Expansión Nacional - Sabado

¿Cuándo despegará el 5G?

La nueva Orange + MásMóvil podrá desafiar a Movistar en fibra y 5G, ya que tendrá las economías de escala del volumen de clientes a su favor. Y los remedios de la fusión consolidar­án a la teleco que los reciba como probable nuevo cuarto operador.

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El escenario de las telecomuni­caciones españolas de 2023 estará mediatizad­o por el impacto de la fusión de Orange con MásMóvil, que creará el segundo grupo por ingresos (unos 7.300 millones para 2022 frente a los 12.000 millones de Telefónica) y ebitda, pero el primero por clientes de banda ancha (7,1 millones) y de móvil (24,8 millones de líneas).

Las consecuenc­ias a largo plazo de esta fusión serán profundas puesto que, con su nuevo tamaño y escala, la empresa conjunta podrá extender sus redes tanto de banda ancha fija como de móvil, al disponer de una base de clientes más amplia sobre la que amortizar las inversione­s. Así, las dos operadoras ya han anunciado que dispondrán de 600 millones de euros adicionale­s para inversione­s en redes que repartirán, aproximada­mente, al 50% entre infraestru­ctura fija y móvil.

Orange reportó 16,65 millones de unidades inmobiliar­ias –viviendas, oficinas y locales– conectable­s con su red de FTTH en el tercer trimestre del año y aventuró que alcanzará los 16,8 millones para finales de 2022. Pero Orange, sola, tiene una cuota de mercado del 23,51% en el segmento de la banda ancha fija, según los últimos datos disponible­s por la CNMC. Eso hace que en muchas localidade­s pequeñas no le saliera rentable, hasta ahora, desplegar fibra propia porque la cuota lógica de clientes que obtendría no permitiría amortizar la elevada inversión de llegar a la población con una red troncal y luego cablearla entera. Sin embargo, con la suma de la cuota de MásMóvil, que alcanza el 18,76%, la joint venture dispondrá de una participac­ión –en general– de un 42,3%, muy superior al 35,2% de Movistar.

Esta nueva situación y los cerca de 300 millones de capex adicional provocarán que al analizar nuevos despliegue­s, la nueva cuota conjunta haga que muchas localidade­s ahora sean abordables para desplegar fibra propia puesto que el volumen de clientes conjunto hará que salgan los números de rentabilid­ad. De esa forma, la firma conjunta mejorará los márgenes, al no tener que alquilar el uso de la red de Telefónica, como hasta ahora y, al mismo tiempo, proporcion­ará menos recursos a su máximo rival.

Los otros 300 millones parecen estar destinados a ampliar las redes móviles de 5G, especialme­nte en la banda de 3,5 GHz, que es la que aportará más capacidad al nuevo servicio puesto que dispone de más cantidad de frecuencia­s. Se supone que con esos 300 millones se puede dotar una cobertura sólida de 5G en la banda de 3,5 GHz de forma que sería posible financiar la construcci­ón de una red de unos 7.000 nodos o emplazamie­ntos. Y con esa cifra se podría dotar de cobertura a todas las ciudades desde las más grandes hasta las de unos 20.000 habitantes, lo que supondría llegar hasta el 70% de la población española. Y esa red plantearía un verdadero desafío al 5G de Movistar, puesto que podría permitirle a Orange-MásMóvil, atacar la potente base de clientes de grandes cuentas del ex monopolio, que tiene alrededor del 70% de ese mercado y donde la presencia de Orange-MásMóvil es muchísimo menor a la que tiene en el mercado residencia­l.

De hecho, esa pugna entre los dos grandes es la mayor esperanza de que España recupere una parte del retraso

Vodafone se enfrenta en España a una difícil situación respecto a su banda ancha fija. Su red de cable está obsoleta, no va a poder seguir el ritmo de aumento de velocidad de las de fibra y, además, consume muchísima más energía, lo que ahora es muy grave. Es obligado pasarla a una red de fibra FTTH cuanto antes. Para ello hay 3 vías: modernizar­la con capex propio, algo poco probable ya que no se hizo cuando la filial era mucho más fuerte; venderla, total o parcialmen­te, a un fondo que la modernice a fibra; o pasarse a la de Movistar u Orange. Pero como es una red acumulado en los despliegue­s de 5G frente a otros países, especialme­nte en la banda media de 3,5 GHz, la que absorberá el grueso del tráfico. Este retraso puede lastrar la capacidad de la economía para adoptar soluciones de transforma­ción digital de las que las redes 5G serán la infraestru­ctura básica.

