El plan de las ‘Rishinomics’ vuelve, pero peor
Los regresos nunca son buenos. La Declaración de Otoño de Jeremy Hunt estuvo dominada por unas previsiones económicas pesimistas y medidas para apuntalar las maltrechas finanzas públicas. Pero en términos del mensaje sobre crecimiento, todo se remontó a lo que el hombre que se sentaba detrás de él dijo a principios de año. No se preocupen por el intervalo surrealista de este verano, rezaba el mensaje. Olvídenlo. La Rhisinomics ha vuelto. Y tiene un plan de crecimiento. Con el gobierno buscando 55.000 millones de libras en ahorros o subidas de impuestos, y una previsión económica que empobrecerá más a todos, la charla fue un regreso al pensamiento que el entonces ministro de Hacienda declaró en febrero: la importancia de las personas, el capital y las ideas para impulsar la lenta productividad y crecimiento de Reino Unido. El Plan de Crecimiento del ahora primer ministro, propuesto en marzo de 2021, también se centraba en las capacidades, la innovación y las infraestructuras. Nunca se tradujo en una estrategia o políticas adecuadas. Pero era una estrategia, especialmente si se acompañaba de promesas para incentivar la inversión.
No era realista pensar que las empresas británicas no se verían afectadas por la situación fiscal. La congelación de los convenios significa más impuestos sobre el empleo y más empresas pagando el IVA. El éxito será gravado gracias a los recortes de los dividendos y de las desgravaciones en las ganancias del capital. El sector de la energía podría sentirse dolorido, al ser aclamado simultáneamente como un área de crecimiento crucial mientras se le golpea con una subida fiscal de cinco años, incluyendo a las compañías de renovables, que podrían recaudar más de 40.000 millones de libras.
Mientras, la visión de crecimiento de Sunak, que prometía un futuro mejor, no ha salido bien tras el descanso estival. “Hace falta un microscopio para ver los efectos de las políticas de crecimiento anunciadas hoy”, dice George Dibb, de IPPR. “Incluso en las áreas que el gobierno subraya como importantes, las medidas son inadecuadas o confusas”. Como ministro, Sunak señalo la importancia de impulsar la inversión en las empresas, aún un 8% por debajo de su nivel en pandemia y marcadamente más bajas de lo esperado, según la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria. Su estrategia era combinar unos impuestos corporativos más altos con inversiones generosas.
Sin embargo, la súper deducción fiscal del 130% sobre las compras de equipos que expira en 2023, no fue mencionada a pesar del regreso del impuesto corporativo al 25%. En marzo se prometió un nuevo conjunto de desgravaciones fiscales, como parte de un impulso para reducir la diferencia con países como Alemania y Francia.
Sobre las capacidades, la innovación y las infraestructuras, los mensajes estuvieron mezclados. No se mencionó la tasa sobre la formación. Recortar las desgravaciones fiscales sobre la investigación y el desarrollo de las pequeñas empresas es una extraña forma de impulsar la generación de ideas, sobre todo cuando se ha establecido que Reino Unido no estaba contando el I+D dentro de las empresas más pequeñas. Hunt citó la importancia de las infraestructuras por una parte y la congelación de los presupuestos del capital a partir de 2025, por otra. Eso reduce el gasto en 14.000 millones de libras para 2028, dañando la productividad y el crecimiento en el futuro.
Cualquier sensación de estabilidad política sería un comienzo para la política empresarial y de crecimiento. Una revisión por parte de Sir Patrick Vallance, bajo los auspicios del Brexit de revisar la ley de la UE, podría incluso actuar como un caballo de Troya para algún pensamienLa
to estratégico en sectores clave como la tecnología digital, las ciencias de la vida, la industria verde, los servicios financieros y la manufacturación avanzada. Pero incluso con las grandes promesas de gasto, apenas había nada tras las palabras clave del plan de crecimiento y ninguna voluntad obvia de confrontar asuntos críticos como el replanteamiento de las políticas de inmigración para que las empresas consigan el personal que necesitan, o luchar contra un sistema esclerótico de planificación que lo lastra todo, desde las infraestructuras a las energías limpias.
La Rhisinomía ha vuelto. Y es bastante decepcionante.