El mundo ‘cripto’ apuesta por el sector inmobiliario
Los agentes inmobiliarios quieren sacar partido al interés de un creciente grupo de compradores que buscan convertir sus criptodivisas en ladrillo.
CRIPTOMONEDAS E INVERSIÓN
La primera venta de una propiedad en criptomonedas en Portugal puede parecer insignificante, pero no para quienes han trabajado durante casi un año para hacerla realidad. El 4 de mayo, en una oficina de la ciudad septentrional de Braga, dos hombres se sentaron frente a ordenadores portátiles Apple. João Marques, el vendedor, pasó la dirección de un monedero de criptomonedas al comprador, que hizo una transferencia y se convirtió en el nuevo propietario de un apartamento en la ciudad valorado en 110.000 euros, algo menos de tres bitcoins en ese momento. El presidente del Colegio de Notarios portugués, Jorge Silva, observó la operación, al igual que Carlos Santos, director de tecnología de la empresa inmobiliaria portuguesa Zome, que medió en la venta.
Todo el proceso duró apenas unos minutos, pero fue la culminación de muchos meses de discusiones entre las autoridades fiscales, financieras y notariales portuguesas para acordar cómo permitir que las transacciones inmobiliarias se realicen íntegramente en criptomonedas.
Portugal, que no tiene impuestos sobre las ganancias de capital de las criptodivisas, ha sido un refugio para los criptoinversores. A mediados de abril, la oficina de Silva emitió una guía sobre cómo deben abordar los notarios las transacciones en criptomonedas sin necesidad de convertirlas en euros antes de que sean legales. Silva afirma que la medida refleja un claro deseo por parte de los compradores: “El cripto es una realidad”, asegura, “y ahora se pueden hacer [ventas en cripto] de forma legal con transparencia, cumpliendo con todo”.
Portugal es inusual en este sentido. En la mayoría de los países, la ausencia de recursos para evaluar las implicaciones fiscales y los riesgos asociados, así como el peligro de blanqueo de dinero, hace que la conversión a moneda fiduciaria siga siendo necesaria en algún momento del proceso.
Esta incertidumbre no ha disuadido a empresas como Zome, que han dado el paso y están intentando averiguar cómo sería un mercado inmobiliario cripto más asentado. Zome comenzó a estudiar la posibilidad de realizar transacciones con criptodivisas el verano pasado, dice Santos, que ve el potencial de aprovechar una nueva base de clientes.
El grupo de compradores potenciales está creciendo. En la actualidad hay decenas de miles de participantes en la red del bitcoin que poseen el equivalente a más de un millón de dólares en sus carteras digitales. Y una encuesta de compradores de casas en Estados Unidos encargada por
Redfin en diciembre del año pasado encontró que el 12% de los que iban a comprar por primera vez planeaban liquidar activos digitales para hacer un pago inicial, frente al 5% en el tercer trimestre de 2019.
Tras dispararse el comercio de criptodivisas durante la pandemia, algunos inversores encontraron oro y se vieron con fondos para comprar una primera propiedad. Aquellos con una riqueza establecida también añadieron criptos a sus carteras. El Informe sobre la Riqueza de Knight Frank de 2022, una encuesta mundial realizada a más de 600 gestores de patrimonios que administran carteras de particulares con un valor superior a 30 millones de dólares, reveló que casi uno de cada cinco clientes invierte ahora en criptodivisas, tokens y monedas.
Eso reflejaba el pico del mercado. Este año, el desplome de los precios de las criptomonedas, provocado por la subida de los tipos de interés, ha asustado a los inversores y ha reducido el valor de todas las criptodivisas en unos 2.000 millones de dólares. Sin embargo, el entusiasmo por las operaciones de inmuebles en criptos se mantiene, y no sólo entre los compradores que buscan convertir sus activos, cada vez más volátiles, en inversiones más seguras.
Propiedad física
Aunque algunos inversores expertos en la Web3 se han lanzado a comprar propiedades virtuales en el metaverso con sus fondos de criptomonedas, muchos preferirían que su riqueza digital se trasladase a su vida física.
Daniel Browne, socio inmobiliario sénior del bufete de abogados británico Kingsley Napley, afirma que vio cómo crecía el interés por la compra de propiedades con criptodivisas en el periodo previo al pico del bitcoin en noviembre pasado. Ahora, después de meses de turbulencias en el mercado, el argumento para recurrir a activos más seguros es cada vez más difícil de ignorar, sostiene que
“la gente estaba buscando tal vez una salida de algo que es... conocido por ser volátil y luego poner el dinero en algo un poco más conocido... digamos el ladrillo”.
Muchos de los clientes de Browne son jóvenes que compran por primera vez y que “se han beneficiado legítimamente asumiendo riesgos y, supongo, con algo de suerte en el camino. Y ahora... se aventuran a algo más”.
