Expansión Nacional - Sabado

Los nuevos deberes de los jefes y de los empleados

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En este nuevo orden laboral, jefes y empleados tienen que adaptarse a un nuevo orden en el que la comunicaci­ón es vital. Diego Fernández Requejo, especialis­ta en estoicismo organizaci­onal, trabajo en remoto y negocios digitales, reconoce todos los beneficios de la flexibilid­ad, pero asegura que el gran lastre es la gestión emocional del equipo de trabajo: “Hay que establecer sistemas que permitan sustituir ‘los momentos de café’ o las ‘cañas de los viernes’ para mantener el equipo unido y en un tono emocional favorable. La comunicaci­ón puede ser la gran protagonis­ta o la gran derrotada en una cultura que apuesta por estos modelos”.

Para que la comunicaci­ón no se aparque, cree que es necesario que los jefes venzan algunas objeciones típicas como:

Mejor todos en la misma oficina.

Si no los vigilo, ¿cómo van a trabajar?

Si están en casa, estarán llenos de distraccio­nes.

● ¿Cómo implantar una cultura de empresa si cada uno está en un sitio?

Voy a perder el control de lo que se hace.

Hemos pagado un montón de dinero en estas oficinas.

Fernández cree que son objeciones normales que hay que trabajar en cualquier proceso de implantaci­ón de trabajo en remoto o híbrido. “Al final, el jefe deja de ser el vigilante de las horas de trabajo trabajadas por cada empleado, para convertirs­e en un observador de métricas, procesos y sistemas que conducen al resultado final pretendido”. Define la esencia del modelo híbrido en tres puntos:

● El trabajo híbrido bien hecho no trata de reproducir, en casa, el trabajo que se hace en la oficina.

● El tiempo de trabajo en remoto debe favorecer que se midan objetivos y tareas realizadas, no horarios cumplidos.

● Se plantea una nueva relación jefe-empleado, en la que se necesita que el segundo sea más autónomo, proactivo y protagonis­ta.

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