El divorcio entre ERC y Junts se consuma: ¿qué pasará a partir de ahora en el Govern?
LAS BASES DE JUNTS DECIDEN EN UNA CONSULTA IRSE A LA OPOSICIÓN CON EL 55% DE LOS VOTOS. ANTE EL RECHAZO DE ARAGONÈS DE CONVOCAR ELECCIONES AHORA, ERC PASARÁ A DEPENDER DE SOCIALISTAS Y COMUNES, LO QUE CONVIERTE A PEDRO SÁNCHEZ EN EL GRAN BENEFICIADO DE LA RUPTURA.
Diez años después del inicio formal del procés, el independentismo se descompone. Las bases de Junts decidieron en una consulta que tuvo lugar entre el jueves y ayer romper con ERC y salir del Govern. La decisión la avaló una amplia mayoría de su militancia, el 55%. Tras esta decisión, en Cataluña se abren un sinfín de interrogantes, aunque el objetivo del president de la Generalitat, Pere Aragonès (ERC), es gobernar en minoría. En cualquier caso, no va a tener las cosas fáciles, ya que su partido solo tiene 33 diputados de un total de 135 en el Parlament.
ERC ha rechazado con rotundidad un adelanto electoral, y espera gestos del PSC y de los comunes. En cualquier caso, quedan muy lejos los tiempos de sus acuerdos a tres bandas para gobernar la Generalitat, entre 2003 y 2010 En cualquier caso, las tres fuerzas son muy conscientes de que se necesitan mutuamente para impulsar la acción de los respectivos gobiernos que encabezan: el Ejecutivo central, en el caso del PSOE; la Generalitat, en el caso de ERC; y el Ayuntamiento de Barcelona, en el caso de los aliados de Unidas Podemos en la comunidad.
Todo lo que pase en Cataluña a partir de ahora va a tener consecuencias tanto en las Cortes Generales como en los ayuntamientos, que deberán renovarse en las elecciones municipales de mayo y donde ERC y el PSC se disputan las principales alcaldías. El poder local de Junts está a años luz del que había ostentado la extinta CiU, y sus principales plazas son Girona, Vic, Igualada (Barcelona), Reus y Tortosa (Tarragona).
En las Cortes, ERC forma parte del denominado bloque de la investidura aunque sus relaciones con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, nunca han sido fluidas. Los republicanos facilitaron su continuidad en La Moncloa, a principios de 2020, a cambio de una mesa de diálogo bilateral, y también han permitido aprobar sus últimos Presupuestos. Sin embargo, ERC se desmarcó de iniciativas legislativas muy importantes para Sánchez, como la reforma laboral.
Mientras, en el Govern, la situación es de incertidumbre. De las 13 consejerías, Junts tenía siete pero, de todos ellos, solo tres eran militantes
Los socialistas se encaminan a ser los grandes beneficiados del colapso del bloque independentista. En el Parlament, sus diputados serán decisivos para que ERC alcance la mayoría, y esta situación puede tener consecuencias en el Congreso, donde las relaciones entre ambas fuerzas han sido tortuosas durante toda la legislatura, a pesar de que los republicanos facilitaron la investidura del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Hay muchas cosas en juego, además de la gobernabilidad de Cataluña. Entre ellas, la continuidad de la legislatura española, ante la próxima aprobación de los Presupuestos Generales del Estado del partido: Gemma Geis (Universidades), Lourdes Ciuró (Justicia), Jordi Puigneró –quien asumió la vicepresidencia hasta la semana pasada, cuando Aragonès le cesó de forma fulminante tras el ultimátum que los neoconvergentes le plantearon en el Parlament– y Violant (PGE) de 2023, y que el Ejecutivo ha presentado esta semana.
