Expansión Nacional - Sabado

Asturias, un paraíso también de la naturaleza muerta

MUSEO DE BELLAS ARTES El centro ovetense recoge una de las muestras más brillantes de Europa.

- Rafael Mateu de Ros. Madrid

En la ruta cultural por el norte de España no puede faltar la visita al museo ovetense, uno de los museos provincial­es más bellos de nuestro país, en el que acaba de inaugurars­e una muestra que recorre un trayecto de siglo y medio por la naturaleza muerta, uno de los géneros clave del arte español, a través de medio centenar de obras de algunos de los más renombrado­s artistas consagrado­s al género: desde los sobrios planteamie­ntos de Juan van der Hamen, Alejandro de Loarte o Juan de Zurbarán, pasando por las soluciones del barroquism­o exuberante de Juan de Arellano, hasta concluir, ya en el XVIII, con las refinadas composicio­nes de Luis Meléndez inspiradas en el ideal compilador y cientifici­sta de la Ilustració­n.

La muestra –comisariad­a por Ángel Aterido, profesor de Historia del arte de la Universida­d Complutens­e de Madrid y especialis­ta en pintura española del siglo XVII– constituye, por varios motivos, una de las exposicion­es de arte más brillantes del año a nivel europeo. Es el segundo gran reencuentr­o cultural de la Colección Masaveu, gestionada por la Fundación María Cristina Masaveu Peterson, y la Colección Pedro Masaveu del Museo asturiano, fruto de la dación en pago que precisamen­te la hermana y heredera de Pedro Masaveu decidió realizar en favor del Museo en 1994. Una operación que en más de una ocasión hemos calificado de “dación-legado” o “dacióndona­ción”, puesto que la heredera aceptó la valoración dada al segmento de la colección ofrecido en pago del impuesto sucesorio a pesar de que difería en más del 50% a la baja del fijado por una conocida casa internacio­nal de subastas. El hito anterior fue la muestra Pedro Masaveu: Pasión por Sorolla en el Centro Niemeyer de Avilés en 2018.

Relevancia pictórica

El bodegón castellano, sevillano y también aragonés y valenciano­s, es uno de los géneros pictóricos más relevantes de la escuela española. Diferencia­da de las naturaleza­s muertas flamencas e italianas, es en la España del siglo XVII en la que florece una modalidad de la pintura que hasta entonces había sido secundaria o complement­aria, ocupando uno de los niveles inferiores de las jerarquías convencion­ales de la pintura. El bodegón español (austero y profundo, concentrad­o y complejo, estético y conceptual) rompe aquella y aunque hoy lo veamos con un tipo de obra del pasado, al igual que el arte sacro, el mitológico o que la retratísti­ca regia y nobiliaria, fue en su momento un género disruptivo, frecuentad­o por los mejores artistas y objeto de predilecci­ón por los grandes coleccioni­stas y mecenas de la época tanto laicos como religiosos. Por primera vez en la historia del arte occidental, los objetos y utensilios domésticos, los frutos, animales, cestos, búcaros y flores, retratados de forma muy próxima y respetuosa, con impresioni­sta realismo y delicada atención a su diferente consistenc­ia y aspecto, cobraban un papel protagonis­ta. Podríamos comparar la irrupción del bodegón español frente a los modelos pictóricos precedente­s del Renacimien­to y del primer Barroco, con el punto de inflexión que supuso el cubismo sintético respecto del arte académico del XIX que todavía impregnaba al naturalism­o e incluso al impresioni­smo finisecula­r. De hecho, Picasso y Gris fueron dos de los más grandes bodegonist­as del siglo XX y el género perduraría entre nuestros artistas durante toda la centuria con artistas tan señeros como Miquel Barceló.

La naturaleza muerta se convertirí­a durante el siglo XVII en la expresión estética, quizás mas pura, de la cultura de la edad barroca, a la que algunos autores (Norbert Bilbeny: Moral barroca, Anagrama, 2022) han comparado con nuestro tiempo: otro periodo de luces y sombras, ingenio y mentiras, ilusionism­o y ansiedad en el que prima la soledad como elección y destino. La pintura de las cosas quietas en la que se expotradic­ión nen con gran detalle piezas de caza, vegetales o alimentos, típica del bodegón español, plantea al espectador, a modo de trampantoj­o, el reto de dilucidar si se encuentra frente a una pintura o frente a la realidad. Alejandro de Loarte, Juan Bautista de Espinosa y Juan van der Hammen son algunos ejemplos

Las flores fueron uno de los motivos preferidos desde el nacimiento del género. Su aparición encarnaba la fusión entre decorativi­smo y símbolo y, como nos explicaba el profesor Aterido, sirvieron para la exaltación del imaginario religioso en iglesias y oratorios particular­es, no solo para la ornamentac­ión de estancias domesticas. Esos floreros eran en realidad composicio­nes imaginadas que con frecuencia agrupaban especies cuya floración no coincide en el tiempo, para crear atractivos contrastes de color y morfología. El máximo especialis­ta fue Juan de Arellano, quien mantuvo cerca de la actual Puerta del Sol un industrios­o obrador, uno de los primeros ejemplos de la producción artística colaborati­va y seriada.

Con el avance del Siglo de las Luces se instauró progresiva­mente una nueva forma de ver y entender el medio natural. Gracias a la diversific­ación y consolidac­ión metodológi­ca de los distintos saberes científico­s, en especial de los relacionad­os con la Historia Natural, los silencioso­s protagonis­tas de los bodegones se convirtier­on también en objeto directo de estudio. En el Madrid cortesano su máximo exponente fue Luis Egidio Meléndez, miembro de una amplia familia de artífices de origen asturiano. La exposición reúne un grupo de doce obras que, como la mayoría de su producción conocida, responden a un encargo regio, el que en 1771 se le encomendó para el Gabinete de Historia Natural del Príncipe de Asturias, el futuro rey Carlos IV.

 ?? ?? Juan Bautista de Espinosa: ‘Bodegón con objetos de orfebrería’ (detalle), 1624. Colección Masaveu.
Juan Bautista de Espinosa: ‘Bodegón con objetos de orfebrería’ (detalle), 1624. Colección Masaveu.
 ?? ?? Juan de Zurbarán. ‘Bodegón con cesto de frutas, melocotone­s, granadas y bernegal’. Hacia 1643-1649. Colección Masaveu. Fundación María Cristina Masaveu Peterson.
Juan de Zurbarán. ‘Bodegón con cesto de frutas, melocotone­s, granadas y bernegal’. Hacia 1643-1649. Colección Masaveu. Fundación María Cristina Masaveu Peterson.
 ?? ?? Juan de Arellano: ‘Florero de cristal y frutas’ (detalle), hacia 1668. Colección Masaveu.
Juan de Arellano: ‘Florero de cristal y frutas’ (detalle), hacia 1668. Colección Masaveu.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain