Y de pronto, se esfumó
La riqueza financiera neta de las familias en términos reales cayó en 2022. Este descenso se explica por la baja rentabilidad de los activos, el incremento del gasto de los hogares y, principalmente, el avance de la inflación. Esto apunta a que el colchón construido durante la pandemia se habría reducido drásticamente, limitando potencialmente el avance a futuro de la demanda interna.
Hasta el tercer trimestre, la riqueza financiera neta de los hogares en términos reales habría descendido casi un 9% respecto al mismo período de 2021, cuando se encontraba cerca de su máximo histórico. Esto representa una disminución de alrededor de 157.000 millones de euros de 2015. La evolución de los mercados de renta variable en los últimos tres meses del año, junto con la baja retribución que mostraron algunos activos financieros como los depósitos, y el comportamiento de la inflación apuntan a que estas pérdidas se mantuvieron durante el final del pasado año.
Para hacerse una idea de su importancia: la pérdida de riqueza de los hogares es superior a la estimación que hemos hecho del aumento en el ahorro realizado en el confinamiento: 120.000 millones de euros. En términos de PIB, estamos hablando de una cifra equivalente al 14%. En resumen, supone la eliminación de uno de los soportes más importantes para justificar que se mantenga el crecimiento a lo largo de los próximos trimestres. Una parte de la reducción observada en la riqueza tiene que ver con el incremento del consumo en el período de desconfinamiento. En diciembre, el Instituto Nacional de Estadística revisó al alza el gasto de los hogares en España en aproximadamente 20.000 millones. La fuerte recuperación de los sectores de servicios, particularmente afectados por las restricciones anti-Covid, habría estado financiada en parte por los recursos acumulados en la pandemia.
Por otro lado, los hogares han decidido convertir parte de su liquidez en riqueza inmobiliaria (la cual es más difícil de transformar rápidamente en consumo) dada la mayor rentabilidad que presenta el sector. Esta riqueza habría aumentado casi un 8% durante el año anterior, tanto por la buena evolución del precio como por la compra de vivienda. Además, ante el aumento en el coste de la financiación, los hogares han decidido incrementar las amortizaciones de crédito vivo: entre mayo y diciembre de 2022, el repago de hipotecas alcanzó un promedio de 6.000 millones por mes, frente a los 4.500 millones del mismo período de 2021. Finalmente, otras familias han decidido adelantar su decisión de compra de vivienda, tratando de asegurar tipos bajos.
Baja rentabilidad
A su vez, la rentabilidad de los recursos acumulados ha sido relativamente baja. Por ejemplo, la evolución de los mercados de renta variable estuvo marcada por la incertidumbre relacionada con los efectos de la invasión de Rusia en Ucrania. Adicionalmente, las expectativas de incremento en los tipos de interés por parte de los bancos centrales tuvieron un impacto negativo sobre las perspectivas de beneficios de las empresas, y sobre el posible apalancamiento de algunos actores financieros, lo que habría reducido el rendimiento de las Bolsas. Por último, la elevada liquidez que muestra el sistema bancario estaría ralentizando el incremento en la remuneración de los depósitos.
En todo caso, el mayor causante de la caída en la riqueza de los hogares en términos reales fue la inflación. Los precios aumentaron un 8,5% en promedio al año anterior, disminuyendo considerablemente el poder adquisitivo de los ahorros de los españoles. Esto puede haber hecho que lo que en un momento se percibía como un excedente inesperado de recursos, ahora se pueda percibir como algo inconsistente con lo necesario para complementar los ingresos laborales, hacer frente a emergencias o, incluso, garantizar una jubilación adecuada.
En este inicio de 2023, la reducción de la incertidumbre sobre la provisión de gas y el coste de la energía ha llevado a una recuperación de las Bolsas. Asimismo, la renta fija ha mejorado y los depósitos comenzarán a reflejar un entorno de menos liquidez en los siguientes meses. No obstante, la pérdida de poder adquisitivo perdurará, lo que deja a los hogares más pobres y algo más vulnerables de lo que estaban hace un año.
La pérdida de poder adquisitivo perdurará, dejando a los hogares más pobres y vulnerables