Se alza el telón
El regreso de las vacaciones trae inevitablemente el comienzo de la temporada cinematográfica, nada brillante para variar durante el verano, ya que la debilidad de la industria se constata por doquier. Solo estrenos enfocados a la grey infantil es lo que ha dado de sí un verano, dominado con la perspectiva de un blockbuster en plataformas televisivas como El poder de los anillos, la enésima franquicia extraída de los libros de Tolkien, como de costumbre alegremente traicionados por bien del espectáculo, en esta ocasión vigilados por la censura woke.
El telón de los cines se alza mientras se celebran dos festivales que fungen como altavoces de lo que viene. La Mostra veneciana parece haber apostado, ante la fijación cannoise por lo más extremo del cine de arte y ensayo , por convertirse en tarjeta de presentación del shopping hollywoodiense, paseo de estrellas por el Lido incluidos, y de esa manera Blonde, el biopic de Marilyn Monroe, con Ana de Armas como la rubia inmortal, ha acaparado todos los focos.
Por nuestra parte, el Festival de San Sebastián suele convertirse en la rampa de lanzamiento de las películas nacionales, a las que por lo general la crítica, como ocurre con el Festival de Málaga, trata con condescendencia o con aromas de botafumeiro encendido. Ojalá que la cosecha de otoño mejore los resultados, tirando a malos, que por el momento ha obtenido el cine español. A esa cita o en estrenos próximos aguardan supuestos platos fuertes de cineastas con gran reclamo crítico como son los casos de Rodrigo Sorogoyen y Alberto Rodríguez. Ambos han optado –es un terreno en el que se mueven con facilidad– por el cine de género con implicaciones sociales. Sorogoyen con As Bestas, sitúan en la rural Galicia el conflicto violento entre los pisanos y una pareja francesa. Rodríguez –La isla mínima me sigue pareciendo lo mejor que ha hecho– con Modelo 77 ha elegido el ámbito carcelario de un suceso real, la fuga de 45 presos de la cárcel Modelo de Barcelona en ese año de gracia de 1978. Dos apuestas muy fuertes.
La comedia es otro de los géneros en los que mejor se manejan los cineastas patrios. Dani de la Orden aborda en El test, la adaptación de una obra teatral de Jordi Vallejo, un desafío interesante que cuenta además con un atractivo reparto con Carlos Santos, Alberto San Juan, Blanca Suárez, Antonio Resines, Miren Ibarguren, Joaquín Oristrell –un guionista y cineasta muy proclive a dirigir comedias sarcásticas de buen tono (le ha escrito a Joaquín Mazón
La vida padre, con el ubicuo Karra Elejalde al frente de un reparto que sitúa gastronomía y conflictos paternofiliales como ingredientes del menú). Bizarro parece el que Paco León haya adaptado muy sui géneris nada menos que El Mago de Oz en Rainbow con la cantante Dora y que Oriol Paulo (A Contratiempo) adapte una exitosa en sus años pero olvidada novela de Torcuato Luca de Tena, Los renglones torcidos de Dios, con esa gran actriz que es Barbara Lennie internándose en un psiquiátrico para resolver un asesinato.
Cerremos provisionalmente la lista con el siempre interesante Álex de la Iglesia que en El cuarto pasajero nos obligará como espectadores a una road movie inquietante en la que Alberto San Juan, Blanca Suárez, Ernesto Alterio y Rubén
Cortada, se juntan merced a una aplicación que les deparará desagradables sorpresas.
Hollywood desembarca con una comedia de siempre, una ultraclásica, Viaje al Paraíso, sobre matrimonios rotos citados en celebraciones familiares, jugando la baza impagable de ver de nuevo juntos a George Clooney y Julia Roberts. David Cronenberg hace tiempo que ha perdid el aroma de enfant terrible para los melodramas psycho de choque, por eso me intriga qué habrá logrado en Crímenes del futuro, con un reparto que mezcla a Kristen Stewart y Léa Seydoux con Viggo Mortensen y que dividió a la crítica en el pasado Cannes. Thriller de acción duro y puro, marca de la casa, es Amsterdam, obra de David O. Russell, sito en los años 30, de nuevo con un cast muy estimulante: John David Washington, Christian Bale, Margot Robbie , Annya Taylor-Joy y Robert De Niro. Una gran baza. Como parece serlo Prizefighter, La vida de Jem Belcher, la crónica de los violentos comienzos, muy populares por otra parte, del boxeo en Gran Bretaña, protagonizada por un Russell Crowe que encaja a la perfección con ese estilo de personaje y narración. Las comparaciones con su personaje de Cinderella Man, están servidas.