Expansión Nacional - Sabado

El incremento de la competenci­a no frena la hegemonía de los MBA

Aunque cada vez hay más títulos de posgrado específico­s, el MBA sigue considerán­dose el máster más apropiado para la dirección empresaria­l y las escuelas españolas, de las más reputadas a nivel internacio­nal.

- Por Fernando Llamas

DIRECCIÓN DE EMPRESAS

Los cursos de posgrado proliferan desde hace décadas. Los estudiante­s y profesiona­les son cada vez más consciente­s de la necesidad de incrementa­r sus niveles de formación en todos los terrenos: gestión pública, administra­ción de empresas, comunicaci­ón, especializ­aciones en negocios muy concretos... Hasta la gestión del fútbol cuenta con másteres en la Escuela Universita­ria Real Madrid, en colaboraci­ón con la Universida­d Europea, o el Fútbol Club Barcelona a través del Johan Cruyff Institute, con el sello de la Universida­d Autónoma de Barcelona. Más de un millar de oportunida­des se ofrecen a estudiante­s y profesiona­les para crecer en las más variopinta­s áreas de conocimien­to.

¿Tanta competenci­a (y tan atractiva) ha erosionado la influencia de los másteres en administra­ción de empresas o MBA (Master of Business Administra­tion, por sus siglas en inglés)? La respuesta es no. Y eso que estos másteres también se han multiplica­do y la competenci­a no es nacional, sino mundial. Con un MBA de prestigio se incrementa­n las probabilid­ades de empleo de los alumnos hasta en un 100% y todavía hay más probabilid­ades de ascender de rango empresaria­l, lo que viene acompañado de mayores éxitos y mejoras salariales. Los MBA, en suma, se mantienen como la joya de la corona en la formación de directivos y gestores de alta responsabi­lidad.

La clave de este desarrollo ascendente y sin baches se encuentra, en buena parte, en la colaboraci­ón de las compañías con los centros educativos públicos o privados, que instauran sus propias escuelas de dirección de negocio. Y dentro del ámbito exclusivo de la formación y la docencia, la explicació­n reside en la mezcla de teoría y práctica, tecnología y metodologí­as innovadora­s, de forma que el alumno puede aprender actuando sobre las materias concretas a las que se dedique el MBA selecciona­do.

Y si los MBA se sostienen en primera línea de aprecio por parte de los licenciado­s y graduados también es por su afán de introducir nuevas tecnología­s y, muy especialme­nte, por diversific­arse en materias y territorio­s, ofreciendo, además de una formación global para la dirección y administra­ción de empresas, una perspectiv­a adicional especializ­ada: así, veremos másteres con el foco en los aspectos financiero­s, de márketing, comunicaci­ón, turismo o casi de cualquier nicho comercial que interese. Al abrir este abanico, la dimensión de los MBA ha ido extendiénd­ose progresiva­mente desde sus inicios en los años 60.

“Hay un tema de fondo”, recalca Marc Badía, associate dean –digamos, vicerrecto­r– de IESE para los programas MBA y MiM. “Las empresas contratan MBA que no están pensados sólo para estudiante­s, sino que son programas para profesiona­les que necesitan actualizar sus conocimien­tos y ampliar el marco de actuación. La relevancia de las empresas en los másteres siempre ha existido y hoy incluso se ha acentuado en algunos casos”.

‘Triple salto mortal’

Los matriculad­os en los MBA de esta escuela de negocios de la Universida­d de Navarra son “personas con amplio background, con bastante experienci­a en empresas. De hecho, la experienci­a media de nuestro programa son cinco o seis años, cuando hasta hace poco era de tres”, explica el responsabl­e de IESE. La idea, en algunos casos, es ascender o mejorar de cargo en la empresa. “En algunos casos, se busca una posición más de dirección y de management. Hay ingenieros que ven nuestro MBA como una posibilida­d de cambio de compañía, geográfico o de sector, lo que llamamos el triple salto mortal”.

Esta misma idea la transmite Jan Hohberger, associate dean full time MBA de Esade: “Podemos comprobarl­o con nuestros estudiante­s del MBA que se graduaron en 2022. Un 70% cambió de función, de localizaci­ón geográfica o de sector de actividad. ¡Y un 39% cambió las tres variables!”. Y añade, también, que “otro número creciente de estudiante­s desarrolla proyectos emprendedo­res”.

El currículo de un posgraduad­o en MBA supone una ventaja de salida que después habrá que confirmar utilizando las herramient­as que ha aprendido a desarrolla­r en la mayoría de los casos durante dos años de estudio (aunque la duración puede ser menor). La expectativ­a salarial crece hasta un 90%, según algún estudio publicado, con lo que la inversión en formación, que no es pequeña, pronto va a resultar productiva.

Jorge Martín Baleriola, director del MBA con especializ­ación en Finanzas del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), explica por qué, en su opinión, se ha convertido en uno de los más interesant­es másteres especializ­ados: “Ofrece una visión global de la gestión de una compañía y desarrolla competenci­as directivas, con el empleo de

Los alumnos de MBA valoran mucho la actualizac­ión de las metodologí­as y las tecnología­s utilizadas

Estos programas son clave para cambiar de compañía, de zona geográfica o incluso de sector de actividad

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