Así es la vida en las bases americanas de Rota y Morón
La contribución de los complejos militares de Rota (Cádiz) y Morón (Sevilla) a los municipios circundantes es enorme, con vínculos tanto económicos, como laborales y afectivos.
CASI SIETE DÉCADAS DE RELACIÓN
La Estación Naval de Rota alberga a 6.562 personas entre militares, sus familias y otros empleados
Desde que en 1953 se firmasen los acuerdos de cooperación entre los gobiernos español y estadounidense, por los que se establecían diversas instalaciones militares americanas en España, los vínculos económicos, laborales y afectivos con la población local han sido muy estrechos.
La Estación Naval de Rota, en su parte americana, alberga hoy a 6.562 personas entre militares, sus familias, empleados civiles del Departamento de Defensa, contratistas y empleados laborales locales. Al frente se encuentra el capitán de Navío Teague J. Suárez, Comandante de las actividades navales de Estados Unidos en España.
Destructores
Entre 2014 y 2015, se convirtió en el puerto base de las Fuerzas Navales desplegadas por Washington en Europa, que comprendía destructores de la clase Arleigh Burke asignados de forma rotativa. Los cuatro buques presentes hoy en la Bahía de Cádiz se ampliarán próximamente a seis, tal como el presidente estadounidense, Joe Biden, cerró formalmente con su homólogo español, Pedro Sánchez, en la Cumbre de la OTAN en Madrid el pasado junio. Esto representará un nuevo impulso para la singular economía local, que tiene en el recinto naval una de sus principales fuentes de riqueza y empleo.
La Base Área de Morón, por su parte, acoge en su zona norteamericana el 496th Air Base Squadron, unidad de apoyo logístico de la United States Air Force (Usaf). Integra en torno a 680 personas entre militares, empleados civiles, familiares y los empleados españoles de la empresa KBR, que presta servicio en el recinto, y personal laboral local. El Comandante al mando es el Teniente Coronel Mark D. Nexon. Entre otras singularidades, el recinto cuenta con una de las pistas de aterrizaje más largas de Europa y un hangar que en su día estuvo destinado a centro telescópico y de operaciones de la Nasa.
Pero para los vecinos de Rota y Morón de la Frontera los americanos son mucho más que cifras y datos. Son conciudadanos, clientes, compañeros, amigos en muchos casos, con los que comparten espacio en supermercados, restaurantes, centros escolares y peñas, conversaciones en plazas y calles, curiosidad y ofrecimientos a la llegada, y tristeza en las despedidas.
Porque aunque en las instalaciones militares tienen viviendas, colegios, tiendas e incluso hoteles, una gran mayoría apuesta por la convivencia fuera del perímetro, tal como ha podido conocer EXPANSIÓN de la mano tanto de varios de ellos como de profesionales, empresarios y autoridades locales.
Piedra angular para Rota “Vivo en Rota, fuera de la base, y suelo comprar en la zona, comer en bares y restaurantes, porque me gusta sumergirme en la cultura española, adquirir productos locales y probar cosas nuevas”, afirma el sargento de la Fuerza Aérea norteamericana Carlos Alberto Marrero, para quien la playa y el clima, en contraposición con el frío y las montañas de Colorado, son las dos grandes razones de su buena sintonía con las tierras gaditanas.
“En un desplazamiento a Cádiz para conocer la base, decidí que en algún momento tendría que vivir aquí”, explica. En el año que lleva en España (estará dos más), ha conocido innumerables ciudades que muestra orgulloso a los familiares que lo visitan, ha fraguado amistades y ha disfrutado de “la variada gastronomía local”. Le queda una asignatura pendiente: “Ir a ver partidos de fútbol”.
Criado en Puerto Rico, siente una “gran atracción por el viejo mundo. Tenemos raíces españolas, y es importante conocer el pasado para entenderse uno mismo. Aquí me siento como en casa. Además, he trazado un poco la historia de mi familia y creo que procedemos de Canarias”. Agradece complacido el esfuerzo de la población local por acomodarse a ellos, “incluso con el idioma”.
Dos nuevos buques
El alcalde roteño, José Javier Ruiz Arana, conoce bien esta realidad. “Después de tantos años con los americanos, en Rota tenemos una visión muy especial de lo que supone la convivencia. Le puedes preguntar a cualquiera, que seguro va a estar encantado con que haya mayor presencia estadounidense en la ciudad”, señala, en referencia a los dos nuevos buques que están por llegar.
