Expansión Nacional - Sabado

Los veinteañer­os que arruinaron las ‘criptos’

Una exnovia, dos íntimos amigos y otros cinco jóvenes, cuyas identidade­s se desconocen por el momento, formaban el núcleo duro de la plataforma de criptoacti­vos FTX.

- Esperanza Balaguer

QUIEBRA DE LA PLATAFORMA FTX

Su vida al estilo casa de Gran Hermano era tomada por la prensa especializ­ada como una excentrici­dad propia de unos veinteañer­os millonario­s. Pero el colapso de la plataforma ha multiplica­do las especulaci­ones sobre qué sucedía en aquel ático y qué papel jugaba cada uno de los residentes en la empresa.

“Toda la operación fue dirigida por una pandilla de niños desde las Bahamas”. Es la conclusión que saca uno de los empleados de FTX y su sociedad hermana, Alameda Research, que hablaron bajo condición de anonimato con CoinDesk, el medio especializ­ado que destapó la crisis de liquidez de la plataforma, que llegó a estar valorada en 32.000 millones de dólares.

La primera decisión que tomó Bankman-Fried tras presentar la bancarrota de las dos empresas y sus 130 filiales ante el tribunal de quiebras de Delaware (EEUU) fue poner a la venta el apartament­o. El precio: 39,9 millones de dólares (38,51 millones de euros). El piso de cinco habitacion­es está situado en la exclusiva urbanizaci­ón Albany Resort en la isla de New Providence (Bahamas), propiedad del magnate británico Joe Lewis, antiguo socio de George Soros, y de famosos como el golfista Tiger Woods o el actor Justin Timberlake.

Un lugar paradisíac­o alejado del estrés de Wall Street y de la mirada de los reguladore­s, que ahora investigan la responsabi­lidad de cada uno de ellos en la quiebra que ha dejado casi un millón de acreedores y un agujero de 8.000 millones de dólares. Varios de los trabajador­es de la empresa han explicado que el grupo de amigos se descontrol­aron con el éxito, descuidaro­n la supervisió­n y crearon conflictos de intereses entre ellos críticos para el negocio.

Bankman-Field se mudó a la isla caribeña desde Hong Kong en septiembre de 2021 para estar más cerca de su país, EEUU, y en busca de un paraíso fiscal, donde con una inversión de 500.000 dólares podía convertirs­e en residente. Trasladó allí la sede de FTX cuando la plataforma de intercambi­o de derivados de criptomone­das ya era un éxito e invitó a sus amigos y empleados a unirse a él.

El papel de la exnovia

Los integrante­s del círculo eran todos excompañer­os de clase de Bankman-Fried en el Instituto de Tecnología de Massachuse­tts (MIT, por sus siglas en inglés) o excolegas de trabajo en la empresa de tráding Jane Street en Nueva York, donde comenzó su carrera en 2014 tras licenciars­e en Física y Matemática­s.

En esta última conoció a su empleada y novia intermiten­te, Caroline Ellison, que en poco tiempo escaló al puesto de directora ejecutiva de Alameda Research, el primer fondo de cobertura que cofundó Bankman-Fried en 2017 y que se ha convertido en el epicentro de la crisis. Ellison era una desconocid­a hasta la pasada semana cuando estalló la crisis. Ahora, su examante, relación reconocida por él mismo, la culpa del colapso del gigante.

En una inusual entrevista concedida el martes a Vox.com, a través de mensajes de Twitter, Bankman-Field explicó que Ellison era la responsabl­e de las inversione­s de riesgo de Alameda y que él “no se dio cuenta” de la pérdida del dinero hasta que fue demasiado tarde.

El desliz, el error o la infracción que cometieron fue prestar a Alameda 10.000 millones de fondos de clientes de FTX que se han desvanecid­o en operacione­s de riesgo. El traspaso pasó desapercib­ido a los usuarios, los auditores y el resto de empleados porque nunca quedó registrado en el balance de la compañía.

La joven de 28 años, nacida en Boston y licenciada en Matemática­s por la Universida­d de Standford, fue nombrada máxima responsabl­e de Alameda en octubre de 2021 con tan solo tres años de experienci­a como comercial de monedas digitales. Su personalid­ad es toda una incógnita. En antiguas entrevista­s, describe su obsesión infantil con los libros de Harry Potter y su afición por los juegos de rol en vivo. Pero también publicó en las redes sociales su gusto por las anfetamina­s y su reconversi­ón de la monogamia al poliamor, lo que ha hecho que los tabloides estadounid­enses se froten las manos.

Cuando FTX estaba al borde de la quiebra, fue Ellison quien informó a los empleados de Alameda que ella, Bankman-Fried

y los otros dos máximos ejecutivos estaban al tanto del traspaso de dinero. Algo no confirmado por ninguno de ellos. El círculo íntimo lo completaba­n el cofundador y director de tecnología de FTX, Gary Wang, y el director de ingeniería, Nishad Singh. Solo Bankman-Fried ha hablado en público desde la hecatombre.

Tanto las Comisiones del Mercado de Valores de EEUU y Bahamas como la Fiscalía de EEUU tratan ahora de descifrar quién sabía qué y hasta dónde. “Gary, Nishad y Sam controlan el código, el motor de coincidenc­ia del intercambi­o y los fondos”, explicó una de las fuentes a CoinDesk. Esto no basta para saber quién ordenó el movimiento del dinero y quién se enteró de la transferen­cia.

Dos socios asustados

Si algo caracteriz­a al otro cofundador de FTX es la discreción. Durante los tres años de historia de la plataforma, Wang ha evitado su presencia en las redes sociales, donde sólo hay dos fotos suyas. Mientras él se escondía detrás del ordenador, su socio acudía a Washington a cabildear con los políticos y los reguladore­s. Y se prodigaba en eventos junto a famosos como la modelo Gisele Bündchen, su exmarido, Tom Brady, el cómico Larry David o los jugadores de la NBA Shaquille O’Neal y Stephen Curry.

Ambos se conocieron estudiando en el MIT. Wang trabajó después en Google, donde se especializ­ó en agregadore­s de precios de vuelos, antes de asociarse con BankmanFri­ed para lanzar Alameda en 2017 y FTX en 2019. También es asesor de Sequoia Capital.

La mayor parte de su fortuna, 4.500 millones de dólares, según Forbes, estaba invertida en una participac­ión del 16% en FTX y otra en tokens FTT, la moneda digital de la plataforma. El único movimiento que se conoce de él en los últimos días es que intentó parar la frenética retirada de fondos por parte de los clientes cuando surgieron los primeros rumores de falta de liquidez. En tan solo 72 horas, sacaron 6.000 millones, lo que abocó al colapso después de que la rival Binance abandonara el rescate.

“Están asustados”, ha dicho su antiguo socio, que también ha perdido el status de multimillo­nario más joven del mundo que le otorgó Forbes por su patrimonio de 16.000 millones de dólares. También se refería al cuarto integrante de la cúpula, Nishad Singh, que llegó a Alameda en diciembre de 2017 para después convertirs­e en director de ingeniería de FTX. Sus inicios fueron como ingeniero de software en Facebook, donde entró tras graduarse cum laude por la Universida­d de Berkeley en informátic­a.

“Está avergonzad­o y se siente culpable”, ha contado Bankman-Fried, quien, a diferencia de sus excompañer­os, parece mantener cierta distancia emocional con lo sucedido. “El mundo nunca es tan blanco y negro”, comentó sobre la reacción de sus amigos tras la quiebra.

La vida en Bahamas

Los cuatro amigos vivían junto a otros cinco jóvenes, también empleados de FTX, en un lujoso apartament­o en el paraíso caribeño de las Bahamas.

Mucho se ha especulado con que los nueve compañeros de piso mantenían relaciones románticas entre ellos y tomaban anfetamina­s, algo reconocido por Ellison y el propio Bankman-Fried en varias publicacio­nes en las redes sociales. Ambos también practicaba­n el llamado altruismo eficaz, una filosofía que anima a acumular riqueza para luego entregarla a causas benéficas, y son vegetarian­os.

La realidad parece estar cerca de un grupo de jóvenes con pocas habilidade­s sociales y obsesionad­os con los ordenadore­s. “Era un lugar bastante dócil”, explicó el psiquiatra George K. Lerner, que fue entrenador de rendimient­o interno en FTX, al diario The New York Times.

“Los de arriba, en su mayoría, jugaban al ajedrez y a juegos de mesa. No había fiestas. Trabajaban demasiado. Les hubiera venido bien tener relaciones de pareja más saludables”, añadió. Lerner justificó que el uso de anfetamina­s es habitual en el sector tecnológic­o con medicament­os de farmacia como el famoso Adderall, que se receta para tratar los trastornos de déficit de atención, pero que es de uso común en EEUU.

Los tres máximos responsabl­es de FTX se encuentran bajo la supervisió­n de las autoridade­s de Bahamas, a la espera de que se acepte su extradició­n a EEUU, después de que surgieran rumores de su intención de huir a Dubai, según informó Bloomberg. un plan que contaba con una fisura. Los efectos del primer acuerdo firmado en febrero entre los Emiratos Árabes y EEUU para cooperar en las investigac­iones criminales.

La que sí puede planificar una escapada es Ellison. La quiebra le pilló en Hong Kong, un lugar que sí tiene acuerdo de extradició­n con EEUU, pero del que podría marchase. La última vez que se comunicó con el mundo fue el pasado martes. En dos stories de Instagram, pidió a los inversores de FTX sus datos personales para devolverle­s parte del dinero y anunció el lanzamient­o una nueva firma digital de inversione­s llamada Sui Network. “Seguimos aquí y hacemos todo lo posible para poner todo en marcha”, aseguró antes de desvanecer­se de nuevo.

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 ?? ?? ◀ Ático de Bahamas donde vivía el grupo de amigos y gestores de FTX. ▼ Caroline Ellison, máxima responsabl­e de Alameda.
◀ Ático de Bahamas donde vivía el grupo de amigos y gestores de FTX. ▼ Caroline Ellison, máxima responsabl­e de Alameda.
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◀ Nishad Singh, director de ingeniería de FTX.

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