De todo un poco
paso hacia adelante” al prohibir la venta de coches con motores de combustión a partir de 2035, “las marcas de coches no pueden esperar a que sean las regulaciones las que marquen los tiempos de esta transición. Deben de ser ellas las que decidan centrarse no solo en sus clientes, sino también en el planeta”.
La ecomovilidad se desarrolla a distinta velocidad según las CCAA al albur de las infraestructuras más complejas y desarrolladas de sus grandes urbes, pero “vemos excepciones a esta norma”, señala Casas. “Ceuta y Melilla, por ejemplo, forman parte del PRTR y este año recibirán 10,2 millones para financiar inversiones directas en digitalización del transporte autonómico, transformación de la movilidad, reducción de las emisiones y mitigación del ruido”. “Hay muchas iniciativas a nivel regional para facilitar esta transición que harán que el país, poco a poco, tenga medios e infraestructuras de transporte que faciliten ser más amigables con el medioambiente”.
Los criterios de la exhibición de películas en salas de cine, e incluyo a las distribuidoras, son a veces por completo indescifrables. Tardan sin que se conozca la razón en estrenar películas, las estrenan en fechas nada favorables o en muy pocas salas o las fulminan en una semana con lo que si tienes la vida complicada o te despistas te quedas sin verlas. Como consecuencia, el aficionado vuelve a los viejos tiempos y si antes tenía que perseguir ciertas películas por los cines de barrio en programas dobles, ahora debe confiar en Google Maps para planificar una excursión a las ciudades de alrededor de la tuya para cazar, a veces en horarios imposibles, la película perseguida. O, sencillamente tiras la toalla y esperas a ver si hay suerte y la ha comprado alguna plataforma o, cada vez con menos posibilidades, la editan en DVD o Blu Ray. Así que puestos a dar consejos gratis a los señores de la exhibición, les sugiero que planifiquen sesiones extra para las películas que pasan de manera fantasmal por la cartelera.
Buena prueba de ello es que en estas fechas próximas a la desbandada vacacional de agosto nos encontramos con un estreno francés interesante. Alta Costura tiene algún parentesco con El Hilo invisible, el magnífico melodrama de Paul Thomas Anderson, al parecer inspirado en el genial Balenciaga. Ahora estamos en la mítica casa Dior y el relato se centrará en una de sus diseñadoras, una mujer madura, solitaria, que lleva en el rostro un mapa de decepciones y frustraciones. Un día en el metro le roban el bolso. Se lo devuelve al ver los diseños con la marca de Dior, una joven conflictiva, rebelde y con diversas cuentas pendientes con la vida. La diseñadora logra que la admitan como becaria en el elitista mundo de la trastienda creativa de Dior. Madre y maestra o quizás algo más, la relación de dos mujeres solitarias y heridas, se mezclan con el mundo y el espíritu de la creación y la moda. Digamos que la historia es convencional y que la película no juega a sorprender ni a provocar porque es en sus planteamientos bastante canónica. Lo que me gusta de esta película bien fabricada es que su directora Sylvie Ohayon, de la que no recuerdo ninguna otra, la dirige con estilo, una película sobre el mundo de la moda lo requiere, y una puesta en escena clásica, sin trampas ni cartón. Pero lo más notable de la película es el duelo entre dos actrices muy diferentes en edad y manera de actuar. La veterana diseñadora de Casa Dior es Nathalie Baye, una excelente actriz al que le van como anillo al dedo estos personajes secretos, golpeados, con ribetes de ternura y desesperación. Está sobresaliente.
Casi a su altura está Jade, la joven rebelde camino de la marginalidad o el despegue social, que interpreta con mucha frescura y sensibilidad Lyna Khoudri que ha ganado premios con Papicha y Les Bienhereux. Solo por ellas y por la sensibilidad visual de la directora merece la pena una excursión al cine.
Otra baza del cine francés es la mezcla habilidosa de cine de género y denuncia social y/o política, justo lo que hace Un escándalo de Estado. El soporte de género de la película es un thriller, muy a la francesa, en este caso la incautación de un alijo de drogas le permite a un periodista del diario Libération conectar con un narco, topo de la policía, que le revela que tras el lucrativo tráfico de drogas hay toda una trama oficial liderada por un ultracondecorado y brillante policía. La trama no es muy novedosa pero la película se deja ver merced a una puesta en escena muy energética, de Thierry de Peretti, muy acostumbrado a este tipo de películas, en la que se suceden los golpes de efecto y las secuencias de acción aunque la película tenga siempre el énfasis puesto en las redes de conexión Estado-Poder-Policía-Narcotraficantes. Los que disfrutamos años atrás con los noir, Círculo Rojo o Le Deuxieme Souffle, del maestro Jean-Pierre Melville, y comparamos aquellas películas teñidas de un nihilismo nietzscheano y a la vez humanista, miramos estas tan pegadas a una ficción que aspira a la documentalidad de la realidad con cierto despego aunque entretengan someramente. Esa tarea la completaba también de manera soberbia The Wire. Todavía hay clases en esto de las películas.
Acción en estado puro y cierta reflexión, de nuevo clásica, en clave nuevamente de thriller, es lo que promete la nueva película, La mente del asesino, protagonizada por Liam Neesson, ya un género en si mismo. Un reputado asesino en serie no cumple con un trato y debe eliminar a cuantos desean verlo muerto y eludir además al FBI, con el problema de que el killer está perdiendo la memoria. Si tienen ocasión revisen, por cierto Sicarius: La noche y el silencio, el espléndido thriller-noir, del malogrado Javier Muñoz, coguionista con Garci de El crack cero y descubrirán la hondura de su guion y su electrizante puesta en escena con dos actuaciones gloriosas de Víctor Clavijo y el gran Pedro Casablanc. La dirección de Martin Campbell, un consumado especialistas en películas de acción non stop, es la de un ultraprofesional en La mente del asesino pero el guion de Sicarius, similar a la de Neeson, le da mil vueltas.
La historia de ‘Alta Costura’ es convencional y no juega a sorprender ni a provocar, pero está bien construida
‘Un escándalo de Estado’ es un ‘thriller’, muy a la francesa, sobre la relación entre el poder y el delito