Según el alcalde, “estamos hablando de en torno a 600 militares con sus familias y demás personal, y eso tiene una repercusión muy importante, a la vez que demuestra que aquí están bien, y que su inversión y su presencia en la base van a seguir repercutiendo en la economía local”.
Cuando llegan nuevos americanos o les surge cualquier necesidad, la oficina de referencia es Welcome to Rota, un servicio creado por el Ayuntamiento en 2013 donde trabaja Rocío Ruiz desde hace cuatro años. Situada a la entrada de las instalaciones militares, tiene como función propiciar la cooperación entre ambas administraciones: “Damos asistencia a la población norteamericana, y a roteños que necesitan hacer cualquier gestión en la base”.
Aunque en las bases hay viviendas y colegios, muchos americanos optan por vivir fuera
Eva Co bos, responsable de Comunicación del Ayuntamiento de Rota, resume así la relación del pueblo americano con la ciudad: “Desde fuera lo que se ve es una instalación militar, pero lo que hay dentro son personas, que están lejos de su tierra, que tienen que estar aquí un tiempo y necesitan calor y acogida. Aquí lo encuentran siempre”.
En Morón de la Frontera y otros municipios cercanos como Arahal o Utrera, la presencia de las instalaciones militares es también un estímulo muy importante para su economía.
A esta base llegó hace casi siete años Mario Gómez, veterano de las Fuerzas Aéreas que ahora trabaja para el Gobierno norteamericano. “Por razones médicas tuve que dejar el servicio militar y ahora soy inspector en la parte de ingeniería civil”.
Casado y con su mujer a punto de dar a luz, describe como muy feliz su estancia en Andalucía. “De todos los lugares donde he estado, nunca me había sentido como en mi hogar, y aquí sí. Si me tengo que marchar, va a doler”.
Vive en Morón de la Frontera, conoce toda Andalucía y gran parte de España, y se confiesa un enamorado de Sevilla, “una de las ciudades más hermosas que he visto. Me gusta el fútbol, estoy abonado al Sevilla FC y voy a los partidos con la Peña Sevillista Aruncitana”. Mientras se saluda con afecto con vecinos por la calle, conversa sobre sus orígenes: “Mi hogar lo tengo en Florida, donde compramos una vivienda antes de que los precios se dispararan”.
Pese a su menor tamaño y presencia de militares, la base de Morón siempre ha tenido una gran relevancia. “Históricamente ha sido un destacamento con mucha actividad en momentos de conflictos internacionales desde los años 50”. Así lo recueda el alcalde de Morón, Juan Manuel Rodríguez Domínguez, para quien la población americana tiene una importancia estratégica. “Ha habido varios ERE, pero siempre digo que el mayor ERE para nosotros sería que cerraran la base”.
Recuerda que a lo largo de la convivencia se han sucedido multitud de anécdotas: “En los 70 y los 80, todos se afanaban por conseguir en la base unas gafas American Optical (yo guardo unas como oro en paño) y discos de los Rolling Stones que no había en España”.
Canciones prohibidas También fueron los artífices de que determinadas canciones prohibidas en España durante la dictadura se escucharan a través de una emisora de radio que había en sus instalaciones, como cuenta Pedro Luis Vázquez, autor del libro La época dorada del Flamenco en Morón de la Frontera (1960-1970).
Una perfecta conocedora de la base y su relación con el entorno es Mila Guerrero, trabajadora en estas instalaciones durante 21 años, en tareas de apoyo logístico, tareas que sigue desempeñando, ahora para otras bases de EEUU en Europa. En su opinión, contar con este tipo de instalaciones cerca es ventajoso, “no sólo porque el personal pueda consumir en la zona, sino por el movimiento de contratistas y empleados que se genera alrededor”
Entre los empresarios moronenses que trabajan con los americanos se encuentra Eduardo Morón, cuya compañía suministra material de oficina, tanto a la base sevillana como a la de Rota, e incluso a su embajada en Madrid. “Entrar a trabajar con ellos es complicado, pero una vez que lo haces, si les generas confianza, te siguen llamando; llevamos con ellos 25 años”.