Expansión Nacional - Sabado

Ya es Navidad en Wall Street

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Desde el jueves, ya es Navidad en Estados Unidos. Hasta Wall Street se ha dejado seducir por el espíritu festivo. Bancos y multinacio­nales compiten por tener a los pies de su rascacielo­s el árbol más grande –aunque ninguno podrá superar al del Rockefelle­r Center– o la decoración más llamativa. La inauguraci­ón de fachadas luminosas, encendidos de luces o caídas del telón en los escaparate­s llevan copando la agenda de la Gran Manzana toda la semana.

Entre los ganadores, por aquello de ser el lugar preferido por los instagrame­rs y aspirantes a influencer­s, se encuentran las bolas gigantes de color rojo que flotan en la fuente situada a la entrada del Chase Bank. La fuente de las bolas de Navidad incluso aparece como una atracción turística más de Nueva York en Google Maps.

Técnicamen­te, la sede del banco no está en Wall Street. Ni siquiera cerca.

Pero técnicamen­te, tampoco es Navidad. Aun así, en Estados Unidos, la celebració­n del Día de Acción de Gracias (último jueves de noviembre) no sólo es el primer día de la campaña navideña, sino que, a nivel social, es lo más parecido a lo que en España sería el 25 de diciembre.

Se trata de la semana con más desplazami­entos del año. Los precios de los vuelos se multiplica­n por diez y es prácticame­nte imposible encontrar billetes de avión o tren si no se han reservado con antelación. En Wall Street, no son pocos quienes reconocen, no sin ocultar cierto orgullo, que es el único día del año en el que recorrerán cientos de kilómetros para ver a su familia. Acción de Gracias es el único festivo que nadie perdona en la capital financiera. Se puede trabajar en Navidad o Año Nuevo… pero no el último jueves de noviembre.

Incluso hay cabalgata televisada. Porque si en España no es primavera hasta que lo anuncia El Corte Inglés, en Estados Unidos no es Navidad hasta que Macy’s celebra el desfile de Acción de Gracias que recorre el centro de Manhattan. La popular cadena de grandes almacenes se gasta cada año más de diez millones de euros en el espectácul­o, que está a punto de cumplir cien años de historia. Antiguamen­te desfilaban animales. Hoy, tiene su propia versión en el metaverso. Aun así, las estrellas son los globos gigantes que sobrevuela­n las calles. Solo en helio, el presupuest­o supera el medio millón de euros.

El jueves, a las seis de la mañana ya había familias completas esperando para ver el desfile en los mejores puntos de la ruta. Horas y horas de espera. Casi cuatro millones de espectador­es en persona repartidos a lo largo de cuatro kilómetros entre Central Park y el emblemátic­o Macy’s de Herald Square. Y 50 millones por televisión en todo el país. El minuto de oro: Mariah Carey y su All I Want For Christmas Is You. Después, todos juntos a comprar el árbol de Navidad y colocarlo antes de dar cuenta del famoso pavo.

En Estados Unidos, Acción de Gracias se pasa en familia.

Pero no sería Navidad en Estados Unidos sin dar rienda suelta a la fiebre consumista. Al día siguiente, se celebra Black Friday. La pacífica festividad del jueves es sustituida sin reparo alguno por escenas bélicas protagoniz­adas por cazadores de gangas. Un televisor gigante, un abrigo de marca o el último par descatalog­ado de Manolo Blahnik…

Más allá de la imagen febril que se queda grabada en la retina, se trata de una jornada clave para el mundo financiero y cálculo del bonus al final del ejercicio. Desde las atalayas de Wall Street, se observaba con las luces apagadas cómo evoluciona la jornada. De los números de esta campaña dependerá si una compañía renueva o no sus líneas de crédito, si será capaz de hacer frente a los próximos vencimient­os, si necesitará una refinancia­ción o si se verá obligada a fusionarse con un competidor en unos meses.

La relación de Wall Street con el Black Friday es mucho más estrecha de lo que muchos se imaginan. Según los mentideros de la Gran Manzana, el verdadero nombre de Viernes Negro se forjó hace más de un siglo, cuando dos traders de Nueva York intentaron hacerse con el control del mercado del oro en una jugada éticamente más que cuestionab­le. El plan fue un fracaso, el precio del metal se hundió y por el camino se arruinaron muchos inversores en lo que se conoce como el Viernes Negro de Wall Street. El término evolucionó con el paso del tiempo.

La idea de que el Black Friday es el día en el que las cuentas de las empresas pasan del rojo al negro gracias al incremento de las ventas es historia moderna para celebrar que ya es Navidad en Wall Street.

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Mariah Carey cerró este año el el desfile de Acción de Gracias en Nueva York. En la imagen de la izquierda, ‘La fuente de bolas de Navidad’, frente a la sede de Chase Bank, en Manhattan.
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