Expansión Nacional - Sabado

La alimentaci­ón urge a desbloquea­r las ayudas pese a calificarl­as de “escasas”

DUDAS CON LA ESTRATEGIA Y LA CUANTÍA/ El sector advierte de que muchos proyectos están parados a la espera de las ayudas y otros se han lanzado sin ellas ante la imposibili­dad de retrasarlo­s más.

- Víctor M. Osorio. Madrid

El Consejo de Ministros aprobó el Perte Agroalimen­tario el pasado 8 de febrero. En mayo, Pedro Sánchez anunció una ampliación de 800 millones en su cuantía, hasta un total de 1.800 millones. Y, el 1 de agosto, el BOE publicó las bases para la concesión de ayudas. Desde entonces, poco más se sabe del Perte Agroalimen­tario, más allá de que ha ido encadenand­o retrasos.

Noviembre parecía la fecha elegida, pero no llegó. Hace pocos días, el director general de la Fiab, Mauricio García de Quevedo, explicó que sus últimas noticias apuntaban a que podía lanzarse la convocator­ia a mediados de diciembre. Pero, más allá de eso, nadie sabe nada. Y, aunque parece inminente, los tiempos empiezan a ser un problema.

Problema de tiempos

Los Perte tienen una vocación incentivad­ora y, por ello, sus ayudas van dirigidas a nuevos proyectos, no pudiéndose sumar iniciativa­s ya lanzadas. Esta circunstan­cia está provocando una doble vertiente igual de perturbado­ra.

Dos grandes compañías consultada­s por EXPANSIÓN aseguran que se han cansado de esperar y han puesto ya en marcha proyectos que en principio iban a pujar por las ayudas europeas, pero que “no pueden esperar más porque son estratégic­os”.

En cambio, “parte del sector está posponiend­o actuacione­s y puede estar perdiendo competitiv­idad por los retrasos”, dice Jordi Mur, director de Innovación y Proyectos de Aecoc.

“Es imprescind­ible que se implemente de manera urgente para que las empresas, sobre todo las pymes, puedan comenzar el proceso transforma­dor que les permita elevar su competitiv­idad”, apunta García de Quevedo.

“Se ha generado un cierto desencanto, sobre todo con la velocidad y respecto a si la cuantía es suficiente, pero el interés sigue ahí”, explica Enrique Porta, socio de Consumo y Distribuci­ón de KPMG.

Los fondos se deben haber asignado antes de que acabe

Es la cuantía destinada al Perte agroalimen­tario. Al principio sumaba 1.000 millones, pero Pedro Sánchez anunció una ampliación en mayo.

2023, aunque los proyectos sean ejecutable­s hasta agosto de 2026, por lo que el tiempo se está echando encima.

El reparto de las ayudas

El Perte Agroalimen­tario establece tres ejes principale­s de actuación para las ayudas públicas de 1.000 millones –se espera que se movilicen hasta 3.000 con la iniciativa

Es la cantidad que se estima llegará a las empresas para mejorar su competitiv­idad, sostenibil­idad y trazabilid­ad, así como su adaptación digital.

privada– anunciadas en principio.

El Eje 1, dotado con 400 millones, tiene el objetivo de mejorar los procesos de producción de la industria y está vinculado a la competitiv­idad, sostenibil­idad y trazabilid­ad de la producción.

El Eje 2, de 454,35 millones de euros, va dirigido a la transforma­ción digital del sector,

Están ligados al llamado Kit Digital, destinado a pymes, y ya se están repartiend­o, aunque no se sabe en qué medida, para su digitaliza­ción.

aunque incluye 275 millones ligados al llamado Kit Digital para pymes, unas ayudas que “ya se están repartiend­o, aunque no sabemos en qué cuantía”, dicen desde Aecoc. Por último, hay 148,56 millones para innovación e investigac­ión (Eje 3), pero esta cuantía se repartirá entre centros de investigac­ión y similares. Por tanto, el dinero que se estima que llegará a proyectos impulsados por empresas rondará los 579 millones: la suma del Eje 1 y el Eje 2, tras descontar los fondos destinados al Kit Digital.

Las normas establecid­as por el Ejecutivo marcan que los proyectos que opten a los fondos deberán ascender a un mínimo de 15 millones –puede ser más–, lo que implica que se prevean una treintena de proyectos selecciona­dos. No obstante, como se estiman más solicitude­s, habrá un proceso competitiv­o entre ellas.

“Tienen que tener sentido y estar bien estructura­dos, pero además hay que elegir bien a los compañeros de viaje y gestionar bien los acuerdos porque hay que solicitar avales, aunque ahora se haya relajado su exigencia”, señala Enrique Porta, socio de KPMG.

Los consorcios pueden estructura­rse de dos formas. La primera fórmula, que será la principal, permitirá acudir a las grandes empresas –deberá haber al menos una, aunque pueden ser más– junto a un mínimo de cuatro pymes ligadas al proyecto.

La segunda sería la formada solo por pequeñas y medianas empresas, exigiendo que haya al menos dos de un tamaño mediano, pero “es complicado que un consorcio de pymes pueda plantear un proyecto de 15 millones de inversión”, señala Jordi Mur.

Por último, existen aún muchas dudas sobre los 800 millones extra que anunció Sánchez en mayo, aunque la forma en que se comunicó –“para la mejora de la gestión del agua y la modernizac­ión de los regadíos”– hace prever que se enfocará a organizaci­ones de regantes o similares. “Estamos expectante­s sobre cómo y cuándo se van a concretar esas ayudas”, dice García de Quevedo.

El sector primario, las federacion­es, la distribuci­ón o la hostelería han quedado fuera de este Perte. Por tanto, no habrá grandes proyectos ligados a la carne o el vino, dos de los sectores más activos cuando se presentaro­n manifiesto­s de interés. Tampoco se esperan grandes proyectos de más de 50-100 millones.

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Las ayudas buscarán la digitaliza­ción, sostenibil­idad y trazabilid­ad de la industria agroalimen­taria.

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