También hay interés por parte de compradores internacionales que buscan segundas residencias en el extranjero. Ésa es una de las razones por las que La Haus, una empresa inmobiliaria colombiana que ha contado con el respaldo de Jeff Bezos, ha probado la venta de propiedades en bitcoin en lugares turísticos populares como Tulum, México y la costa caribeña de Colombia.
Realizar las transacciones íntegramente en criptodivisas significa que los compradores internacionales no pierden por los tipos de cambio y las comisiones al convertir una moneda en otra, lo que hace que el proceso de transacción sea más fluido entre fronteras.
Tanto La Haus como Zome fijan el precio de las viviendas en la moneda emitida por el gobierno de un país y luego se asocian con una plataforma cripto para convertir el precio en las criptodivisas pertinentes cada minuto, reflejando las fluctuaciones a veces salvajes de los precios de las monedas digitales.
Los vendedores pueden elegir si aceptan moneda fiduciaria o criptomoneda como pago. Marques, el vendedor de Braga, aceptó el suyo en bitcoin. A pesar de la agitación de los mercados de criptomonedas este año, Marques no se deja intimidar. Santos señala que tiene muchos clientes que piensan lo mismo. “Preguntamos a los primeros: ‘¿Quién quiere vender una casa que puede valer el
Uno de cada cinco clientes de los gestores de patrimonio invierte en activos digitales
La subida de tipos ha reducido el valor de las criptodivisas en unos 2.000 millones de dólares
doble [de la criptodivisa] en tres meses? Cuál es la mentalidad?” La respuesta, dice, fue más o menos uniforme. Los clientes le dijeron que estaban acostumbrados a las oscilaciones violentas de los precios y que no les preocupaba la volatilidad: “Estas inversiones son para los próximos tres o cuatro años, no para los próximos tres o cuatro días”.
Esa mentalidad puede resultar más difícil de mantener. La volatilidad del bitcoin es de una magnitud más extrema incluso que la más inestable de las monedas fiduciarias. En junio, los precios cayeron por debajo de los 20.000 dólares (desde un máximo de 68.000 dólares el pasado noviembre). Desde entonces, dice Santos, ha notado que algunos compradores se han contenido con la esperanza de que el bitcoin se recupere antes de hacer una compra, pero eso no ha hecho mella en su propio optimismo.
Vendiendo‘criptos’
El mercado inmobiliario estadounidense en criptomonedas aún está en pañales. Las características del sistema estadounidense, como el requisito de un periodo de “fideicomiso”, en el que los fondos denominados en dólares de ambas partes deben ser mantenidos por un tercero neutral, significan que las transacciones realizadas completamente en criptodivisas son, por ahora, imposibles.
Los reguladores estadounidenses también han adoptado este año una visión más dura de los mercados de criptomonedas, ya que una serie de quiebras de alto perfil de prestamistas cripto y hedge
El precio del bitcoin cayó por debajo de los 20.000 dólares desde los 68.000 de noviembre
fund dejaron congelados los activos de los inversores.
Esto no ha impedido los esfuerzos por establecer un sector inmobiliario cripto. Christine Quinn, una agente inmobiliaria y estrella de la serie de telerrealidad de Netflix Selling Sun set, ha sido una de las primeras en actuar. En abril, Quinn puso en marcha RealOpen, que registra propiedades e intermedia en transacciones para posibles compradores de criptomonedas, junto con su marido Christian Dumontet, empresario tecnológico y cofundador del servicio de reparto Foodler.
La opinión de Quinn es que la volatilidad ha sido una bendición para el sector: “La gente está dispuesta a diversificarse más que antes debido a la incertidumbre”, afirma. “La incertidumbre en realidad genera bombo y después ventas”. La velocidad es una preocupación primordial para los inversores en cripto, que a menudo están ansiosos por mantener sus activos digitales hasta el último momento posible, dice. Las ventas en criptos pueden ocurrir más rápidamente, ya que los compradores tienden a no contar con un banco involucrado y a menudo no son tan exigentes o se preocupan por los detalles: “Lo quieren, y lo quieren ahora. No quieren tener que esperar”.
Los compradores más atractivos, dice Dumontet, son los que tienen una amplia cesta de criptoactivos. El bitcoin y el ethereum son las criptodivisas más comunes para realizar transacciones, aunque algunos de los compradores de RealOpen también tienen stablecoins.
Los principales actores del mercado inmobiliario estadounidense también están entrando en el juego. En junio, PMG, una promotora inmobiliaria nacional, empezó a aceptar criptodivisas para todas las ventas de apartamentos en EEUU, a través de una asociación con FTX, la plataforma de criptodivisas fundada por Sam Bankman-Fried. Desde su primer depósito de cripto en octubre del año pasado, ha aceptado depósitos sobre plano para más de 70 apartamentos, en proyectos como E11even Hotel & Residences y Waldorf Astoria Residences en Miami (Florida), que suman decenas de millones en criptos.