Sánchez recordó ayer que “el valor de la estabilidad es fundamental”, según declaró tras finalizar una reunión informal de líderes europeos en Praga (República Checa). El presidente destacó que, “sea cual sea la coyuntura del Govern, tendrá siempre tendida la mano en aras del diálogo”. Su objetivo es impulsar un “reencuentro dentro de la sociedad catalana” y pasar página
Cervera (Asuntos Sociales). El resto eran independientes: Jaume Giró (Economía), Josep Maria Argimon (Salud) y Victòria Alsina (Exteriores). Esta última anunció la semana pasada que se afiliaba a la formación y fue, junto a Giró, la más firme defensora de mantenerse en el Ejecutivo al procés. Más allá de estas palabras, conviene recordar que para el PSOE, Cataluña es prioritaria. Las últimas encuestas pronostican una fuerte debacle en clave electoral, pero también que la provincia de Barcelona sería una de las pocas donde los socialistas conseguirían ganar. Allí, se eligen 32 diputados, de los que en los últimos comicios, ocho fueron para el PSC.
Contribución
En el Gobierno central, la contribución de los socialistas catalanes es fundamental. El PSC ostenta dos ministerios que tienen una fuerte visibilidad pública: Cultura –de la mano de su presidente, Miquel Iceta– y Transporte, que ante el “riesgo de caer en la marginalidad política”.
Junts también tiene 168 altos cargos en el Govern y un centenar de puestos más en las empresas públicas. Buena parte de ellos proceden de la extinta CiU, la federación nacionalista que gobernó Cataluña entre 1980 y 2003 y entre ostenta la exalcaldesa de Gavà (Barcelona), Raquel Sánchez. Si Iceta ha anunciado grandes inversiones en la capital catalana, como el desbloqueo de una inversión que llevaba décadas pendientes, la Biblioteca Provincial, en cuanto a infraestructuras, los presupuestos del Estado para 2023 prevén invertir 2.308,9 millones de euros en la comunidad, el 17,2% del total. Estas cifras vuelven a convertir a Cataluña en el territorio que recibirá más inversión.
Sobre el futuro de Cataluña, Sánchez señaló que será el primer secretario del PSC y jefe de la oposición en el Parlament, Salvador Illa, quien decida cómo debe ser su relación con el Govern de ERC. 2010 y su disolución, en 2015. Aquel año, su principal socio, la antigua CDC, se alió con ERC y empezaron a gobernar en coalición. Desde entonces, las diferencias entre posconvergentes y republicanos han estado muy presentes.
En las filas de Junts, mientras que los altos cargos eran proclives a continuar, ya que su nómina estaba en juego, el sector más maximalista de Junts encabezado por la presidenta del partido, Laura Borràs, y el expresident huido a Bélgica y eurodiputado, Carles Puigdemont, eran partidarios de romper. Los defensores de la continuidad ha tenido un perfil bajo.
La respuesta del president En su primera declaración pública, anoche, Aragonès se mostró muy duro con sus hasta ayer socios: “A los ciudadanos no se les sirve abandonando las responsabilidades”, proclamó.
Fuentes de ERC admiten que a nivel interno, la sensación es de “júbilo” y prueba de ello, son los “aplausos” en su sede central tras conocerse el resultado. Sin embargo, algunos sectores del partido se muestran muy preocupados: “No tenemos cuadros preparados para asumir los puestos que quedan vacantes”, señalan a EXPANSIÓN.
Por esta razón, el objetivo de Aragonès es reclutar a independientes y aguantar hasta las elecciones municipales, pero no lo tendrá fácil. Junts está dispuesta a ejercer de “oposición” e irá a por todas, en palabras de Borràs. La CUP, por su parte, ya rompió con los republicanos hace un año, por lo que ahora, ERC depende de los socialistas y de los comunes. Los primeros fueron, en febrero de 2021, la formación más votada en las elecciones autonómicas y las últimas encuestas indican que sus expectativas son ascendentes. Los comunes, que están dispuestos a alcanzar acuerdos con ERC, solo cuentan con ocho parlamentarios.
La fuerza de ERC a la hora de negociar los PGE se debilita si necesita el apoyo del PSC en el Parlament
El objetivo de los republicanos es aguantar al menos hasta las elecciones municipales de mayo