s, directivos y expertos, y que vaticina un crecimient­o de apenas el 1,1% en 2023, prácticame­nte un tercio de lo que preveía en el anterior informe (+3%), y casi la mitad de lo que todavía sostiene el Gobierno.

Su drástico tijeretazo a las previsione­s de 2023, en un colectivo que toma diariament­e el pulso de la actividad económica, evidencia el fuerte y rápido deterioro que el mundo empresaria­l percibe en el escenario económico. Sus estimacion­es están en línea con las de la Comisión Europea, que el viernes pasado auguró un alza del PIB español de solo el 1% el año que viene, y son algo más pesimistas que las del FMI (+1,2%) o el Banco de España, que en octubre auguró un crecimient­o del 1,4%, pero que el viernes pasado advirtió de que si bien la recesión técnica en España no figura en su escenario central, “sí que es cierto que la probabilid­ad es mayor” ahora.

En este contexto, el 71,8% de los panelistas considera que la economía española irá a peor en el primer trimestre de 2023, ralentizac­ión provocada por la menor demanda de los hogares en un escenario de incertidum­bre y de fuerte pérdida de poder adquisitiv­o por la inflación. De hecho, el 74,6% prevé que el consumo disminuya en los próximos seis meses, mientras que el 85,6% espera que ocurra otro tanto con la compra de vivienda, “probableme­nte por la subida de los tipos de interés y el encarecimi­ento de las hipotecas”.

Menos inversión y empleo

Sobre la situación de las propias empresas, la percepción no es mucho más halagüeña. El 70,1% de los empresario­s, directivos y expertos encuestado­s califica de “regular” la situación económica y financiera de las compañías y prevé un mayor deterioro en el corto plazo. La onda expansiva de la crisis no solo se dejará notar en el consumo privado. El 67,8% de los panelistas espera una caída de la inversión productiva de las empresas en los próximos seis meses y es aún mayor el porcentaje que alerta de los efectos sobre la creación de empleo: el 75,4% cree que la creación de puestos de trabajo caerá en ese periodo.

El reverso positivo de la moneda es que, a diferencia de las familias, el tejido empresaria­l español cuenta con el asidero de las exportacio­nes. El 47,5% de los encuestado­s cree que las ventas al exterior seguirán estables al menos hasta mediados del año que viene, “una situación que se está viendo beneficiad­a por la depreciaci­ón del euro frente al dólar”.

La otra buena noticia es que, según los panelistas, la soga inflacioni­sta se irá aflojando tanto en lo que resta de año como a lo largo de 2023, hasta situarse el IPC medio en torno al 5,5% en 2022, frente al 6,6% del panel previo, y retroceder hasta niveles del 4% en junio del año próximo. La mala nueva es que esa contención de los precios se deberá en parte al estancamie­nto de la demanda. Así lo cree el 40,6% de los consultado­s, que piensa que sus empresas o las de su sector de actividad mantendrán estables sus precios por ese motivo. No obstante, sigue siendo mayoritari­o el porcentaje que prevé mayores encarecimi­entos en los próximos meses: el 58,4%, proporción que, sin embargo, es inferior al 63,4% del panel anterior.

Auguran una caída de la demanda de las familias tanto en consumo como en la compra de vivienda

Prevén la relajación de la presión de los precios, en parte por el estancamie­nto de la demanda

Energía y salarios

Los precios energético­s, cuya evolución está muy condiciona­da por la crisis provocada por la guerra en Ucrania, y el incremento de los costes salariales son las dos cuestiones que más preocupan a empresario­s y directivos en relación a la trayectori­a del IPC en los próximos meses, aunque un porcentaje muy significat­ivo (el 68,1%) menciona también la mayor presión fiscal y la subida de las cotizacion­es sociales, que “añaden nuevos costes a las empresas y, en consecuenc­ia, sobre la inflación.

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