Así son los planes de pensiones
Hay un gran universo de posibilidades. La consistencia y las comisiones son clave.
Los planes de pensiones se enfrentan al escenario más complejo posible. La nueva rebaja hasta 1.500 euros de la cantidad máxima anual deducible con las aportaciones a estos productos está provocando una rebaja sustancial de la entrada de dinero nuevo, que ha caído un 16% en el primer semestre de 2022. Tampoco ayudan las rentabilidades negativas registradas en la primera mitad del año, en la que el giro drástico al alza de los tipos de interés provocó fuertes movimientos en el precio de los activos de riesgo.
Hasta ahí la foto fija de los seis primeros meses de 2022. Pero esta coyuntura adversa no opaca la realidad de que, según los cálculos de Inverco, alrededor de ocho millones de españoles depositan su confianza en estos productos.
Según el Informe Naranja 2021 del banco ING, un 15% de los partícipes aseguraba que dejaría de aportar a su plan de pensiones. Pero un 85% destina el máximo permitido o una cantidad inferior a estos productos, que siguen siendo una alternativa muy válida para completar la pensión pública en el momento de la jubilación. ¿Cuáles son sus mayores atractivos?
El primero tiene ver con el abanico de posibilidades para elegir. Hay tres grandes modalidades de planes de pensiones. Los individuales los contrata cualquier persona física a una entidad gestora, banco o aseguradora. En el caso de los de empleo, el promotor es la empresa y los partícipes, sus empleados. Por último, los del sistema asociado los promueve una asociación.
Mientras los planes de previsión asegurados (PPA) aseguran un tipo de interés, los planes de pensiones individuales, por ley, no. No obstante, existen los planes de pensiones garantizados que ofrecen una garantía externa al propio vehículo.
La segunda característica es la flexibilidad. El partícipe, en el caso de los planes de pensiones, o el asegurado en el de un PPA, puede movilizar en cualquier momento el saldo desde una entidad gestora o aseguradora a otra sin ningún tipo de gastos.
Incluso se puede movilizar un plan de pensiones a un PPA y viceversa.
Entre las ventajas de estos vehículos se encuentran los incentivos fiscales que permiten, tanto en los planes de pensiones como en los PPA, reducir la base imponible en el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Son los únicos instrumentos de ahorro que tienen este beneficio fiscal.
La rentabilidad a la que pueden aspirar estos productos dependerá del tipo de plan que se elija puesto que, en general, encontramos un amplio abanico desde renta fija, renta fija mixta (que invierten hasta un 30% en renta variable), renta variable mixta (que invierten en un porcentaje superior al 30% en renta variable) y renta variable pura.
En los PPA, la rentabilidad irá en función de la entidad aseguradora que lo ofrezca, aunque por regla general existe un tipo de interés mínimo asegurado hasta alcanzar la edad de jubilación y un interés adicional que, en cada vencimiento anual del contrato, se revisa para la siguiente anualidad. En los planes del sistema individual, todas las categorías están en negativo en el cómputo del último año, con registros negativos (ver tabla adjunta) que van desde el 3,4% de los fondos de renta fija a corto plazo hasta el 8,3% de los fondos de renta variable.
Comisiones
Por el lado de los gastos, hay un tope de comisiones en los planes de pensiones que va en función del tipo de plan. De este modo, en los vehículos de renta fija la comisión máxima se sitúa en el 0,85% anual; para los de renta fija mixta será del 1,30% anual; y en los de renta variable, se eleva hasta un máximo del 1,50%.
Además, la comisión de depositaría no podrá superar el 0,20% anual, mientras que, en caso de los PPA, los gastos dependerán de la entidad aseguradora.
Seguridad, calidad de vida, estabilidad y confianza. Se trata de elegir el mejor plan de pensiones posible para la consecución de estos cuatro objetivos clave de cara a la jubilación.
► El perfil. La elección depende de la edad y del momento en el que se ha comenzado a aportar al plan. Si se empieza a los 20 años, es recomendable apostar por planes agresivos, que conllevan más riesgo. Pero si se ha contratado un plan cerca de la edad de jubilación, es mejor decantarse por uno conservador y evitar sorpresas negativas de última hora. La rebaja desde los 8.000 hasta los 1.500 euros de la aportación máxima a planes que se puede desgravar en la declaración de la renta hace muy aconsejable empezar a aportar desde edades muy tempranas para beneficiarse desde muy pronto de la rentabilidad financiero-fiscal.
► Medias históricas. Hay que huir de la tentación de contratar el mejor plan del último trimestre o del último año. Los expertos recomiendan desconfiar de los golpes de suerte y analizar con esmero las rentabilidades históricas, con una perspectiva de más de cinco años. Si el rendimiento decepciona, lo mejor es cambiar de plan. No hay coste fiscal en ello.
► Diversificación. Hay cientos de planes de pensiones para elegir, con perfiles y estilos de gestión muy distintos. Es muy habitual concentrarlo todo en sólo uno de ellos. Pero una buena opción es repartir del ahorro en tres planes de distinta categoría (renta fija, renta variable o la mezcla de ambas categorías) para diversificar la inversión y mejorar el rendimiento medio. Esta estrategia permite rebajar la volatilidad y el riesgo de incurrir en pérdidas.
► Rentabilidad, no tamaño. Muchos ahorradores suelen elegir un plan de pensiones por su tamaño y no por su rentabilidad. En categorías como la renta fija a largo plazo o la renta fija mixta, sólo el 1% del patrimonio está invertido en los fondos más rentables del mercado. Acertar implica analizar muy bien el escaparate de ofertas.
► Ojo con los regalos. Cada año, las entidades financieras realizan un gran esfuerzo publicitario para captar nuevos clientes. El gancho son las bonificaciones y regalos, que en algunos casos pueden llegar al 5%. Pero estos incentivos no deben ser en ningún caso decisivos. Por el contrario, pueden salir muy caros si el plan está mal gestionado y la rentabilidad es inferior a la media del mercado.
► Comisiones. Hay que verificar que las comisiones de gestión no se alejan de las medias de mercado y merman significativamente la rentabilidades del plan. A largo plazo, el impacto puede ser muy elevado.
► Pagos periódicos. Lo ideal es hacer aportaciones periódicas a lo largo del año para prorratear el precio de entrada.
► Aguantar la presión. Si contamos con una estrategia ajustada al perfil inversor, hay que tener la frialdad suficiente para soportar momentos críticos de mercado. Es mejor aportar a precios más bajos para aprovechar futuras subidas del mercado.