Expansión Nacional - Sabado

El incesante ruido le impedirá ver el bosque

José María Rodríguez Huertas

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A mediados de agosto las bolsas se giraban a la baja tras un rally desde los mínimos anuales del 19% en el caso del principal índice del mundo (S&P 500), cercano al 25% en la tecnología y del 14% en el Euro Stoxx 50. Caídas cercanas al 7% de media en Wall Street y en Europa pero que en realidad no significan nada. No tienen implicacio­nes de ningún tipo, o al menos no todavía. A nivel macro destacamos los datos del índice PMI de agosto, tanto para la zona euro como para las dos principale­s economías de la Unión Europea. Estos confirman que Europa se dirige inexorable­mente hacia un entorno recesivo. Y es que el PMI compuesto de Alemania, la locomotora europea, bajó en agosto hasta los 47,6 puntos, mientras que el de

Francia se contrajo hasta los 49,8 puntos. En los dos casos estamos hablando de las peores lecturas registrada­s en año y medio. Los datos sugieren un panorama muy sombrío con la llegada del otoño, aunque más para Europa que para Estados Unidos por la fuerte dependenci­a energética del Viejo Continente.

Además, mientras los últimos datos publicados sugieren que la inflación al otro lado del Atlántico puede haber tocado techo, para nada puede decirse lo mismo aquí, en Europa. En este sentido, en el idílico paraje de Jackson Hole, el presidente de la Fed recalcaba este viernes que el objetivo es reducir la inflación y que no pueden frenar porque un mes el dato haya sido mejor de lo esperado. “Seguirán apretando

Las bolsas están ajustando los importante­s ‘rallies’ desde los mínimos de principios de verano

a la economía aunque duela”, advertía.

Las bolsas son máquinas perfectas de descontar escenarios, es decir, suelen adelantars­e a los acontecimi­entos varios meses. ¿Y si no por qué razón el S&P 500 ha llegado a caer un 23% en el año y el Nasdaq un 32%? ¿Recuerdan aquello de que las caídas medias de las recesiones en el S&P 500 desde la Segunda Guerra Mundial han sido del 24? Pues eso, a día de hoy se puede decir que la recesión está más que descontada en el precio. Otra cosa es la intensidad y duración de la misma. Y ese es el principal motivo por el que los inversores de verdad (los institucio­nales) no se dejan influir tan fácilmente por los datos macro que seguimos conociendo. Cosa que sí hacen los inversores pequeños, los de la calle, que al final se ven atrapados por el ruido del día a día. Vendiendo casi siempre en los mínimos de las caídas y no atreviéndo­se a comprar cuando las cosas no pueden estar peor, que es cuando hay que hacerlo. Y es que los mercados son psicológic­amente muy duros, muy difíciles.

Las estadístic­as son favorables La línea de avance/descenso en el S&P 500, indicador que refleja la diferencia entre el número de acciones que suben y las que bajan, ha alcanzado recienteme­nte nuevos máximos de todos los tiempos. Históricam­ente este tipo de comportami­ento suele ir de la mano, en los meses siguientes, de un movimiento en busca de los máximos históricos (4.818). En las siete últimas ocasiones que esto ha tenido lugar, y desde finales de 2010, el S&P 500 se ha revaloriza­do de media un 15,6% un año después. Lo que no es incompatib­le con la posibilida­d de que la corrección tenga continuida­d en las próximas sesiones/semanas. Dicho esto cada día que pasa se hace más evidente que la fortaleza está en Wall Street, mientras que Europa empieza a acercarse peligrosam­ente a los mínimos anuales, los de julio. Por debajo saltarían las alarmas.

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