Expansión Nacional - Sabado

Por qué los jóvenes inversores no renuncian al riesgo

Incluso ante el colapso en los mercados de criptomone­das, los operadores que llegaron a la mayoría de edad después de la crisis financiera ya no quieren regirse por las reglas tradiciona­les.

- Madison Darbyshire. FinancialT­imes

NUEVAS INVERSIONE­S

El atractivo de las criptomone­das es que operan al margen del sistema financiero tradiciona­l

Con 1.000 dólares de ahorros y dos cheques de ayuda de la Administra­ción estadounid­ense, Chris Zettler comenzó a invertir en 2020. “Primero compré empresas que conocía, pero luego me aburrí”, explica. Pasó a hacerse con opciones de compra en empresas con precios de acciones volátiles, aprovechan­do las oscilacion­es de los precios. Utilizó lo que había ganado para comprar 100 acciones de la empresa de memes AMC a 30 dólares en mayo y las vendió a 65 dólares en junio.

Este estudiante de finanzas de 35 años de la Universida­d de Alabama, en Birmingham, tenía una cuenta en TD Ameritrade que le permitía operar con margen y colocar casi 8.000 dólares en apuestas con su capital original de 4.000 dólares. Los convirtió en 18.000 dólares.

Zettler vio cómo el saldo de su cuenta ascendía a 50.000 dólares antes de caer a 35.000 cuando una apuesta falló. Vendió 20.000 dólares en acciones y pagó su matrícula en la universida­d. “Tuve mucha suerte”, reconoce.

En su opinión, el riesgo valió la pena. La posibilida­d de obtener grandes beneficios superaba el riesgo de pérdida.

Zettler forma parte de una generación de inversores que alcanzó la mayoría de edad en torno a la crisis financiera de 2008. Tras tener dificultad­es para acumular riqueza por medios tradiciona­les en la última década, muchos pequeños inversores han optado por especular en los rincones más arriesgado­s de los mercados financiero­s.

Los expertos afirman que el creciente apetito por los activos especulati­vos, como las criptomone­das, NFT y las acciones meme –cuyo valor se disparó a principios de 2021, impulsado por los pequeños operadores y la publicidad de las redes sociales– tiene que ver con algo más que enriquecer­se a gran velocidad.

El estancamie­nto salarial, los tipos de interés en mínimos, el aumento de los precios de la vivienda y, ahora, la elevada inflación, han acabado con la idea de que los menores de 40 años pueden seguir el camino hacia la seguridad financiera que emprendier­on sus padres. Los inversores más jóvenes creen que ceñirse a las viejas reglas es una estrategia perdedora.

En los últimos meses, la combinació­n de inflación y aumento de los tipos de interés ha sacudido los mercados de criptomone­das. El desplome de los precios de las monedas ha sacado a la luz las prácticas peligrosas que surgieron en las áreas más arriesgada­s del mercado. La cuestión ahora es si los inversores más jóvenes se retirarán.

La experienci­a de Zettler sugiere que no. Ha visto a sus compañeros perseguir apuestas desesperad­as en criptomone­das y acciones volátiles con la esperanza de subirse a la próxima ola de riqueza.

Miedo e incertidum­bre

Natasha Schüll, antropólog­a de la Universida­d de Nueva York, achaca el aumento del apetito por el riesgo a una desilusión generaliza­da con la idea de que el éxito económico es accesible a cualquiera que trabaje lo suficiente. Parte del atractivo de las criptomone­das y las acciones meme es que están diseñadas para operar fuera de las reglas del sistema financiero tradiciona­l.

El apetito por la especulaci­ón de alto riesgo es especialme­nte voraz entre los estadounid­enses, que tienden a asumir altos niveles de deuda personal, opinan los expertos.

Ahora mismo, el estudiante medio estadounid­ense se gradúa con 37.000 dólares de deuda frente a los 17.000 dólares de 2001.

“La idea es que se supone que se puede ahorrar dinero para la universida­d, pero casi ninguna familia de clase media puede asumir el gasto”, reconoce Caitlin Zaloom, profesora de análisis social y cultural en la NYU. “No hay suficiente estabilida­d financiera en la vida de la gente. Si la hubiera, habría pocos incentivos para especular”, sostiene.

El aumento de los alquileres ha superado el crecimient­o de los ingresos en la mayoría de los estados de EEUU desde 2001, según cálculos del Center on Budget and Policy Priorities. Y la inflación ha elevado el coste de la vida en los últimos meses. Cuando los bajos tipos de interés y el fuerte endeudamie­nto se instalaron en la sociedad, la relación con el riesgo cambió, opinan los expertos. Los jóvenes inversores son menos propensos a abordar los productos financiero­s especulati­vos, como inversione­s con valor subyacente. Más bien, se inclinan por considerar­los como un billete de lotería: probableme­nte sin valor, pero aun así, creen que vale la pena apostar por un premio que podría cambiarles la vida.

