La deuda presenta su candidatura a activo estrella
La corrección de este año y el cambio de ritmo de los bancos centrales abren la puerta a un rebote.
RENTA FIJA
En los mercados, para volar muchas veces toca antes sufrir. Y vaya si ha sufrido este año la renta fija. Con una corrección superior al 15% a nivel global, y que por momentos fue de más del 20%, los expertos del mercado apuestan ahora por los bonos como uno de los candidatos a activo del año.
Según la última encuesta a los gestores de fondos elaborada por Bank of America, casi un 30% de los participantes considera que la deuda pública será la inversión estrella en 2023, por encima de la Bolsa o las materias primas, entre otros activos.
Además de mirar el precio, accesible por primera vez en muchos años tras las caídas, los expertos vigilan directamente los datos de inflación en Estados Unidos como el principal motor de este cambio de tendencia. El crecimiento de los precios en el país norteamericano, aunque todavía muy elevado, ha confirmado una moderación que ha permitido que el martillo de la Reserva Federal golpee con menos fuerza la cotización de la deuda. En la zona euro, el Banco Central Europeo (BCE) aún no ha echado el freno, pero los inversores lo esperan en algún punto de la primera mitad de 2023.
“Son datos que quitan algo de presión a los bancos centrales, por más que hayan seguido llegando mensajes de que mantendrán la lucha contra la inflación con las subidas de tipos”, asegura David Ardura, director de inversiones de Finaccess Value.
El rebote ya ha comenzado y, por ejemplo, la rentabilidad del bono español a 10 años se encuentra en el 3,15%, frente al máximo del 3,56% que llegó a marcar a finales de octubre. Muchos gestores abogan por construir las carteras poco a poco para aprovechar la oportunidad que se presenta a largo plazo.
“La ralentización de la inflación y el endurecimiento más moderado de los bancos centrales nos llevan a permanecer expuestos a activos de renta fija. Somos positivos en cuanto a los bonos del Estado, tanto en los países desarrollados como en los emergentes”, indican los expertos de Edmond de Rothschild AM.
A largo, los expertos hablan de una oportunidad histórica para invertir en deuda después de una década de rentabilidades absolutamente deprimidas y precios disparados.
Ahora, con retornos de entre el 2% y el 4% para los activos soberanos de alta calidad crediticia, será fácil batir a la inflación en cuanto ésta se normalice.
“La renta fija está de vuelta”, sentencian desde Fidelity.
Pero que exista un consenso significativo sobre la oportunidad a largo plazo de invertir en deuda no quiere decir, ni mucho menos, que vaya a ser un camino de rosas, como ya lo demostraron las notables ventas esta semana por las citas de los bancos centrales.
Volatilidad
“Creemos que las carteras deberían seguir tomando posiciones con cautela, ya que es probable que la volatilidad siga siendo elevada hasta que los inversores vean pruebas claras de que la inflación tiende a la baja, aunque los datos recientes en este frente han sido optimistas”, comenta Elena Nieto, de Vontobel.
Los datos de inflación y crecimiento irán apareciendo y centrando la atención de los inversores para bien y para mal para la deuda. Asimismo, la moderación del ritmo de las subidas de tipos, lesivas para los bonos, no implica una pausa y las reuniones de los bancos centrales pueden seguir dando más de un susto.
También en el mercado existen grandes inversores que cuestionan el consenso. Uno de ellos es el gigante BlackRock, que, si bien reconoce que “el atractivo de la renta fija es fuerte, ya que el aumento de los rendimientos significa que los bonos finalmente ofrecen ingresos”, advierte que los bonos a largo plazo se enfrentan a desafíos”.
Deuda corporativa
La mayor gestora del mundo prefiere la deuda corporativa de empresas sólidas, que también vive uno de los peores años de su historia.
Con esta visión coincide Miguel Ángel García, director de inversiones de Diaphanum, que señala que “los bonos corporativos, tanto los de alta calidad como los de baja, están descontando un nivel de insolvencias superior a la media histórica”, por lo que deberían ser una buena oportunidad.
Sin embargo, la inversión en deuda corporativa por el momento también cuenta con fuertes críticos. En un momento de desaceleración económica, se espera un repunte de las insolvencias por el endurecimiento financiero y los altos costes energéticos. Por ello, y pese a las valoraciones atractivas, Eléonore Bunel, gestora de renta fija de Lazard Frères, considera que es demasiado pronto para tomar posiciones a largo plazo en la deuda corporativa, especialmente en el segmento de peor calidad crediticia.
“Los fuertes temores de recesión en Europa y Estados Unidos seguirán ensanchando los diferenciales de crédito”, concluye.
Los bonos son una oportunidad a largo plazo, pero no están exentos de volatilidad a corto
Por su parte, en el universo de los bonos corporativos, los más valientes apuestan por la deuda bancaria más subordinada, los llamados bonos contingentes convertibles, conocidos como CoCos.
Estos bonos son perpetuos y cuentan con una elevada capacidad de absorber pérdidas, pues el cupón o incluso el grueso de la inversión se puede impagar si el banco pasa por problemas. Por ese motivo, ofrecen un elevado cupón.
En lo que va de año, han sufrido cuantiosas pérdidas por la subida de tipos y por el miedo de los inversores a que los bancos no ejecuten la opción de recompra (fijada a su discreción y a la del supervisor) porque emitir nuevos títulos será más caro.
Sin embargo, el descuento va más allá incluso de ese escenario y desde Vontobel ya consideran que se trata de una oportunidad.
“El mercado de los CoCos en su conjunto cotiza con un 10 por ciento de descuento sobre el nominal con respecto a muchos bonos con precio a perpetuidad”, indican, señalando que hay descuento incluso frente al caso de que no se recompraran.