Expansión Nacional - Sabado

Revolut se atreve a plantar cara a Apple y PayPal

- Expansión. Madrid

El neobanco Revolut, con 18 millones de clientes en todo el mundo, aspira a competir también directamen­te con gigantes Apple y PayPal. La entidad lo quiere hacer a través de Revolut Pay, una herramient­a que a golpe de clic permite a los clientes comprar un producto con su propio método de pago.

Los clientes del neobanco no necesitan introducir ni los datos de tarjeta ni los del banco. El nuevo servicio también está disponible para no usuarios.

Revolut está llegando a acuerdos con cadenas de distribuci­ón, como Shopify, Prestashop, WH Smith y Funky Pigeon, según informa Bloomberg. También quiere llegar a acuerdos con aerolíneas.

Los comercios online reciben el dinero de las compras en 24 horas, antes que en el caso de otros competidor­es, y Revolut aplica una comisión del 1%. “Queremos estar entre los 1.000 mejores sitios web de comercio electrónic­o en Europa”, según la compañía. Revolut también tiene una función que permite buscar y reservar hoteles con bonificaci­ones para sus clientes de entre el 7,5% y el 10%.

Estos servicios son una evolución más de Revolut, que nació en 2015 y se hizo un hueco rápido entre aquellas personas que viajan mucho y necesitan traspasar dinero de cuentas en diferentes divisas.

Con el tiempo se ha ido convirtien­do en el segundo banco para muchos porque no cobra comisiones y porque todo se puede hacer desde el móvil.

El neobanco, nacido en Reino Unido y que tiene licencia bancaria en Lituania, cuenta con más de un millón de clientes en España y una plantilla de alrededor de 300 empleados.

El Banco Central Europeo iniciará discusione­s a principios de octubre para reducir su balance. Este movimiento añadirá presión a los presupuest­os ya estirados de los gobiernos del sur de Europa. Los responsabl­es de la política monetaria de la zona euro se reunieron anteayer en Fráncfort y elevaron los tipos de interés un 0,75% para hacer frente a la inflación récord. Pero algunos cuestionar­on su cartera de bonos de 5 billones de euros, acumulada durante los últimos siete años, en su tamaño actual .

Fuentes cercanas señalan que es probable que el BCE decida antes de fin de año reducir el volumen de recompra de bonos que vencen.

El cambio propuesto, que hace que el balance de un banco central se reduzca y se conoce como ajuste cuantitati­vo, puede entrar en vigor en el primer trimestre de 2023, dijeron.

El BCE dijo ayer que “el consejo de gobierno no ha discutido ni la sustancia ni el momento de un ajuste cuantitati­vo futuro”.

Un cambio así pondría al BCE en línea con otros bancos centrales importante­s, como la Fed de EEUU y el Banco de Inglaterra. Tanto el banco central del Reino Unido como el de EEUU ya han comenzado a reducir sus carteras de bonos como parte de su política para hacer frente a la inflación galopante, elevando los costes de financiaci­ón. Esto ha dado pie a criticar a los responsabl­es de política monetaria de Fráncfort porque siguen rezagados.

La discusión sobre la reducción del balance del BCE debe comenzar en la reunión del consejo de gobierno en Chipre el 5 de octubre, cuando no tomará decisiones de política monetaria. Es poco probable que se produzca cualquier anuncio sobre el asunto hasta más adelante. La primera oportunida­d llegará en la reunión de política monetaria del 27 de octubre en Frácfort.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, dijo el jueves que “ahora no es el momento” para comenzar a reducir las tenencias de bonos.

El balance del BCE, incluidos los activos en poder de los bancos centrales nacionales de la eurozona, se expandió de 2,21 billones de euros a finales de 2014 hasta 8,76 billones de euros del verano. Las compras de bonos para hacer frente a la baja inflación y apoyar la economía durante el pandemia de coronaviru­s han sido los responsabl­es de este salto.

Incoherenc­ia

Ahora, con una inflación más de cuatro veces superior al objetivo del BCE del 9,1%, en el BCE cuestionan la convenienc­ia de mantener el tamaño de las carteras de bonos. “Cuanto más subimos los tipos de interés de corto plazo, más incoherent­e nos parece tener el balance donde está y tener el programa de reinversió­n que tenemos”, apunta una persona involucrad­a en las discusione­s.

Si el BCE reduce el volumen de bonos que recompra es probable que aumente los costes de endeudamie­nto a largo plazo para los gobiernos de la eurozona, que ya se han disparado cerca de máximos de ocho años en las últimas semanas.

El rendimient­o de los bonos a 10 años de Italia llegó a superar el 4% ayer por la mañana, cinco veces más que hace un año. Sin embargo, en el BCE crece la alarma por la fuerte inflación de la eurozona , que Lagarde describió como “demasiado alta” por encima de su objetivo del 2 %.

“Es probable que el BCE siga subiendo los tipos hasta que la inflación comience a caer, incluso si la crisis energética provocada por el corte de los suministro­s de gas ruso arrastra a la eurozona a la recesión”, dice una fuente cercana.

Lagarde resumió su posición más agresiva el jueves, diciendo que elevar los tipos es poco para “convencer a los grandes jugadores de este mundo para que reduzcan los precios de la gasolina”, pero “daría una señal fuerte a la gente de que somos serios y que contribuir­emos” a reducir la inflación”.

A algunos emisores les preocupa que las tasas a largo plazo se mantengan demasiado bajas si continúa comprando miles de millones de euros en bonos cada mes a través de reinversio­nes mientras aumenta los costes de endeudamie­nto a corto plazo al aumentar las tasas oficiales.

Esto crea el riesgo, dijeron, de una curva de rendimient­o invertida en la que los costes de endeudamie­nto a corto plazo aumentan por encima de los de largo plazo.

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Christine Lagarde, presidenta del BCE.

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