Expansión Nacional - Sabado

¿Nos salvarán los robots de la escasez de profesiona­les?

El envejecimi­ento de la población reduce el número de personas en edad de trabajar, y se vaticina que los robots no podrán cubrir todas las vacantes.

- Por Ruchir Sharma (F.T.)

Aunque los más alarmistas creen que la inteligenc­ia artificial (IA) destruirá puestos de trabajo, las tendencias demográfic­as subyacente­s prevén una escasez de trabajador­es.

No hace mucho tiempo, se publicaban libros sobre cómo “el boom de los robots” nos llevaría a un futuro sin trabajo. Se pronosticó que la mitad de todos los empleos de Estados Unidos estarían en riesgo por el avance de la automatiza­ción.

Sin embargo, los recientes informes sobre el empleo plantean una amenaza diferente: no se trata de si los robots sustituirá­n a la mano de obra humana, sino de si llegarán lo suficiente­mente rápido como para salvar la economía mundial de la escasez de trabajador­es.

El índice de desempleo global asciende al 4,5%, el más bajo desde que se iniciaron los registros mundiales en 1980. La escasez de mano de obra alcanza máximos históricos en las economías avanzadas, incluidos Reino Unido y Estados Unidos. Allí hay ahora 11,2 millones de puestos vacantes para 5,6 millones de personas que buscan trabajo, la mayor brecha desde la década de 1950. Millones de trabajador­es que renunciaro­n durante la pandemia aún no han regresado, para desesperac­ión de los empresario­s.

Esta presión aumenta ahora, sobre todo porque el crecimient­o de la población en edad de trabajar –entre 15 y 64 años– ha empezado a disminuir, mientras que la proporción de ancianos se incrementa. El envejecimi­ento es, a su vez, un resultado retardado de los cambios sociales que comenzaron décadas atrás: las mujeres tienen menos hijos y la ciencia alarga la vida media.

La población en edad de trabajar está disminuyen­do en casi 40 países, entre ellos la mayoría de las principale­s economías avanzadas, frente a sólo dos a principios de la década de 1980. En Estados Unidos está retrocedie­ndo de forma menos precipitad­a que la mayoría, pero se encuentra en la misma situación básica. Más que cualquier otro factor, la disminució­n de la mano de obra se traduce en un crecimient­o económico más lento, por lo que la mayoría de los países necesitará­n más robots sólo para mantener el crecimient­o.

Los tecnopesim­istas siguen haciendo sonar las alarmas, augurando que el espectro de los robots que roban puestos de trabajo y reducen los salarios resurgirá cuando la pandemia desaparezc­a y los que abandonan el empleo vuelvan a trabajar, lo que puede ser ...o no. En cualquier caso, las tendencias demográfic­as pronostica­n una escasez continua.

Entre los países más afectados se encuentran China, Japón, Alemania y Corea del Sur, donde se espera que la población en edad de trabajar disminuya en al menos 400.000 personas al año hasta 2030. No es casualidad que en estos países predominen los robots y que la tendencia vaya en aumento. Los fabricante­s japoneses cuentan con casi 400 robots por cada 10.000 trabajador­es, frente a los 300 de hace sólo cuatro años.

China, a su manera, está subvencion­ando a los fabricante­s de robots, con el objetivo de aumentar su producción en un 20% anual hasta 2030. Los analistas pronostica­n que, incluso a ese ritmo, los robots no podrán cubrir todas las vacantes de la mano de obra.

Los gobiernos pueden responder a la escasez de mano de obra de otras maneras: dando ayudas a los padres para que tengan más hijos, animando a las mujeres a incorporar­se o volver a trabajar, acogiendo a los inmigrante­s o ampliando la edad de jubilación. Pero todas estas medidas generan resistenci­a, sobre todo en una época tremendame­nte populista.

Crear y destruir profesione­s

Al igual que ocurre con las innovacion­es anteriores, los robots acaban con algunas profesione­s y crean otras. El motor de gas acabó con los conductore­s de carruajes, pero dio origen al taxista. Alrededor de un tercio de los puestos de trabajo creados en EEUU pertenecen a campos que no existían hace 25 años. Y, según la OCDE, un tercio “cambiará en los próximos 15 ó 20 años”. La tecnología trae consigo la disrupción, no la destrucció­n seguida de la nada, como ocurre en un “futuro sin empleo”.

Cada robot puede sustituir a tres o más trabajador­es de las fábricas, el grupo más afectado. Pero el nivel de perturbaci­ón depende del ritmo al que se produzcan los cambios, a menudo exagerado. Desde la década de 1950, los analistas han pronostica­do que la IA llegará en 20 años, pero aún no ha llegado. Las advertenci­as de que el coche autónomo acabaría con uno de los puestos de trabajo más comunes en EEUU –el de camionero– han provocado una escasez de camioneros.

Ahora se avecina una recesión, pero es poco probable que el desempleo aumente tanto como en anteriores recesiones, debido de nuevo a la reducción de la mano de obra. Aunque los robots sigan multiplicá­ndose, un menor número de trabajador­es dejará el mercado laboral más ajustado de lo habitual.

Se espera que la población en edad de trabajar disminuya en 400.000 personas en los países avanzados

Alrededor de un tercio de los puestos creados en EEUU pertenecen a campos que no existían hace 25 años

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