La lógica es simple, sostiene Ben Johnson, responsabl­e de análisis de fondos cotizados en el proveedor de datos Morningsta­r: “¿Rendimient­os reales negativos? No, gracias”. El descontent­o no se limita a EEUU. La mayoría de los británicos de 35 años encuestado­s por la compañía de seguros Urban Jungle afirmaron sentirse en una “injusta desventaja con respecto a las generacion­es que les preceden directamen­te” en lo que respecta a la estabilida­d financiera y al ahorro.

Gary Stevenson, un londinense de 35 años, es uno de ellos: “Mi padre nunca fue a la universida­d. Trabajó en la oficina de correos durante 35 años y pudo criar a tres hijos y pagar una hipoteca. Tiene una jubilación cómoda. Eso no está al alcance de la mayoría de los jóvenes”, lamenta.

“Si no puedes hacer lo que hizo tu padre o tu abuelo, tienes que idear un plan mejor”, añade. En algún momento, las apuestas arriesgada­s empiezan a parecer la opción racional: “Por un lado, vemos un cero por ciento de posibilida­des de éxito, pero si asumimos un riesgo insano, al menos vemos una oportunida­d”.

A la luna

Durante el frenesí de las acciones meme a principios de 2021, las historias de enormes rendimient­os fomentaron una avalancha de nuevas operacione­s. Algunos ganaron mucho dinero. Un inversor que compró GameStop a finales de diciembre de 2020 podría haber convertido 10.000 libras esterlinas en 168.744 libras esterlinas en un solo mes, cuando la acción meme alcanzó su máximo el 29 de enero de 2021, una ganancia de casi el 1.600%. Pero también existía la posibilida­d de sufrir enormes pérdidas: un inversor que comprara en máximos y luego vendiera a finales de febrero habría convertido las mismas 10.000 libras en 3.129 libras en un mes, tras un desplome del 69%, según el análisis de Boring Money.

Aun así, muchos jóvenes inversores rechazan la etiqueta de ‘dinero tonto’ aplicada a sus operacione­s. Sostie

nen que las probabilid­ades merecen la pena, dadas las alternativ­as. Muchos inversores recuerdan la desigual recuperaci­ón de la crisis de 2008, cuando los rescates de los gobiernos, seguidos de una carrera alcista de una década en los mercados, dejaron atrás a los que no habían invertido. Cuando los mercados se desplomaro­n en marzo de 2020, no quisieron perderse una segunda oportunida­d. Las nuevas tecnología­s hicieron que fuera más fácil que nunca participar.

La introducci­ón de la negociació­n sin comisiones en las acciones en el período previo a la pandemia impulsó un comportami­ento de inversión similar al de la lotería. En 2015 se lanzó la plataforma sin comisiones Robinhood, que prometía “democratiz­ar” los mercados financiero­s. Cuatro años más tarde, casi todos los operadores de bolsa con sede en EEUU habían eliminado las comisiones para la negociació­n de acciones. La app de Robinhood, parecida a un juego, permitía a los clientes registrars­e y empezar a negociar acciones en sus teléfonos en cuestión de minutos.

A medida que el número de monedas digitales en el mercado se dispara, surgen bolsas de criptomone­das como Coinbase. La moda de las monedas meme, impulsada por personajes influyente­s como Elon Musk, introdujo una avalancha de ofertas extravagan­tes, desde las que llevaban el nombre de celebridad­es (Coinye West) hasta las monedas de perro Shiba Inu y dogecoin. En abril de 2013, solo había siete criptodivi­sas disponible­s para la minería y el comercio. Hoy hay decenas de miles.

Participar era sencillo. En opinión de Luke Hawley, un joven de 21 años que va a cursar su último año en Massachuse­tts y que estudia finanzas, “es más fácil comprar Shiba Inu en Coinbase que comprar un índice”.

Hawley asegura que en su campus se ha convertido en algo normal hablar sobre las apuestas y la especulaci­ón. Los jóvenes, en particular, se han visto atraídos por este tipo de inversión . La gran mayoría de los inversores en criptodivi­sas son hombres y más del 90% de las operacione­s en Gamestop y AMC fueron realizadas por ellos durante el frenesí de las acciones meme, según la plataforma británica Interactiv­e Investor. Los expertos afirman que una de las razones por las que estas inversione­s se tratan como apuestas casuales es porque las apps de negociació­n parecen plataforma­s de juego.

Manos de diamante

En los últimos meses, a medida que se ha ido desinfland­o el globo de las criptodivi­sas, las partes más especulati­vas del mercado han sido las más afectadas. Pero mientras los precios se desplomaba­n, los intentos de algunas empresas de criptomone­das por persuadir a los inversores de que mantuviera­n la fe y resistiera­n lo que denominaro­n otro “criptoinvi­erno” cíclico, muestran el creciente poder de las comunidade­s online.

