Carlos III y el incierto futuro de Reino Unido

Reino Unido vive jornadas históricas con el ascenso al trono de Carlos III tras el fallecimiento anteayer de Isabel II, que dirigió el país durante setenta años, dejando un legado tan extenso como personal. El nuevo monarca, que cumplirá 74 años en noviembre, asumió en su primer discurso a la nación la misma promesa de servicio vitalicio que hizo su madre cuando heredó la Corona en 1952, descartando así la posible abdicación sobre la que se rumoreó durante años por su baja popularidad en contraste con su hijo Guillermo, el nuevo Príncipe de Gales. De la mano de su segunda esposa y ahora reina consorte, Camilla, Carlos ha conseguido mejorar en los últimos años su aceptación con una intensa labor social y caritativa. Pero es consciente del desafío mayúsculo de suceder a la monarca más longeva en la historia de Reino Unido. Por eso, prometió honrar su memoria y reivindicó como propio el compromiso con las tradiciones de su madre –aunque abierto al progreso– que fueron “lo que nos hizo grande como nación”. La sociedad británica todavía no se ha recompuesto de la enorme división provocada por el Brexit, que dejó a la reina casi como el último elemento de unión entre los habitantes de

Reino Unido. La continuidad dinástica en el trono es garantía de estabilidad en un país que arrastra bastantes años de turbulencias. En materia económica, sufre una galopante inflación resultado de los problemas de desabastecimiento tras el Brexit, agravada por el posterior atasco global de las cadenas de suministros y la crisis energética, que ha llevado al Banco de Inglaterra a subir con intensidad los tipos de interés. En el plano político, con un Gobierno recién formado, cuyo encargo a la conservadora Liz Truss fue el último acto institucional en vida de Isabel II, Reino Unido encara las revividas demandas separatistas en Escocia y la espinosa relación entre las dos Irlandas después de que Boris Johnson modificase unilateralmente, con el apoyo de Truss y la mayoría del Partido Conservador, el protocolo pactado con la UE para evitar el restablecimiento de una frontera física. Y en el exterior, Carlos III deberá emplear sus habilidades diplomáticas para mantener unida la Commonwealth, el gran proyecto de su madre para prolongar la influencia británica en el mundo tras la era colonial, pues en países como Australia o Jamaica son mayoría los partidarios de romper con la Corona británica, como hizo Barbados en 2021 al convertirse en república.

La sociedad británica todavía no se ha recompuesto de la enorme división creada por el Brexit