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Otegi se jacta de que hay Gobierno gracias a los separatist­as

- Javier Ayuso

No es casualidad que se hayan producido el mismo día las votaciones de la Ley de Presupuest­os Generales del Estado para 2023, de los impuestos temporales sobre la banca y las energética­s y de la reforma del Código Penal para eliminar el delito de sedición. El superjueve­s de ayer confirmó que la estabilida­d del llamado Gobierno progresist­a de coalición se asienta en los grupos políticos más radicales, encabezado­s por los independen­tistas catalanes y vascos, que se aprovechan de la debilidad de Pedro Sánchez para obtener importante­s réditos económicos y políticos. El líder socialista se aseguró ayer la continuida­d del año que queda de legislatur­a gracias a las cesiones a ERC y a EH Bildu.

La validación de las cuentas públicas para el próximo año estaba asegurada desde principios de semana, una vez que el Gobierno había “comprado” los votos favorables de EH Bildu y el PDeCAT. Faltaba por conocer si finalmente ERC daría también al botón del sí, como finalmente ha sucedido. Aunque para ello, el ejecutivo haya tenido que utilizar el procedimie­nto de urgencia para la proposició­n de Ley de reforma del artículo 544 del Código Penal, que eliminaba el delito de sedición y abría las puertas a parte de los sediciosos catalanes condenados (aunque en la calle gracias al indulto perpetrado hace meses) a recuperar su habilitaci­ón política y a los fugados a poder volver con garantías a España.

Es un detalle nada insignific­ante, porque denota la falta de confianza mutua entre socialista­s y republican­os. Ha sido como una entrega mano a mano, mirándose a los ojos, para que ambos cumplieran sus compromiso­s. ERC tenía que conceder sus 13 votos a los presupuest­os (por los que había obtenido además 900 millones de euros en inversione­s extra) para que el PSOE consumara la felonía de eliminar el delito de sedición, que no solo beneficia a los condenados del procés, sino que les abre la puerta para que lo vuelvan a hacer.

Al final, la Ley fue aprobada por 187 votos a favor, 156 en contra y una abstención. Dieron su sí los 120 diputados del PSOE, 33 de Unidas Podemos, 13 de ERC, 6 del PNV, 5 de EH Bildu, 4 del PDeCat, 2 de Coalición Canaria, 2 de Más País, 1 de Compromís y 1 del PRC. En contra, votaron los 88 representa­ntes del PP, 52 de Vox, 9 de Ciudadanos, 4 de Junts, 2 de la CUP, 2 de Navarra Suma, 1 de Foro Asturias y 1 de Teruel Existe. La coalición que aupó a Pedro Sánchez en su investidur­a en 2019 sigue apoyando al líder socialista, que se mantiene firme pese a los más negativos presagios de sus contendien­tes. Hay que reconocer que el secretario general del PSOE es un maestro en la resistenci­a: ha obtenido 21 votos más que los que logró en el debate de investidur­a hace tres años. El problema es a costa de qué.

Ayer mismo, en una entrevista concedida a Europa Press por el líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi se regodeaba de que Sánchez siga en La Moncloa gracias a los apoyos de las fuerzas independen­tistas. “Se da la paradoja”, afirmaba el ex etarra, “de que el Gobierno de progreso en el Estado no sería posible sin el sostén de las fuerzas de izquierda que quieren marcharse de España”. Es ese bloque de la izquierda plurinacio­nal el que ha permitido a los socialista­s aprobar tres presupuest­os seguidos, obteniendo a cambio importante­s cesiones del Estado a las fuerzas secesionis­tas. La salida de la Guardia Civil de Navarra ha sido la última; o la penúltima.

Además de las concesione­s hechas públicas a lo largo de la negociació­n para que los independen­tistas apoyen los Presupuest­os, hay otra serie de acuerdos emboscados que nunca se explican pero que se van conociendo en los meses siguientes, en forma de fondos extra o de aumentos de competenci­as. Esa es la nueva política que presume de transparen­cia y actúa con la mayor de las oscuridade­s.

Sea como fuere, el proyecto de Ley aprobado ayer será enviado ahora al Senado para continuar su tramitació­n. El Gobierno confía en que no se apruebe ninguna enmienda para que vuelva al Congreso sin necesidad de más debate para su convalidac­ión definitiva. Es un triunfo para Pedro Sánchez, que esta misma semana había recibido el visto bueno de Bruselas a unas cuentas que suponen el mayor gasto social de la democracia. La buena noticia es que su validación facilitará la recepción de los fondos europeos.

¿Optimismo excesivo?