Remedios

Pero la fusión Orange-MásMóvil también impactará en los rivales más pequeños, como Digi, Avatel o Fi Networks, porque son los candidatos a recibir los remedios –activos, negocios comprados a bajo precio o contratos mayoristas de Orange y MásMóvil concedidos en condicione­s muy favorables– que Bruselas imponga a las dos fusionadas para aprobar la integració­n. Si muy urbana y por tanto solapada con las de Movistar, Orange y Digi, su valor comercial sería bajo para atraer clientes más allá de los de Vodafone. Para atraer un fondo, debería pagar un alquiler relativame­nte alto y a largo plazo. Eso casi bloquearía cualquier fusión ya que frenaría las sinergias y castigaría el margen de Vodafone. Y si crea una ‘fiberco’ de 11 millones de hogares, sería una revolución, porque bajaría drásticame­nte las barretas de entrada al mercado, elevando mucho el nivel de competenci­a. Finalmente, si toma la decisión más los remedios son agresivos, podría incluso romperse la fusión, pero si se mantuviese, el agraciado podría crecer mucho más rápido que hasta ahora, aunque Digi ya lo está haciendo a toda velocidad sin ayudas.

Consolidac­ión de ‘fibercos’

Otro flanco de atención es la posible consolidac­ión en el mercado de operadores mayoristas de fibra o fibercos. Aunque 2023 será todavía demasiado pronto para una consolidac­ión general, los analistas creen que el actual escenario con casi una decena de nuevos actores (nacidos en sólo 3 años, desde 2019) no es estable y que en unos años, acabará en manos de uno o dos actores que abarcarán una huella de entre 12 millones y 15 millones de hogares. drástica y achatarra la red de cable para usar la de Movistar, también castigaría su margen al pagar un precio mayorista por usuario, además de tener que poner el valor de su antigua red a cero, lo que previsible­mente supondría una provisión milmillona­ria. Pero si apaga su red, el que se haga con el contrato –Movistar u Orange, aunque más probable el primero– logrará un éxito enorme. Enchufará cientos de millones anuales de ebitda a sus resultados y ganará mucha ventaja en la batalla por las economías de escala de las redes fijas en España.

El 22 de diciembre se inciará la subasta de las frecuencia­s de la banda de 2,6 GHz, el último tramo que queda por adjudicar en España para el 5G. Esta banda se usará para reforzar la capacidad en zonas de altísimo tráfico. Pero, además, el Gobierno ha reservado una parte de ese espectro –450 MHz, un 14% de los 3.250 MHz totales–para entregarlo directamen­te a las empresas usuarias que lo requieran para autopresta­ción. Eso abrirá la puerta a que muchas empresas puedan hacer redes privadas de 5G sin pasar por las telecos. Eso supone un varapalo para las operadoras, a las que se le cerrará una porción importante del mercado. Pero también, permitirá que haya empresas que puedan disponer de redes propias de 5G en zonas donde las telecos no hayan desplegado cobertura aún.

Y si se configura un gran actor mayorista independie­nte con doce millones o más de hogares cubiertos y sin una base de clientes minoristas que proteger (como sí les ocurre a Movistar o a Orange), las barreras de entrada al mercado de banda ancha fija bajarán aún más al simplicars­e para cualquiera la posibilida­d de llegar a una parte muy significat­iva de los clientes españoles a precios mayoristas significat­ivamente más bajos que ahora.

Y si hay una constante en la industria de telecos es que la bajada de los precios mayoristas se traduce, antes o después, pero de forma irremediab­le, en una bajada de los precios minoristas.

Por tanto, el horizonte inmediato de las telecos españolas es el de un aumento de los niveles de competenci­a y no una disminució­n a pesar del enfriamien­to de la competitiv­idad que debería provocar la fusión de Orange y MásMóvil.

El capex en 5G de Orange-MásMóvil, desafiará a Movistar y puede ayudar a acelerar las redes

Llegan, por fin, las redes privadas 5G

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A medio plazo, los grupos mayoristas de fibra óptica tenderán a agruparse en un gran operador nacional.
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