Londres gasta 5.500 millones en controles tras el Brexit
REINO UNIDO/ El Gobierno asume gastos innecesarios por el retraso en la implementación del sistema prometido.
Tener la “frontera más efectiva del mundo” era una de las promesas de Reino Unido para reducir el impacto de su divorcio con la Unión Europea (Brexit) en el control de la importación de alimentos al país. Transcurridos más de tres años de que se hiciera efectiva la separación, esos controles solo se han implementado de forma parcial y no hay ninguna previsión creíble de cuándo se podrán aplicar. Consecuencia: el gasto incurrido en los controles de este tipo asciende ya a 4.700 millones de libras (5.500 millones de euros) y una parte significativa ha sido inútil, según un informe publicado ayer por la Oficina Nacional de Auditoría (NAO).
El informe de este órgano de control explica varios ejemplos que ilustran cierta sensación de improvisación en las autoridades británicas. Por ejemplo, con la contratación de 520 personas de Port Health Authorities, el organismo encargado de evitar que entren enfermedades y las buenas condiciones de la comida importada a través de puertos y aeropuertos. De esos profesionales, 370 se demostraron innecesarios.
Además, Londres destinó 258 millones de libras (302 millones de euros) para instalaciones fronterizas pensando que se experimentaría un incremento de la demanda que finalmente no se produjo.
Y otro ejemplo más: el Gobierno se gastó 62 millones de libras (73 millones de euros) en instalaciones en el punto fronterizo de Dover, “pero después decidió que no eran necesarias cuando adoptó un nuevo sistema de controles”, según la NAO.
Cinco retrasos
“El Gobierno ha cambiado y retrasado de forma repetida sus planes para la introducción plena de controles en la importación tras el Brexit. Esto ha derivado en incertidumbre para los negocios y costes extra para el Gobierno”, concluye el citado organismo, que recuerda que hoy solo se está operando un régimen de control parcial tras decretarse cinco retrasos. Esta situación ha reducido la capacidad de las empresas y de los puertos para prepararse para los cambios.
En este ejercicio, Reino Unido ha introducido controles sanitarios y fitosanitarios en frontera de productos vegetales y animales, la última fase de las cuales entró en vigor el pasado 30 de abril. La próxima está prevista para octubre.
Muestra de la complicación que ha supuesto el Brexit es que solo en 2022 los importadores presentaron 39 millones de declaraciones entre la UE y Gran Bretaña. La situación podría ser más complicada porque el país solo lleva a cabo el 10% de los controles requeridos en la importación de animales vivos y no llega al 50% en las plantas.
Esta falta de controles podría explicar que el coste de las declaraciones en frontera sea inferior a lo calculado en 2019. El Tesoro preveía que fuesen 7.500 millones de libras (8.800 millones de euros) al año y ahora va a revisar ese importe a la baja.
Estos datos se conocen pocos días después de que el primer ministro, Rishi Sunak, lanzase un plan para promover la producción de alimentos en Reino Unido, dado que actualmente el país importa el 80% de todo lo que come, con honrosas excepciones como la carne y los cereales.
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