Travis Kalanick amplía sus ‘cocinas fantasma’ en Latinoamérica
El cofundador de Uber ha ido absorbiendo locales de la competencia, en el marco de su discreta iniciativa de construcción de un nuevo imperio.
EL NEGOCIO DEL ‘DELIVERY’
Travis Kalanick, cofundador de Uber, ha construido calladamente un negocio de alimentación y artículos de consumo en toda Latinoamérica, con el objetivo de aprovechar el rápido crecimiento del mercado de comercio electrónico en la región.
A lo largo de los tres últimos años, el multimillonario ha expandido rápidamente su start up CloudKitchens, con sede en Estados Unidos, mediante la compra y construcción de “cocinas fantasma” en Latinoamérica, con el fin de construir una red mundial de centros de reparto de comida, aprovechando su experiencia en la creación de Uber Eats durante su mandato como consejero delegado.
Junto con el negocio de las cocinas fantasma –que consiste en adquirir inmuebles, que luego se utilizan para preparar comida para llevar o repartir–, el empresario ha lanzado Pik N’ Pak, empresa dedicada al almacenamiento de artículos de consumo, como comida para mascotas y medicinas, en casi 50 centros de CloudKitchens en 11 ciudades de Brasil, México y Colombia. Al igual que en el caso de los productos de cocina, los artículos de Pik N’ Pak son enviados a los clientes por empresas locales de reparto basadas en aplicaciones.
La relación existente entre Pik N’ Pak y CloudKitchens, anteriormente no revelada, forma parte de una iniciativa consciente de expansión secreta, que pone distancia entre las entidades locales y la empresa matriz para evitar que se las relacione con Kalanick, según tres exempleados de CloudKitchens, que hablaron a condición de mantener el anonimato, debido a los estrictos contratos de confidencialidad que habían firmado.
“Cuando el consejero delegado es una persona tan impactante y controvertida como Travis, el propio interesado evita que la marca se relacione con él”, afirma un exdirectivo que trabajó en el negocio latinoamericano de CloudKitchens.
Todo ha salido a la luz una vez que Kalanick ha expandido rápidamente CloudKitchens por todo el mundo, desde que adquirió el negocio en 2018, tras haber sido expulsado de Uber a causa de una infinidad de escándalos en 2017. En noviembre, tras una ronda de financiación de 850 millones de dólares, CloudKitchens se valoró en 15.000 millones de dólares. La información de la ronda se publicó en Business Insider.
CloudKitchens cuenta con más de 4.000 empleados en todo el mundo, según dos personas familiarizadas con la empresa.
La estrategia del secretismo refleja el planteamiento empresarial de Kalanick tras su amarga salida de Uber. Así, se prohíbe a los empleados mencionar en LinkedIn que trabajan para la empresa, y se les insta, en su lugar, a indicar como lugar de trabajo una “start up sigilosa”, término que se suele reservar a las empresas pendientes de lanzamiento. “Tiene que ver con los ataques de los que ha sido víctima en el pasado”, afirma un ex alto cargo de CloudKitchens. “La cuestión de Uber fue desagradable para él. Quería expandir [CloudKitchens en Latinoamérica], pero no quería atraer demasiada atención; quería dominar el sector”. Sin embargo, otras personas cercanas al empresario afirman que su planteamiento podría haber obstaculizado el crecimiento de la empresa, y que destila la impronta de su época de Uber. CloudKitchens ha consagrado ciertos principios de Uber que llevan consigo matices negativos, como el de “trabajar sin parar”. Según ciertos exempleados, las distintas divisiones de la empresa no tenían ninguna información sobre otras partes conexas de la misma empresa, con lo que la variabilidad de los ocupantes de las instalaciones era extrema.
Dos ex altos cargos con conocimiento directo de las operaciones de la empresa explican que CloudKitchens da empleo a unas 500 personas en Latinoamérica, repartidas entre unos 70 centros en ocho países, que contienen 1.800 cocinas.
Pik N’ Pak utiliza el espacio que sobra en los edificios de las cocinas de la empresa –por ejemplo, los sótanos o los pasillos– para almacenar productos de consumo, como medicinas que no necesitan receta, alimentación para mascotas y juguetes sexuales. En su material promocional, Pik N’ Pak afirma ofrecer a las empresas minoristas acceso a “millones de clientes”.
Esas empresas minoristas pueden alquilar estantes y anunciar sus productos en aplicaciones latinoamericanas de reparto de alimentos, como Rappi o Cornershop, que se encargan de los pagos y del reparto a los clientes.
El crecimiento de CloudKitchens en la región se vio acelerado por dos adquisiciones: en 2020 la empresa compró el grupo de cocinas Nano, con sede en México, por 20 millones de dólares, según datos de PitchBook. En 2019 en un acuerdo del que no se informó previamente, CloudKitchens adquirió el negocio de cocinas Cocinas Ocultas, con sede en Colombia, que había sido fundado un año antes por los empresarios italianos Raffaele Sertorio y Edoardo Dellepiane.
A continuación, se encomendó al equipo de Cocinas Ocultas el desarrollo del negocio de CloudKitchens por todo el continente, de manera que la empresa opera en la actualidad, bajo la marca Cocinas Ocultas, en Colombia, Perú, Costa Rica, Panamá, Chile y Ecuador. En México, el nombre de la marca es VirtualKitchens. En Brasil, CloudKitchens opera con el nombre de Kitchen Central, y lidera el mercado, según Renato Avó, director de productos de alimentación de la asesoría 360 Varejo. El año pasado, los gastos de reparto de alimentación crecieron en casi un cuarto en el país, hasta alcanzar los 40.500 millones de reales brasileños (7.800 millones de dólares), según un estudio de GS&NPD y el Instituto Foodservice Brasil.
Sin embargo, el crecimiento de las cocinas fantasma en Latinoamérica ha dado lugar a polémicas en determinadas ciudades. Su proliferación en São Paulo, una de las ciudades más grandes de América, ha dado lugar a quejas de vecinos de las proximidades, hasta el punto de que se han exhibido pancartas contra la aparición de instalaciones en barrios acaudalados.
El ayuntamiento ha propuesto la regulación local de las cocinas fantasma, y este mismo año ha prohibido de manera provisional la concesión de nuevas licencias.
La gente se queja del ruido, el olor, el humo y los motoristas –conocidos coloquialmente como motoboys– que esperan a la puerta para recoger los pedidos. Uno de esos contrariados vecinos relata que a su hijo le llaman “beicon” y le acosan en el colegio por el olor que desprende su ropa, según informa la concejala Cris Monteiro, quien añade que la empresa se había puesto en contacto con ella antes de que estallara la polémica, pero cuestiona su voluntad de llegar a un acuerdo.
“Entiendo la postura de los empresarios. Dicen que su emplazamiento es legal. Pero, para mí esa respuesta no refleja ningún deseo de cooperar”, concluye. “No me parece que quieran resolver el problema junto con la comunidad”.
Un ex alto cargo de CloudKitchens en Latinoamérica asegura que la empresa está ahora más sensibilizada con las prácticas empresariales locales, pero otros cercanos a Kalanick advierten de la posible pervivencia de viejos hábitos.
“Durante su etapa de Uber, Travis solo aprendió una cosa: a desconfiar de la prensa y de los capitalistas de riesgo”, explica un ex alto cargo de la empresa.