Brasil y México lastran el avance de la economía latinoamericana
INFORME DE CEPAL/ Las dos economías más potentes de la región crecerán por debajo del 2% este año. En conjunto, América Latina mejora sus previsiones, gracias al alza de los precios de las materias primas.
Cepal ha mejorado en un punto su previsión de crecimiento para las economías de América Latina este año. En conjunto, avanzarán un 2,7% según la última edición de su Estudio Económico de América Latina y el Caribe, que publicó esta semana. En abril, el organismo situó el avance en el 1,8%.
A pesar de la mejora, que se fundamenta principalmente en el incremento del precio de las exportaciones de materias primas (el PIB venezolano aumentará un 10%), las perspectivas de cara a los próximos meses no son halagüeñas. Un crecimiento del 2,7% es exiguo para una región emergente como Latinoamérica, que ya venía avanzando en porcentajes similares antes de la pandemia.
De los 32 países analizados por Cepal, sólo la mitad ha alcanzado el nivel económico anterior a la pandemia, aunque en ese grupo están los más relevantes: Chile, Colombia, Brasil, Argentina, Perú y Uruguay. México todavía no lo ha logrado, aunque se encuentra cerca.
Estos son los factores que hay que tener en cuenta a la hora de interpretar el devenir de la economía latinoamericana a corto plazo, según Cepal.
● Brasil y México. Las dos potencias económicas de América Latina crecerán por debajo del 2% y lastrarán las perspectivas del conjunto de la región. México mantiene una fuerte dependencia de la economía estadounidense, que se encuentra en una situación de recesión técnica tras haber registrado dos trimestres consecutivos de contracción. En Brasil, la política económica se está viendo afectada por las elecciones presidenciales que se celebrarán en octubre. El presidente Jair Bolsonaro está aumentando el gasto público para intentar recortar a distancia que le separa en las encuestas de su rival, el expresidente y líder del Partido de los Trabajadores (PT) Luiz Inacio Lula da Silva.
● Los efectos de la guerra en Ucrania. El conflicto bélico está teniendo una fuerte repercusión en América Latina. El efecto positivo es que la región es productora y exportadora de petróleo, minerales y alimentos, que han subido de precio en los mercados internacionales. Ello explica, por ejemplo, que Venezuela
vaya a crecer este año un 10% tras varios años sumida en una crisis sin fondo que prácticamente ha destruido su economía. Sin embargo, la guerra ha encarecido los fertilizantes (que la región importa sobre todo desde Rusia) y ha puesto contra las cuerdas a muchos empresarios agrícolas y ganaderos. Además, el conflicto bélico ha reducido las previsiones de crecimiento global y eso está afectando ya al comercio internacional. China, que es el principal socio comercial de muchos países latinoamericanos, apenas crecerá un 4% este año, muy por debajo del 8% de media que ha estado avanzando en los últimos tiempos. “Si bien el alza del precio de las materias primas ha beneficiado a los países de la región exportadores de bienes primarios, en particular hidrocarburos y alimentos, para el promedio de la región se proyecta una caída del 7 % de los términos de intercambio de productos básicos”, resalta.
Para este año, el organismo de la ONU, que analiza la evolución de la economía latinoamericana, espera que el valor de las exportaciones regionales aumentará un 22% y el de las importaciones un 23%, por lo que el superávit en la balanza de la cuenta de bienes será menor que en 2021.
● La inflación. El informe de Cepal muestra que la guerra en Ucrania ha tenido un fuerte impacto en la inflación, que llegó al 8,4% regional en junio, “lo que equivale a más del doble del valor promedio registrado en el período 20052019”. La mayoría de los países registran una tasa de inflación cercana al doble dígito y algunos incluso la sobrepasan, como Chile (12,5%) y Brasil (11,9%) o ya en niveles extremos Argentina (65%) y Venezuela (157,2%), dos países que conviven desde hace años con unas subidas de precios disparatadas. Cepal asegura en su informe que “la dinámica futura de la inflación en la región está muy ligada a lo que ocurra con los precios a nivel mundial ya que sus determinantes son muy similares”. Por ello, subraya que, de persistir los efectos de la invasión a Ucrania en los precios de las materias primas, en particular en la energía y los alimentos, la inflación se mantendrá elevada en la región.
China, el principal socio comercial de muchos países de la región, sólo crecerá un 4% este año
Preocupa que América Latina esté adentrándose en otra etapa de bajo crecimiento
sta semana, Arabia Saudí ha dejado abierta la posibilidad de que la OPEP+ recorte la producción de petróleo, un mensaje que parece dirigido a los operadores más temerosos. Pero Riad también tiene otro destinatario en mente: la Administración Biden, que se prepara para reactivar el acuerdo nuclear con Irán.
El ministro saudí de Energía, el príncipe Abdulaziz bin Salman, evitó mencionar al rival del país en la región y optó por hablar de la “volatilidad” de un mercado en el que los precios han caído 25 dólares por barril desde principios de junio.
Analistas expertos en Arabia Saudí creen que la repentina intervención de Riad, que ha dado un impulso a los precios del petróleo situándolos de nuevo en el entorno de los 100 dólares el barril, está motivada en parte por el deseo de dejar claras a Estados Unidos las consecuencias de permitir que el petróleo iraní vuelva a los mercados globales.
Tras la invasión rusa de Ucrania, el presidente estadounidense, Joe Biden, presionó a Arabia Saudí para que aumentara la producción de petróleo. De hecho, en julio se desplazó a Yeddah con la intención de restablecer la relación con el príncipe heredero Mohammed bin Salman tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi hace cuatro años.