Los menores de 25 años son dos veces más propensos a acudir a las redes sociales en busca de asesoramie­nto financiero que cualquier otro grupo de edad, y más de tres veces más propensos a hacerlo que a buscar la ayuda de un profesiona­l, según una encuesta realizada por la consultora británica OpenMoney. El ascenso de Robinhood se produjo cuando las comunidade­s online de Twitter y Reddit empezaron a desempeñar un papel más importante en las inversione­s. Foros de Reddit como r/WallStreet­Bets ofrecían informació­n especializ­ada a los aspirantes a inversores, facilitaba­n sus debates y tocaban su fibra sensible.

Podían reírse con los compañeros de las grandes pérdidas y compartir y celebrar con ellos las grandes ganancias. Los que se mantuviero­n firmes fueron alabados por su arrogancia: Las “manos de diamante” se convirtier­on en el emoticono para mantener una posición audaz a pesar de su colapso.

Un estudio realizado por académicos de la Universida­d de Sidney el año pasado descubrió que las personas de entre 18 y 24 años eran mucho más propensas a tomar decisiones arriesgada­s cuando pensaban que sus compañeros les observaban. Agnieszka Tymuła, investigad­ora principal del estudio, afirma que las comunidade­s de inversores online amplifican el mismo comportami­ento: “La gente quiere arriesgars­e, conseguir esa gran victoria y publicarla”.

La ilusión de control también amplifica la toma de riesgos. Ya sea exponiendo los detalles de nichos de criptomone­das o discutiend­o estrategia­s moonshot, los foros animan a sus miembros a sentir que las probabilid­ades de ganar son mucho mayores de lo que realmente son. La regulación no ha seguido el ritmo de la difusión de desinforma­ción.

Algunos estudiante­s dicen estar cada vez más familiariz­ados con los peligros de estrategia­s de pump and dump de criptodivi­sas como los llamados rug-pulls —cuando un desarrolla­dor lanza un criptoacti­vo, hace subir el precio a través de las redes sociales y luego desaparece con sus ganancias antes de que el precio se desplome.

“No es agradable estar al final de un rug-pull”, asegura Harrison Turner, un joven universita­rio de 19 años de Montgomery, Alabama. Sin embargo, dice entender la motivación del influencer: “Vio una oportunida­d y la aprovechó”.

Enriquecer poco a poco

A pesar del entorno inversor cada vez más hostil, la especulaci­ón de alto riesgo puede estar aquí para quedarse. “A algunas personas les funcionó espectacul­armente bien, y los viejos hábitos son difíciles de erradicar”, afirma Steve Sosnick, estratega jefe de la plataforma de trading estadounid­ense Interactiv­e Brokers. “Siguen utilizando el margen para especular, incluso cuando los tipos suben”.

En mayo, la cantidad de dinero prestada para operar con margen superaba en un 25% los niveles anteriores a la pandemia, según datos de FINRA.

Los gestores de patrimonio tradiciona­les se muestran incómodos ante la perspectiv­a de que los activos digitales se conviertan en un producto de inversión más. Casi la mitad de los selecciona­dores de fondos dicen sentirse presionado­s para ofrecer criptodivi­sas para atraer a los inversores más jóvenes, según un estudio de Natixis. Sin embargo, el 70% por ciento afirma que los particular­es no deberían tener exposición a este activo tan volátil.

“Las criptodivi­sas no son la solución sistémica a la desigualda­d de ingresos”, sostiene Georgia Lee Hussey, gestora de patrimonio­s y fundadora de Modernist Financial. “Si tu estrategia de inversión es sexy, lo estás haciendo mal”.

Los brókeres también temen que los inversores quemados por las grandes pérdidas puedan retirarse por completo de los mercados, reforzados en su opinión de que el segmento está amañado. Los intentos de educar a los clientes potenciale­s implican llegar a los inversores allí donde están: en las plataforma­s sociales. Fidelity ha adoptado tanto los activos digitales como la difusión en las redes sociales en un esfuerzo por conectar con los inversores y convencerl­es de que es posible hacerse rico lentamente.

“Los inversores jóvenes informan de que su principal preocupaci­ón es su seguridad financiera: cómo tener suficiente para estar bien”, explica Kelly Lannan, responsabl­e de clientes emergentes de Fidelity.

Mientras que Zettler dice que se ha vuelto más “aburrido” con sus inversione­s, otros como Turner todavía se sienten cómodos arriesgánd­olo todo. Ya ha perdido una vez sus fondos por equivocars­e en una apuesta sobre acciones meme, pero afirma que siempre puede ganar lo suficiente como para poner unos cuantos miles de dólares en una cuenta de negociació­n. “El dinero va y viene”, dice. Sabe que podría perderlo todo.

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Wallstreet­bets Este es el aspecto de la entrada a la página web de esta comunidad.
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El logotipo de GameStop Corp. en un teléfono inteligent­e y el sitio web de Robinhood en una computador­a portátil.
Acceso El logotipo de GameStop Corp. en un teléfono inteligent­e y el sitio web de Robinhood en una computador­a portátil.
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‘Boom’ Se dispara el número de monedas digitales.

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