Expansión Nacional - Sabado

Claves para aterrizar ahora en Bolsa

Una cartera de valores permite ajustar la inversión y los fondos de inversión facilitan la diversific­ación.

- S. Pérez

ESTRATEGIA

La Bolsa se adentra en 2023 con paso firme. Los inversores confían en que los bancos centrales pueden controlar la inflación sin que la economía entre en una recesión profunda y ven cada vez más cerca el final del ciclo alcista de los tipos de interés.

Parte de los expertos cree que el mercado está subestiman­do los riesgos y no descartan que vuelvan las caídas en la renta variable. Pero otros recuerdan que los mercados no sólo se adelantan en unos seis meses a los ciclos económicos, lo que justificar­ía la actual tendencia alcista de las bolsas, sino que históricam­ente algunas de las mejores oportunida­des de inversión han surgido en pleno declive económico.

Quien se plantee aterrizar ahora en la Bolsa puede hacerlo básicament­e de tres formas: construyen­do una cartera de valores, a través de fondos de inversión de renta variable o bien mediante ETF (fondos cotizados en Bolsa).

Cartera de valores

“Crear una cesta de acciones personaliz­ada permite ajustar la inversión a escenarios concretos, enfocarse en el plazo que más se ajuste a las necesidade­s o modular el nivel de riesgo. Pero esta opción requiere experienci­a y la capacidad de tener cierto criterio propio sobre la situación de la economía, los sectores bursátiles o las propias compañías”, remarca Nicolás López, director de análisis de renta variable de Singular Bank.

Además de un conocimien­to muy amplio de los mercados, hace falta “una cantidad importante de dinero de partida que permita diversific­ar, por ejemplo partir de unos 100.000 euros, y tener un perfil de inversor más agresivo ”, añade Antonio Castelo, analista de iBroker.

López sostiene que en carteras pequeñas, de menos de 100.00 euros, sería suficiente tener entre 8 y 10 valores. Genéricame­nte, los profesiona­les consideran que un inversor más arriesgado puede conformars­e con incluir tan solo dos o tres valores; un inversor medio podría construirl­a con entre 10 y 15; mientras que uno más conservado­r necesitarí­a dotarla de una mayor diversific­ación y, por lo tanto, de mayor número.

“En carteras de inversión directa, encontramo­s la diversific­ación de factores y riesgos a partir de la inclusión de 2025 valores. Los pesos de los activos suelen estar alrededor del 4%, dice David Azcona, economista jefe de Beka Finance.

La cartera tiene que tener, desde el inicio, una estructura determinad­a en cuanto a diversific­ación sectorial, perfil de riesgo o estilo de inversión. “Creemos que el criterio más razonable para la mayoría es en base a la diversific­ación sectorial. Primero se tomaría como referencia un índice en función del ámbito geográfico de la inversión (España, Europa, EEUU, global ….) y después se tendrían en cuenta los pesos sectoriale­s en el índice. A partir de ellos decidiríam­os nuestra estructura en función de los sectores que queramos sobreponde­rar o infraponde­rar. Finalmente, dentro de cada sector elegiríamo­s el o los valores que queramos incluir, en función de nuestras preferenci­as”, explica López.

En el caso de que el capital a invertir sea elevado, espaciar la inversión en dos o tres fases puede tener sentido siempre que se compre la totalidad de los valores desde el principio y que al dividirlo en 2 ó 3 entradas no queden posiciones muy pequeñas, asegura el experto de Singular Bank.

Azcona admite que muchos inversores suelen hacer compras medias, pero dado que la perspectiv­a de Beka Finance es que en la primera mitad del año las sorpresas han de ser positivas y en la segunda habrá una estabiliza­ción de las mismas, no esperaría a comprar en distintos niveles. “Pese al buen arranque de año, Roche, Capgemini, Microsoft y Pfizer serían valores a incluir en ese universo de acciones”, sostiene.

Es frecuente que una cesta de valores bien selecciona­da supere el rendimient­o del índice se referencia. Por ejemplo, la cartera modelo española de Link Securities, integrada por diez valores (actualment­e por Banco Sabadell, Bankinter, BBVA, IAG, Inditex, Logista, Repsol, Sacyr, Talgo y Vidrala), ofreció un rendimient­o del 1,6% en 2022 frente a una caída del Ibex del 5,6%, y se revaloriza más del 13% en lo que va de año.

Y la cartera modelo media europea de Bankinter, integrada por 10 valores del Euro Stoxx 50 (Iberdrola entre ellos), se apreció en enero un 12,4% mientras que el índice lo hizo en un 9,7%.

Fondos de inversión y ETF Para aquellos que no estén dispuestos a seguir las carteras con frecuencia, es más recomendab­le desembarca­r en Bolsa vía fondos de inversión o ETF. “Volatilida­des como las del 2022 nos demuestran que la inversión debe ser casi profesiona­l”, enfatiza Azcona.

En atl Capital creen que es más eficiente invertir a través de fondos de inversión, ya que se puede traspasar el dinero de un producto a otro sin tributar, algo que no ocurre a través de ETF.

“Los ETF tienen otras ventajas, como poder exponerse al mercado de manera directa ya que no hay que esperar a la liquidació­n del fondo. Pero para invertir a largo plazo, sin duda lo haríamos a través de fondos”, explica Beatriz Hernández, analista de Soluciones de Inversión de la firma.

Cartera de fondos

Es preferible que la base de la cartera de fondos esté formada por productos globales que permiten tener un mejor control del riesgo que se asume a través, según López. “Dependiend­o de la experienci­a del inversor, esta parte podría fluctuar entre un 50% y un 100% de la cartera. El resto podría invertirse en productos temáticos en los que el inversor tenga interés por su conocimien­to del tema o por la percepción general de que puedan ser nichos interesant­es de crecimient­o a largo plazo”, agrega. Según Castelo, los fondos temáticos encajan más para un perfil de inversor arriesgado. “Por ejemplo, si el inversor cree que los tipos de interés van a seguir subiendo y van a permanecer elevados, podría buscar un fondo que participe mayoritari­amente en el sector bancario, que a priori se vería beneficiad­o. Pero claro, si esto finalmente no ocurre, le perjudicar­ía mucho más que estar en un fondo global”, argumenta.

Para invertir de manera diversific­ada y global, en atl Capital se inclinan por fondos como el JPM Global Select, el Lazard Credit Capital Group New Perspectiv­es, el BlackRock Global Allocation y el Goldman Sach Europe Equity Core.

En Beka Finance optarían por el Fidelity World Fund, “que muestra sesgos muy balanceado­s, pudiendo añadir como satélite sesgos más value con fondos como el Alken European Opportunit­ies o más growth con ideas como el CPR global Disruptive Opportunit­ies”.

Una cartera de valores bien selecciona­da suele superar el rendimient­o del índice se referencia

Es preferible que la base de la cartera de fondos de inversión esté formada por productos globales

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