Expansión Galicia

Por qué se esfuma la vivienda en alquiler

- Por Carlos Polanco

El sintagma valor refugio continúa resonando con fuerza. En una nueva semana negra para los gurús cripto, pero en la que las bolsas parecen volver a mostrarse como una buena opción de inversión, la vivienda también sigue estando ahí, como otro activo en el que guarecerse y no quedar a la intemperie, allí donde la inflación campa a sus anchas, sin un banco central capaz de aplanarla. Así, la idea de comprar un inmueble con el principal propósito de ponerlo en el mercado de alquiler es muy socorrida, sobre todo en España, un país donde históricam­ente ha habido querencia por el ladrillo. Cierto es que la rentabilid­ad de una vivienda depende de muchos factores, desde su localizaci­ón hasta sus caracterís­ticas, pero es un valor seguro en el largo plazo, una vez que se haya superado el episodio inflacioni­sta actual. Y, aunque en las principale­s capitales del país sea precisamen­te donde la rentabilid­ad de la vivienda es menor, es en ellas donde se asegura un flujo constante de ingresos, habida cuenta de lo poco que duran en el mercado los inmuebles en alquiler en ellas. Porque algunas no permanecen más que unas horas.

Un reciente informe del portal inmobiliar­io Idealista revela que, en las diez capitales españolas donde más contratos de alquiler se formalizar­on durante el mes de octubre, el 15% de las viviendas duraron menos de un día en el mercado. De todas ellas, donde más viviendas se esfuman al cabo de ese periodo es en Valencia (el 19%). Tras ella están Las Palmas de Gran Canaria (18%), Zaragoza (17%), Alicante, Granada, Palma de Mallorca (las tres con el 16%), Málaga (15%), Barcelona, Madrid (ambas con el 14%) y Sevilla (13%). Y esto es sólo la punta del iceberg, porque como explica Francisco Iñareta, portavoz de Idealista, esta estadístic­a “sólo tiene en cuenta las viviendas ya retiradas del mercado, en las que su propietari­o está convencido de haber encontrado a su inquilino y ha eliminado el anuncio, pero no a aquellas que a pesar de haber recibido cientos de contactos dejan de recibir nuevas solicitude­s hasta confirmar todos los flecos de la operación, por lo que el porcentaje de viviendas que dejan de estar disponible­s para los potenciale­s inquilinos podría ser aún mayor”.

¿Qué explica esta voracidad por buscarse un nuevo hogar? Principalm­ente, se debe a que la demanda no se detiene: los posibles inquilinos ni pestañean a la hora de lanzarse a por un inmueble que cumpla sus necesidade­s, o que simplement­e suponga un chollo en una de estas capitales donde los inmuebles baratos escasean. El mismo informe demuestra que cuanto menor es el rango de precios de los inmuebles estudiados, mayor número desaparece­n en menos de 24 horas, y viceversa: lo hacen un 17% de los que tienen un precio inferior a los 750 euros al mes, un 15% de los que están entre 750 y 1.000, un 11% de aquellos entre 1.000 y 1.500, y un 9% de los que son más caros que 1.500 euros al mes. En Madrid y Barcelona, donde se firman buena parte de los cientos de miles de contratos de alquiler formalizad­os en España cada año, estos datos son aún más extremos. En la capital de España, desaparece­n el 29% de los que cuestan menos de 750 euros, mientras que en la Ciudad Condal lo hacen, casi una de cada tres, el 32%. Si es que todavía quedan muchos pisos en alquiler por ese precio, después de las fuertes subidas producidas en Madrid (10,4%) y sobre todo en Barcelona (22,3%) en el último año.

Si había algún tipo de previsión de que la demanda en el mercado del alquiler se fuera a detener en algún momento, esta se ha equivocado de pleno. La idea que subyace en esta previsión tenía que ver con una relajación en el mercado de trabajo, pero esta no se ha producido y por ahora no lo hará, a juzgar por las palabras del pasado viernes del ministro José Luis Escrivá, en las que hizo referencia a un arranque de noviembre “muy dinámico” en empleo y afiliación. Por otra parte, es insoslayab­le el hecho de que habrá una caída, más leve que moderada, de la demanda de compra de vivienda, por unas condicione­s de financiaci­ón que las entidades continúan endurecien­do, con el consecuent­e trasvase del mercado de la venta al del alquiler. Los anuncios de arrendamie­nto de inmuebles seguirán teniendo una esperanza de vida muy corta mientras las ansias por alquilar no se relajen.

El 15% de las viviendas en alquiler duran menos de un día en el mercado

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