Golpe proteccionista de Biden a Europa
La Casa Blanca dice que está dispuesta a trabajar para que se entienda mejor el alcance de la nueva Ley para la Reducción de la Inflación que ha puesto en marcha Estados Unidos. Sin embargo, Europa parece que ya la entiende perfectamente. En realidad la nueva medida no es más que un instrumento proteccionista que vulnera las normas de la Organización Mundial del Comercio y rompe las reglas de juego que Occidente lleva tanto tiempo impulsando para que no se distorsione la competencia en un economía globalizada y se desarrollen los mercados de manera eficaz. Lo que subyace detrás de estas subvenciones de la Administración Biden no difiere mucho del America First de Donald Trump y su visión unilateralista del mundo, en este caso en el terreno económico. La Ley contempla un paquete de ayudas por importe de 369.000 millones de dólares para empresas, dirigidas a impulsar las tecnologías limpias en el automóvil, renovables, baterías y uso intensivo de la energía. Ayudas que irán destinadas a compañías que inviertan en Estados Unidos y a consumidores de productos americanos. Lejos de favorecer la productividad, la Ley distorsiona la competencia castigando la eficiencia. Esto provocará una respuesta proteccionista de otros bloques económicos. De momento, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha amenazado con flexibilizar los mecanismos para que los países europeos recuperen las nocivas ayudas de estado a sus empresas. Una espiral perversa que puede herir de muerte a un libre mercado que ha sido el mayor motor de desarrollo mundial.