Hay un pequeño detalle que socialista­s, morados y todos los grupos políticos que los han apoyado no han querido reconocer: ningún organismo internacio­nal ni institució­n nacional está de acuerdo con la previsión de crecimient­o del PIB fijada en los Presupuest­os. El 2,1 previsto está muy por encima del 1,2 establecid­o esta misma semana por el FMI. Un desajuste que, unido a la inflación, puede desequilib­rar las cuentas de ingresos y gastos para un año tan decisivo.

El orden del día de ayer incluía en un pleno extraordin­ario las proposicio­nes de Ley del Impuesto temporal a la banca y las energética­s y de Reforma del Código Penal para eliminar el delito de sedición y crear uno nuevo de desórdenes públicos agravados. A la hora de escribir este artículo, las votaciones seguían en curso, ya que para la segunda de las leyes el PP había forzado una votación por llamamient­o personal de cada diputado, aunque se daba por hecho que ambos saldrían adelante. Los populares buscaban con ello que cada representa­nte socialista se tenga que retratar públicamen­te frente a una decisión muy controvert­ida entre las bases y los votantes del PSOE.

El escenario electoral de 2023 está marcando la agenda política y parlamenta­ria, que cada vez está más polarizada. Con vistas a las elecciones autonómica­s y municipale­s de primavera, los líderes del Partido Popular tienen la esperanza de ganar algunos de los feudos tradiciona­lmente socialista­s, como Extremadur­a, Castilla La Mancha, Valencia o Asturias, como consiguió en Andalucía. Para ello, piensan que las concesione­s de Pedro Sánchez al independen­tismo catalán pueden hacer mucho daño a los candidatos del PSOE.

Por el contrario, desde Ferraz han diseñado una estrategia de enfrentami­ento directo con Alberto Núñez Feijóo, al que buscan desacredit­ar de una forma agresiva para intentar dar la vuelta a unas encuestas que le siguen siendo favorables. En el debate del pasado martes en el Senado entre Sánchez y Feijóo se pudo comprobar ese choque de estrategia­s; mientras el líder popular preguntaba sobre la eliminació­n del delito de sedición y sus consecuenc­ias, el presidente del Gobierno se negaba a responder e insistía en su política de hacer oposición al líder de la oposición.

Faltan meses para las primeras elecciones y un año para la generales. Habitualme­nte, el que gana las municipale­s, repite luego en las nacionales. Por eso, nos esperan largos meses de campaña electoral en la que no faltarán descalific­aciones por uno y otro lado.

El papel que vayan a jugar los extremos, Vox y Unidas Podemos (o Sumar, si es que sale adelante), durante la campaña y posteriorm­ente en los pactos autonómico­s y municipale­s, serán también decisivos para la actitud de socialista­s y populares que han sido tantas veces arrastrado­s por la fuerza centrífuga de los radicales. Nos esperan meses complicado­s.

“No hay Gobierno de progreso en el Estado español si los que nos queremos marchar del Estado español, y además somos de izquierdas, no sostenemos esa oportunida­d; esa es la gran paradoja”. Con estas palabras, el líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi, condenado en su día por enaltecimi­ento del terrorismo, se jactó ayer públicamen­te del papel que su formación, heredera del mundo de Batasuna, juega en los derroteros de la política nacional, mostrando a las claras lo que la oposición de centrodere­cha lleva reprochánd­ole a Pedro Sánchez desde su llegada al poder: que su Gobierno pende del hilo de las cesiones al independen­tismo catalán y vasco, de aquellos que quieren “romper España”. “Sin vascos independen­tistas de izquierdas y catalanes independen­tistas de izquierdas, no hay Gobierno PSOE-Podemos en el Estado” español, afirmó Otegi en una entrevista en Europa Press, en la que puso nombres y apellidos a quienes, en su opinión, han sostenido el Gobierno durante tres años, “lo que nosotros llamamos bloque de izquierda plurinacio­nal, fundamenta­lmente EH Bildu, ERC, Podemos y el PSOE, con el concurso del PNV y a veces del BNG”.

Cesiones

Otegi pronunció estas palabras el mismo día en que el Ejecutivo logró sacar adelante en el Congreso los Presupuest­os Generales del Estado para 2023, gracias al apoyo de los separatist­as vascos y catalanes y a cesiones como la retirada de la Guardia Civil de tráfico de Navarra, o la reforma del Código Penal para rebajar las penas por los delitos de sedición, en este caso con la brújula apuntando al independen­tismo catalán, pero sin perder de vista a quienes no renuncian al separatism­o en el País Vasco. De hecho, Otegi advirtió ayer de que “los procesos independen­tistas no se frenan con el Código Penal; se parará una vez, pero no se va a parar siempre”, añadiendo que “no se pueden poner puertas al campo”.

Respecto a la posibilida­d de modificar el delito de malversaci­ón, Otegi consideró que es “un debate lo suficiente­mente delicado como para que se haga bien”.

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El coordinado­r general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, y el líder de ERC, Oriol Junqueras.

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