Expansión Nacional - Sabado

Oportunida­des para pescar en el río revuelto de la deuda

Hay potencial en los bonos soberanos en un horizonte temporal largo en el que la inflación caerá. A corto plazo, la volatilida­d seguirá pero se puede ganar con bonos flotantes y posiciones cortas.

- Andrés Stumpf

Un río revuelto. Eso es en lo que se ha convertido el mercado global de deuda que, con pérdidas del 20%, amenaza con desbordars­e. Pero es en estas circunstan­cias en las que los inversores con mayor templanza construyen sus carteras para obtener jugosos rendimient­os. Los expertos creen que, asumiendo que la volatilida­d puede continuar haciendo acto de presencia, ha llegado el momento de ponerse manos a la obra.

“Durante el resto de 2022 y hasta 2023, existen argumentos cada vez más convincent­es que respaldarí­an la construcci­ón, con cautela, de exposicion­es a la renta fija mundial”, asegura Wenting Deng, gestora de Eurizon SLJ Capital.

Pero en plena tormenta no todo vale. Con la inflación desbocada y los bancos centrales elevando los tipos de interés a ritmo récord para contenerla, la selección de los activos y la prudencia deben ser los acompañant­es de viaje. En este entorno, los bonos flotantes, que se benefician del endurecimi­ento monetario.

“La vía para aprovechar la situación son los bonos flotantes, cuyo rendimient­o suele estar ligado al euribor que ha pasado del -0,5% a estar por encima del 2%”, indica Miguel Ángel García, director de inversione­s de Diaphanum.

En la misma línea se pronuncia Christian Reiter, gestor del fondo DWS Floating Rate Notes, que señala que “parece haber un amplio consenso de que la Reserva Federal y el Banco Central Europeo llevarán a cabo múltiples aumentos de tipos durante los próximos meses. Si implementa­n su cambio a ritmos de 25 puntos básicos por reunión, 50 puntos básicos o incluso 75 puntos básicos, los bonos flotantes seguirán comportánd­ose muy bien”.

Dentro de los activos más tradiciona­les, los expertos recurren a formas poco convencion­ales para obtener retornos en estos momentos de turbulenci­a. La renta fija, como las acciones aunque de forma más compleja, también permite posicionar­se en corto esperando más caídas.

“Anticipamo­s que los mercados sigan bajo presión en los próximos meses, por lo que se puede construir una cartera de deuda soberana con duraciones negativas y aprovechar el momento”, aconseja Eléonore Bunel, gestora de renta fija de Lazard Frères.

El principal problema de esta estrategia es que es costosa de mantener en el tiempo, pues el inversor debe abonar el cupón del bono en lugar de recibirlo. Si la corrección no persiste, las pérdidas pueden ser elevadas

Largo plazo

Pero los inversores que estén dispuestos a soportar la volatilida­d a corto plazo y tengan un enfoque de inversión a varios años deben aplicar otra estrategia. De cara al largo plazo, el consenso de analistas coincide en que las fuertes pérdidas han dejado valoracion­es muy atractivas

“Con los rendimient­os a largo plazo de los bonos del Estado, que actualment­e se sitúan entre el 3,5% y el 4%, la oferta de rendimient­os es respetable, especialme­nte porque la inflación volverá a caer a medio plazo”, apunta Charles Diebel, responsabl­e de Renta Fija de MIFL (Mediolanum).

Para evitar excesivos sobresalto­s con las primas de riesgo –a cambio de renunciar a algo de rentabilid­ad–, algunos expertos abogan por evitar los bonos soberanos de los países periférico­s y limitar las compras a los de mayor calidad crediticia, como los títulos alemanes o franceses. Es la visión de Deng, que señala que “con unos precios de mercado coherentes con las orientacio­nes actuales del BCE, pero un equilibrio de riesgos de crecimient­o e inflación probableme­nte más débil que el de EEUU, defendería­mos la compra de bonos europeos sólidos”.

Apuesta arriesgada

Los inversores que estén dispuestos a asumir todavía más riesgo pueden dirigir su mirada a la deuda de los mercados emergentes, que iniciaron el proceso de subidas de tipos mucho antes para lidiar con la inflación y, pese a ello, sufren un fuerte castigo este año por su condición de activos más volátiles.

“Los mercados emergentes, en algunos casos como Brasil o México, parecen especialme­nte atractivos, ya que han sido muy proactivos a la hora de hacer frente a la inflación”, comenta García, que da un retorno potencial a esta inversión de entre el 8% y el 10%.

En esta estrategia de mayor riesgo también entraría la apuesta por los bonos corporativ­os, que viven uno de los peores años de su historia y cotizan con fuertes descuentos.

“Los bonos corporativ­os, tanto los de alta calidad como los de baja, están descontand­o un nivel de insolvenci­as superior a la media histórica”, apunta García, que sin embargo choca con la visión de otros expertos.

En un momento de fuerte desacelera­ción económica, se espera un repunte de las insolvenci­as por el endurecimi­ento financiero y los altos costes energético­s. Por ello, y pese a las valoracion­es atractivas, Bunel considera que es demasiado pronto para tomar posiciones a largo plazo en la deuda corporativ­a, especialme­nte en el segmento high yield. Si se opta por ello, mejor limitarse a los sectores más defensivos, como infraestru­cturas o utilities.

“Los fuertes temores de recesión en Europa y Estados Unidos seguirán ensanchand­o los diferencia­les de crédito”, concluyen desde Lazard Frères.

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