Donald Trump, un hándicap para el Partido Republicano
ELECCIONES/ El expresidente se niega a retrasar el anuncio de su candidatura, tal y como le han pedido los conservadores.
“Por supuesto que me voy a presentar y quiero que la gente lo sepa”. Ni los malos resultados cosechados por la marea roja en las últimas elecciones ni sus compañeros de partido han conseguido convencer a Donald Trump para retrasar el anuncio de su candidatura a las presidenciales. Al cierre de esta edición, el “gran anuncio” de Trump seguía previsto para esta madrugada.
Entre los republicanos crecen las voces críticas, aunque en privado. Sólo los que se jubilan se atreven a enfrentarse abiertamente al expresidente. “El partido necesita superar a Donald Trump”. Son palabras del actual senador conservador por Pensilvania, Pat Toomey, que se retira de la política y no optaba a la reelección. Precisamente, el cambio de color en su escaño ha dado la victoria a los demócratas en el Senado.
Los republicanos necesitan tiempo para analizar el nuevo escenario político, en el que parece –aunque todavía no es seguro- que controlarán la Cámara de Representantes. Al cierre de esta edición, están a falta de un solo escaño para lograr la mayoría (con quince todavía en disputa). Sin embargo, el avance demócrata en el Senado les ha cogido por sorpresa. Y todavía falta repetir una segunda vuelta de los comicios de medio mandato en Georgia el 6 de diciembre.
Pero Trump no ha querido esperar ni atender a las peticiones de su propio partido. Durante su participación en la campaña de medio mandato, apoyando a los que tendrían que ser sus lugartenientes, prometió que el martes 15 de noviembre haría un gran anuncio en su mansión de Florida y el expresidente se ha negado a decepcionar a sus seguidores.
Si se mantiene su hoja de ruta, al frente de su campaña estará Susie Wiles, colaboradora de Trump desde hace años y una de las piezas clave que hizo que el expresidente ganara en Florida en los pasados comicios. También estará en el equipo el estratega Chris LaCivita y Brian Jack, exasesor político de la Casa Blanca, así como Boris Epshteyn, uno de sus consejeros de mayor confianza.
El simple hecho de elegir Florida para su gran anuncio es ya todo una muestra de intenciones y un mensaje para los republicanos. El conocido como estado del sol es el hogar de Ron DeSantis, el gobernador conservador que arrasó la semana pasada en las elecciones y que todas las quinielas señalan como el gran rival de Trump en las primarias republicanas para liderar el partido en las próximas elecciones presidenciales.
Como telón de fondo, está el escenario elegido: la mansión del expresidente conocida como Mar-a-Lago, que ha sido objeto de polémica en las últimas semanas, sobre todo tras el registro del FBI en busca de documentos clasificados, alimentando las teorías que ensalzan a Trump como la víctima de una gran conspiración secreta.
Está por ver si después de los últimos resultados electorales esta técnica es o no efectiva, más allá de los titulares y la fama en redes sociales. En los comicios de medio mandato, los analistas coinciden a la hora de señalar a los negacionistas y candidatos apoyados por Trump como los grandes perdedores.
Pero nada de esto importa al expresidente. En su caso, no solo está en juego el liderazgo de EEUU, sino también el futuro de sus múltiples frentes judiciales, tanto personales como empresariales. La última polémica de esta semana señala a los gastos millonarios de mandatarios extranjeros en el hotel que el presidente poseía en la capital al tiempo que ocupaba la Casa Blanca.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, es uno de los favoritos de los conservadores