La inflación europea se modera al 10,1%, pero tardará en digerirse
DATO DE NOVIEMBRE/ El incremento del IPC queda medio punto por debajo del registrado el mes anterior, pero la rebaja se debe exclusivamente al alivio en los precios energéticos que podría revertirse en enero.
La subida de los precios se empieza a moderar, después de dieciséis meses consecutivos en una aceleración continua. Sin embargo, este descenso resulta a todas luces insuficiente como para mitigar el deterioro de la economía, habida cuenta de que las subidas de tipos de interés hasta la fecha (y las que probablemente tendrán lugar en los próximos meses) suponen un lastre para la demanda interna y de que la ralentización se debe exclusivamente al freno de los precios energéticos, que han tenido un pequeño alivio en noviembre, mientras que las subidas de costes de producción se siguen filtrando hacia los bienes de consumo.
El índice de precios de consumo (IPC) subió un 10,1% en noviembre en la eurozona, de acuerdo con los datos que publicó ayer la oficina estadística comunitaria, Eurostat, medio punto menos que el mes anterior. Una moderación que se debió, fundamentalmente, a que los precios de la energía, que en octubre subían a una velocidad del 41,5% respecto al mismo mes del año anterior, en el último dato frenan al 34,9% gracias al alivio que han supuesto la rebaja del petróleo y la abundancia de gas en los mercados europeos. Sin embargo, los elevados costes energéticos de los últimos meses se siguen trasladando hacia el resto de bienes y servicios, alimentando una inflación subyacente que se eleva en dos décimas, hasta el 6,6%. Así, por ejemplo, el grupo de comida, alcohol y tabaco se encarece un 13,6%, medio punto más que el mes anterior.
Esto significa que la inflación tardará en digerirse, ya que los mayores costes que sufren las empresas se acaban trasladando, antes o después, a los precios de sus productos, especialmente en el caso de los alimentos. Y, si bien la cotización del gas, determinante en los precios de la energía y en los costes de los bienes industriales, se ha abaratado con fuerza entre septiembre y noviembre, ya está empezando a recuperarse al calor de la mayor demanda para calefacción durante el invierno. Y es muy probable que las tensiones en torno al gas se mantengan o intensifiquen en los próximos meses, tal como pronostica la Agencia Internacional de la Energía, debido a que llenar los inventarios el próximo año será más complicado tras el cierre del suministro ruso y la probable reactivación de la demanda china.
Además, este dato se conoce apenas un día después de que la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, redoblara el jueves sus esfuerzos contra la inflación elevando los tipos de interés hasta el 2,5% y advirtiendo de que el próximo año habrá “más subidas significativas” porque los tipos actuales no garantizan la convergencia con el objetivo de situar el avance del IPC en el 2%. De hecho, Lagarde prevé que la inflación volverá a repuntar en enero y febrero por la subida de la energía y los alimentos. Y a eso hay que sumar que la fortaleza del mercado laboral sigue impulsando los salarios y generando efectos de segunda ronda.
España
No obstante, la noticia positiva es que España se convierte en el país con una inflación más baja, con un alza de precios del 6,7%, por debajo de Francia (7,1%), Bélgica (10,5%) Alemania, Países Bajos (11,3% en ambos casos), Italia (12,6%) y, fuera de la eurozona, Polonia (16,1%) y República Checa (17,2%). Sin embargo, este dato se debe a la bajada de los precios de la electricidad en la tarifa regulada por el tope al gas, que es la única que recoge el servicio estadístico y que es superior a la que se produce en el mercado libre, y a que la subida salarial ha sido contundente pero bastante menor que en otros países, lo que acota la espiral inflacionista, aunque a costa de una mayor pérdida de poder adquisitivo (ver información abajo).
España es el país con la inflación más baja, en el 6,7%, frente al 7,1% en Francia o el 11,3% en Alemania