Campaña de resultados: neutra, pero con revisiones a la baja
Desde que terminó la campaña de resultados del segundo trimestre (el pasado 15 de agosto) y coincidiendo con los máximos del verano, el índice bursátil norteamericano S&P 500 ha caído un 12%, el Ibex un 10% y el Euro Stoxx un 9%, penalizados sobre todo por los cíclicos y/o valores sensibles a tipos como inmobiliario (-28,1%), retail (-17,7%), autos (-13,1%), construcción (-12,5%), tecnología (-12,6%) y utilities (-11,0%).
Dada la mala evolución de las Bolsas desde comienzos de año (el S&P 500 acumula una caída del 20,6%, el Ibex del 13% y el Euro Stoxx del 19,8%) y los niveles de valoración alcanzados, con una contracción del PER (que mide el precio sobre el beneficio estimado) del 30% que ha dejado a Europa cotizando muy por debajo de la media histórica, esta campaña no debería tener un impacto adicional a la baja.
Por otra parte, también es poco probable que sea lo suficientemente buena como para convertirse en un catalizador positivo. A pesar de que la inflación impulsa el crecimiento nominal y que, en el caso de Europa, es positiva la depreciación del euro en general (y la subida de tipos para los bancos en particular), en realidad la atención estará de nuevo centrada más en las perspectivas que den las compañías respecto a márgenes y ventas en 2023.
En Estados Unidos comienza la campaña el próximo 14 de octubre con los grandes bancos. El consenso espera un crecimiento del BPA del tercer trimestre del 3,4%, el más bajo desde 2020 y también menor que el 5,4% del segundo. Este crecimiento vendría impulsado por los cíclicos y lastrado por los defensivos o los financieros, que evolucionarán peor. Desde el final de la campaña de resultados del segundo trimestre, el BPA para este tercero ya se ha revisado a la baja un 1,3% de media, destacando los recortes en materiales básicos (-7,5%) y consumo cíclico (-5,7%) frente a las subidas en financieros (+0,2%).
Para este trimestre, el 61,3% de las compañías dio perspectivas negativas frente al 70% del trimestre pasado y al 60% de los últimos cinco años. Todo esto avala un ratio de sorpresas positivas muy en línea con la media histórica, en el 78,6% (frente al 75,8% en el segundo trimestre). En cualquier caso, aunque esperamos que el consenso siga revisando a la baja sus previsiones, por el lado positivo la mayor inversión de la pendiente de la deuda y la estabilización de las rentabilidades de los bonos de largo plazo podría favorecer incluso una ligera subida los mercados a corto plazo.
Divisa y tipos de interés
En Europa, pese a que la fragilidad macro es más visible que en Estados Unidos, las expectativas de beneficios son más exigentes. Para el Euro Stoxx se espera un BPA creciendo un 21,0% en este tercer trimestre, que compara con el +12,5% del segundo y que viene de revisarse un +4,0% desde el final de la campaña anterior gracias al efecto divisa y a la subida de los tipos de interés. Destacan en este sentido las mejoras en retail (+4,9%), inmobiliario (+4,2%), bancos (+3,7%) y energía (+2,2%), y las rebajas en recursos básicos (-2,9%) o telecom (-2,4%). Las perspectivas dadas por las compañías para este tercer trimestre, según nuestra propia encuesta, fueron positivas en el 27% de los casos (frente al 33% del trimestre anterior y al 29% de media histórica).
Esperamos que las sorpresas positivas caigan por debajo de la media de los últimos cinco años (58,4%) y respecto al segundo trimestre (62,6%) por primera vez desde el año 2020. Mientras, el consenso espera avances de BPA para 2022 y 2023 del 13,6% y del 5,6% para el Euro Stoxx, y del 20,2% y del 2,3% para el Euro Stoxx 50, aún por encima de nuestra estimación. Aunque esperamos revisiones a la baja en las estimaciones de crecimiento del consenso, todavía podrían retrasarse algo gracias a los efectos de la depreciación del euro, que beneficia en general, y la subida de los tipos a corto, que favorece en particular a algunos sectores (como los bancos).
Para el Ibex, el consenso espera un crecimiento del BPA de 2022 y para 2023 también superior el nuestro, pero aquí juega muy a favor el elevado peso de los bancos en el selectivo español y, por lo tanto, no es descartable que se alcancen esas mejoras.