Por qué los bancos extranjeros no triunfan en Estados Unidos
La fuerte competitividad entre los bancos en el mercado estadounidense ha dado lugar a un reajuste de ambiciones, que ha dirigido la atención a nichos concretos de mercado.
La banca extranjera está reduciendo posiciones en EEUU y se centra ahora en sus países de origen
Desde hace mucho, EEUU resulta irresistible para los bancos extranjeros. Credit Suisse eligió Nueva York como sede de su primera oficina en el extranjero en 1870. Deutsche Bank llegó dos años más tarde, financiando una red ferroviaria de Wisconsin al estado de Washington. Desde entonces, decenas más se han sumado a ellos.
Sin embargo, desde hace tiempo, a los bancos extranjeros les resulta difícil prosperar en EEUU. Para su desgracia, también los bancos del país buscan oportunidades en la primera economía del mundo. La situación no ha sido nunca tan dura como durante los años transcurridos desde la crisis de 2008. En estos años, los bancos extranjeros han tenido más dificultades para aventajar a sus rivales de Estados Unidos.
En la banca comercial, muchos están recortando o limitando sus operaciones estadounidenses, cediendo así terreno a sus competidores locales para centrarse en mercados más cercanos a sus países de origen o en las oportunidades de crecimiento en Asia.
A lo largo de los últimos 24 meses, BNP Paribas ha vendido Bank of the West a Banco de Montreal por 16.300 millones de dólares; el español BBVA ha traspasado sus operaciones estadounidenses a PNC por 11.600 millones de dólares y el japonés Mufg ha vendido su negocio minorista a US Bancorp por 8.00 millones de dólares.
Para estas entidades las demandas que implicaba la competencia en el mercado minorista de EEUU suponían tener que elegir entre crecer o vender.
“De no haber desinvertido, tendríamos que haber comprado un activo equivalente”, explicó el consejero delegado de BNP, Jean-Laurent Bonnafé, a sus accionistas en relación con la venta de Bank of the West.
Para los bancos de inversión el panorama es igual de duro. Parece que pocos prestamistas extranjeros tienen recursos suficientes para seguir los pasos de los bancos estadounidenses en la busca y captura de una mayor cuota en el mercado bancario más lucrativo del mundo.
Esto ha favorecido la hegemonía, en Estados Unidos, de JPMorgan Chase, Goldman Sachs, Morgan Stanley y Citigroup, sin que figure un solo banco europeo entre los cinco principales desde 2014, según datos de Dealogic.
Aunque entre los bancos de Japón y China han proliferado las operaciones estadounidenses, los principales competidores, desde hace decenios, son las entidades prestamistas europeas. Sus recientes dificultades hacen preguntarse qué futuro espera a los bancos extranjeros en Estados Unidos.
“Para los bancos europeos, ha sido un camino difícil, sobre todo desde la crisis económica”, dice David Erickson, ex responsable de mercados globales de Barclays y, actualmente, docente en la Universidad de Pensilvania.
Los problemas operativos de Credit Suisse han hecho disminuir también sus perspectivas, tras decenios de esfuerzos expansionistas, materializados en la adquisición de First Boston en 1988 y de Donaldson, Lufkin & Jenrette en 2000. Deutsche Bank ha recortado miles de puestos de trabajo en banca de inversión y comercial para ahorrar costes.
Entretanto, la adquisición por Barclays de las operaciones estadounidenses de Lehman Brothers en 2008 sigue sin traducirse en el éxito deseado en el sector de la banca de inversión, resultado que David Erickson atribuye a la falta de inversiones sostenibles.
Los bancos extranjeros se han visto lastrados por su incapacidad de ser tan rentables como sus rivales de Estados Unidos. Según un informe de Funcas, centro de análisis económico creado por las entidades de ahorro españolas, los bancos de Estados Unidos publican siempre mejores resultados promedio que sus homólogos europeos.
El retraso del crecimiento económico europeo con respecto al de Estados Unidos, desde hace más de diez años, ha puesto a sus bancos en una situación de desventaja, problema que se ha visto agravado por los tipos de interés negativos de la eurozona, Japón y Suiza, que han dejado al sector prestamista sin posibilidad de beneficios.
Pese a todos estos desafíos, y el consiguiente reajuste de ambiciones entre los bancos, la promesa de Estados Unidos permanece inalterada.
“¿Puedes ser global sin estar en China? Yo creo que sí. ¿Puedes ser global sin estar en Estados Unidos? Probablemente, no”, argumenta Ana Botín, presidenta de Banco Santander.
Los directivos de los bancos extranjeros siguen diciendo que sus clientes demandan también las perspectivas que ofrecen sus organizaciones al margen de Estados Unidos, como las relativas a países tales como China e Irán. Sin embargo, se muestran selectivos sobre los lugares en los que pretenden competir.
Por ejemplo, puede que BNP haya abandonado el mercado minorista de Estados Unidos, pero ha dado muestras de ambición en otras áreas, al hacerse con las operaciones de corretaje de Deutsche.
Asimismo, está tratando de contratar a más expertos en banca de inversión para impulsar su capacidad asesora.
UBS considera el mercado de grandes patrimonios de Estados Unidos una de sus principales áreas de crecimiento, lo que se ha reflejado en su fallido intento de hacerse con Wealthfront, entidad gestora de dinero digital.
“¿Qué aportas al mercado que sea único? ¿Qué te convierte en el mejor propietario de esos activos? Ésa es la cuestión que tenemos que preguntarnos cuando definimos nuestra estrategia”, afirma Botín.
Un ex ejecutivo bancario europeo considera vital la especialización: “Busquen nichos en los que sean competitivos, y céntrense en ello”, aconseja. “No intenten superar a los de Estados Unidos”.
La tendencia favorece el dominio de JPMorgan, Goldman, Citigroup y Morgan Stanley