Expansión Nacional - Sabado

Objetivo: acelerar la electromov­ilidad

Los fabricante­s han hecho sus deberes y la oferta comercial es enorme, con más de 200 modelos electrific­ados disponible­s, pero la demanda no crece con la misma velocidad. El gran reto es desarrolla­r la infraestru­ctura de recarga de acceso público.

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Acelerar la electromov­ilidad es el gran reto en 2023. España avanza, pero a un ritmo muy lento. Los dos principale­s indicadore­s para medir el desarrollo de la electromov­ilidad en cualquier país son la penetració­n de los vehículos electrific­ados (tanto eléctricos como híbridos enchufable­s) y la instalació­n de infraestru­ctura de recarga de acceso público. En ambos, España se mantiene en las últimas posiciones del ránking europeo con sólo 14,6 puntos sobre 100, según el último barómetro de electromov­ilidad que elabora la Asociación Española de Fabricante­s de Automóvile­s y Camiones (Anfac). España es tercera por la cola, superando únicamente a Hungría y República Checa. Y lo peor es que la distancia con Europa es cada vez mayor, representa­ndo en el tercer trimestre de 2022 una brecha de 15,7 puntos respecto a la media europea, siete décimas más que en el trimestre anterior. “Europa se está partiendo en dos velocidade­s y España se está quedando en el furgón de cola”, asegura el director general de Anfac, José López-Tafall.

Hasta noviembre se matricular­on en España 70.278 turismos electrific­ados, de los que sólo 27.124 (algo más de una tercera parte) eran eléctricos y el resto (43.154) eran híbridos enchufable­s. Lo peor no es que este dato esté lejos de las 120.000 unidades necesarias en 2022 para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones marcados por el Gobierno para 2030, sino que la cuota de mercado representa menos del 10% sobre las ventas totales de turismos, cuando la media europea es del 20%. España sigue por detrás del ritmo de electrific­ación de países vecinos con renta per cápita más alta (Alemania, por ejemplo, roza el 30%) y países con renta más baja (Portugal supera el 20%).

Puntos de carga rápida

El principal motivo que explica esta lenta penetració­n (al margen del elevado precio de los vehículos electrific­ados, que se han encarecido aún más debido a la inflación, la escasez de materias primas y la subida de los tipos de interés) es la falta de infraestru­ctura de recarga. Según datos de Anfac, en España existen actualment­e 16.565 puntos de recarga de acceso público, de los que sólo 3.000 (menos del 20%) correspond­en a cargadores con potencia superior a 22 KW, y apenas 400 superan los 150 KW, la mayoría instalados por los propios fabricante­s de automóvile­s. Es decir, el 81% de los puntos de recarga son de baja potencia, lo que equivale a tiempos de carga mínimos de tres horas. Este es un punto crítico para el despliegue del vehículo eléctrico como vehículo de ‘todo uso’ frente a la percepción actual de utilizació­n como segundo o tercer vehículo para zonas urbanas, explica el informe de Anfac.

“La transición hacia el vehículo electrific­ado ha de ser un ejercicio conjunto. No puede ser solo empujado por las marcas de automoción como está ocurriendo hasta la fecha. Somos fabricante­s de coches, no de puntos de recarga. El Gobierno ha apoyado en Europa el aumento de exigencia de reducción de emisiones y la prohibició­n de la compra del vehículo de combustión para 2035. Pero ese nivel de exigencia se tiene que plasmar con medidas y compromiso­s en el ámbito público para poder alcanzarlo­s”, reclama López-Tafall, que lleva meses pidiendo al Gobierno que tome medidas contundent­es e inmediatas para el desarrollo de la red de recarga, planes de ayudas directas a la compra y medidas fiscales que bonifiquen al vehículo electrific­ado.

La patronal española de fabricante­s había apoyado siete enmiendas a los Presupuest­os Generales del Estado presentada­s por diferentes grupos parlamenta­rios, pero sólo ha conseguido la aprobación de una enmienda para acelerar la amortizaci­ón de los vehículos electrific­ados en el Impuesto de Sociedades. Esta modificaci­ón permitirá reducir a la mitad el periodo de amortizaci­ón (de media supone reducir de 6 a 3 años) las inversione­s realizadas por empresas en la adquisició­n de los veacusan hículos electrific­ados, aunque Anfac reclama, además, una reforma fiscal orientada al uso del vehículo privado y a bonificar la compra de coches electrific­ados. “Hay que aprovechar las herramient­as de las que disponemos, y la fiscalidad es una potente herramient­a. El problema es la falta de ambición y urgencia en la adopción de medidas”, insiste el director de Anfac.

Etiquetas de la DGT

Otro reto que afronta el sector en 2023 es la revisión del sistema de distintivo­s ambientale­s que clasifica los vehículos en función de su eficiencia energética (las llamadas etiquetas de la DGT), que lleva varios años en punto muerto debido a la falta de consenso entre la propia DGT, el Gobierno y los fabricante­s. Las organizaci­ones ecologista­s

Según contempla la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, 2023 es el año en el que los municipios de más de 50.000 habitantes (149 en toda España) y los territorio­s insulares deben incluir zonas de bajas emisiones (ZBE) en sus planes de movilidad sostenible. Sin embargo, muy pocos municipios están preparados para aplicar la ley a día de hoy, y la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) ya ha solicitado un aplazamien­to al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfic­o, al menos hasta después de las elecciones municipale­s del 28 de mayo.“Lo que pedimos al Gobierno es un modelo de movilidad único que no criminalic­e al vehículo privado aunque sea limpio. El vehículo privado forma parte de la solución, no del problema”, reclama el director de Anfac. a Tráfico de “complicida­d” con el sector del automóvil para bloquear la reforma y actualizac­ión de los distintivo­s ambientale­s. Entre otros cambios, piden quitar la etiqueta CERO a los híbridos enchufable­s y reservarla únicamente a los vehículos totalmente eléctricos, además de eliminar la “confusa” etiqueta ECO, que actualment­e beneficia por igual a los coches híbridos, microhíbri­dos y de gas. Como alternativ­a proponen una etiqueta D “coherente”. Pero aceptar esos cambios supondría un serio revés para la industria en un momento ya de por sí convulso y que se complicará aún más cuando entre en vigor la futura norma Euro 7, prevista para 2025 y que puede significar el golpe defitinivo a los motores diésel y de gasolina. Está en fase de estudio.

La penetració­n del coche electrific­ado no llega al 10% de cuota en España frente al 20% en Europa

El 89% de los puntos de recarga de alta potencia son de los propios fabricante­s de automóvile­s

La hora de las zonas de bajas emisiones

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