Inquietud en Riad
Pero poco más de un mes después, la posibilidad de reanudar el acuerdo nuclear con Irán –y con ello el regreso del petróleo iraní al mercado– ha despertado inquietud en Arabia Saudí por las caídas del precio del crudo y las implicaciones para su seguridad.
Estados Unidos declaró el martes que “siguen existiendo diferencias” entre Washington y Teherán sobre el acuerdo nuclear. Irán ha recibido la respuesta de EEUU a sus propuestas y deberá manifestar su postura cuanto antes.
“A principios de año, Arabia Saudí y otros actores regionales estaban bastante seguros de que el acuerdo con Irán no iba a producirse en un futuro próximo”, explica Helima Croft, ex analista de la CIA y especialista en la OPEP de RBC Capital Markets.
Durante mucho tiempo, Arabia Saudí se ha opuesto a un acercamiento de Estados Unidos a Irán y en 2017 apoyó al presidente estadounidense Donald Trump cuando este echó por tierra el logro más importante de la política exterior de la Administración Obama.
Según los analistas, Irán también quiere recordarle a la Casa Blanca su influencia en los mercados del petróleo en un momento en el que siente que la preocupación sobre su propia seguridad no ha sido totalmente reconocida.
Si se firma un nuevo acuerdo nuclear, Irán podría exportar hasta 1,3 millones de barriles diarios de crudo iraní –equivalentes a cerca del 5% del suministro total de la OPEP–, lo que aliviaría los temores de los mercados a una posible escasez mientras Europa endurece las sanciones a los envíos de crudo ruso.
Aunque Irán tardará tiempo en reactivar su sector petrolero y aumentar la producción, el país tiene un gran volumen de crudo ya almacenado en petroleros en el mar.
El mensaje de Riad
Según los expertos en política saudí, el mensaje que intenta lanzar Riad es mucho más complejo. La intervención del ministro Abdulaziz “no está relacionada exclusivamente con Irán”, asegura Bob McNally, antiguo asesor de la Casa Blanca y actual director de Rapidan Energy Group. En su opinión, el ministro “pretendía inyectar estabilidad en el mercado de futuros del crudo, que se desestabiliza por la pérdida de liquidez y el nivel de incertidumbre ante una posible recesión y el embargo de la UE al petróleo ruso”.
Rusia, uno de los países implicados en el acuerdo con Irán y aliado de Arabia Saudí en la OPEP+, también era uno de los destinatarios, según los analistas.
Si bien Riad quiere reafirmar su alianza de seguridad con Estados Unidos, también intenta preservar un pacto de petróleo con Moscú que ha dado un impulso a sus ingresos.
“El posible regreso del petróleo de Irán a los mercados es un elemento desestabilizador para el duopolio saudí-ruso en la OPEP+, sobre todo si los barriles iraníes llegan al comienzo del invierno”, sostiene Roger Diwan, vicepresidente de IHS Markit.
Sin embargo, la intervención saudí podría resultar incómoda para la Administración Biden, que se ha esforzado por hacer bajar los precios de la gasolina en el país de cara a las elecciones de mitad de mandato de noviembre. Los precios han bajado de forma continua en las últimas semanas. “Desde el punto de vista de la Casa Blanca, en este momento tiene que interpretarse como una señal no deseada de los saudíes”, sostiene Gary Ross, un veterano analista de la OPEP y ex director de la consultora de energía Pira.
“Los saudíes están señalando claramente que no desean que el precio del barril baje de los 100 dólares y hasta ahora el príncipe Abdulaziz ha tenido éxito en cambiar la psicología del mercado”, añade.
La barrera de los 100 dólares
Los operadores parecen seguir atentos a cualquier anuncio que llegue de Riad. El crudo Brent pasó de 94 dólares el barril el lunes antes de la advertencia de Arabia Saudí a cerca de 102 dólares el barril el jueves, cotizando ayer al filo de los 100.
Energy Aspects advirtió esta semana que el retorno de Irán al mercado del petróleo puede hacer que los precios del crudo se sitúen por debajo de los 80 o incluso de los 70 dólares por barril siempre que la OPEP+ no reduzca su producción.
El príncipe Abdulaziz ha afirmado que la industria petrolera necesita más inversión, una pista de que cree que es necesario un precio más alto. La subida en los precios también es de vital importancia para la economía del país, una de las prioridades de la política del príncipe Mohamed bin Salman. La petrolera estatal Saudi Aramco obtuvo beneficios récord en el primer semestre del año.
No obstante, según personas cercanas al príncipe, a éste también le preocupa satisfacer la demanda a finales de este año, cuando se endurezcan las sanciones contra la industria petrolera rusa.
Arabia Saudí ha advertido en repetidas ocasiones de que tiene una producción de reserva limitada, ya que ha aumentado la producción cerca de once millones de barriles al día, con una capacidad máxima de unos doce millones de barriles al día.
Tras ver el aumento de los precios del gas en Europa desde que Rusia recortó la producción, también desconfía de las consecuencias de un repunte incontrolado del precio del petróleo que podría acelerar el proceso para reducir la dependencia de los combustibles fósiles. “Está claro que Arabia Saudí no quiere perder el control de los precios, ya sea a la baja o al alza”, afirma Amrita Sen, de Energy Aspects.
Los saudíes están señalando que no desean que el precio del barril baje de los 100 dólares
El pacto nuclear con Irán preocupa a Riad por la posible caída del precio del crudo y la seguridad