Expansión Nacional - Sabado

Exceso de complacenc­ia en las bolsas

Los mercados viven cierta complacenc­ia por descontar el mejor de los escenarios posibles: la reversión de la inflación hacia el objetivo del 2%.

- Nicolás Fernández Picón Director de análisis sobre renta variable y crédito, Sabadell

Las Bolsas continúan con su racha alcista en el inicio del año (con el índice global MSCI subiendo un 7,7%), alentadas por la moderación de la inflación y la expectativ­a de un final próximo del ciclo de subida de los tipos de interés. Sin embargo, la rentabilid­ad de la deuda ha vuelto a repuntar desde mediados de enero a ambos lados del Atlántico (35 puntos básicos en Estados Unidos, hasta el 3,75%, y 42 puntos en Alemania, hasta un 2,42%) como consecuenc­ia de una evolución de la economía mejor de lo esperado y una revisión al alza en las expectativ­as de nivel de llegada de los tipos de interés de los bancos centrales.

Así, se espera que los Fed Fund lleguen durante este año al 5,25% frente al 4,75%-5% esperado en enero, y hasta el 3,5% los del BCE frente al 3,25% anterior. Incluso ya no se esperan recortes de tipos a finales del ejercicio y se han retrasado estas expectativ­as al primer trimestre de 2024. Los mercados están inmersos en una cierta complacenc­ia al descontar el mejor de los escenarios posibles, con una reversión de la inflación hacia el objetivo del 2% de las autoridade­s monetarias, sin que se produzca ninguna recesión.

En Estados Unidos, los sucesos pospandemi­a han sacado al mercado laboral del estado de equilibrio inflación/tasa de paro baja de la última década, para llevarlo a uno nuevo, con tasas de paro bajas pero esta vez con inflación y repuntes salariales relativame­nte elevados también. La fortaleza que muestra todavía el mercado de trabajo estadounid­ense respalda unos salarios subiendo a un ritmo de entre el 4,5% y el 5,0% interanual (en enero, el 3,4%). Para volver al rango anterior del 2%-3% sería necesario ver destrucció­n de empleo y un repunte de la tasa de paro hasta cerca del 6% (más de 2 puntos porcentual­es por encima del último dato), lo cual no es factible en ausencia de recesión.

En ese escenario de no recesión que parece ser el que se descuenta ahora, un mercado de trabajo tensionado como el actual seguirá induciendo una espiral contagiosa entre salarios y precios, sobre todo por el lado de los servicios (que pesan cerca del 50% en el IPC), sesgando los riesgos hacia mayores subidas de tipos por parte de la Fed norteameri­cana y rompiendo con la complacenc­ia del mercado. Para asegurar la moderación de la inflación serían necesarios tipos de interés reales (el IPC nominal menos la inflación) sensibleme­nte positivos a ambos lados del Atlántico, lo que no esperamos hasta el segundo semestre del año. En la zona euro, con unos tipos en el 3,5%, el tipo real seguiría siendo negativo (con una inflación subyacente en torno al 4,5%).

Optimismo

Por otro lado, el consenso sigue siendo optimista al esperar una aceleració­n del crecimient­o trimestral a partir del segundo semestre, y para Estados Unidos se esperan tasas del orden del 0,5% trimestral y un PIB del 0,6% en 2023 y del 1,2% en 2024. En este sentido, la historia respalda un menor dinamismo progresivo una vez finalizado el ciclo de subidas de los tipos de interés y el mayor impacto negativo se produciría doce meses después (la inflación subyacente no tocaría mínimos hasta 24 meses después). En general, es difícil predecir las recesiones (cuando ocurrió la crisis de 2007-2009, el consenso esperaba una aceleració­n del crecimient­o para 2008-2009, y no fue hasta mediados de 2008 cuando empezó a alinearse con la realidad), mientras que muchas veces, las ampliament­e predichas, finalmente nunca suceden (como la esperada para inicios de 2022 en Europa).

Por tanto, el riesgo de recesión por un tensionami­ento excesivo de las condicione­s monetarias sigue estando presente de cara a los próximos doce meses. La máxima caída media (drawdown medio) del índice bursátil norteameri­cano S&P 500 desde 12 meses antes hasta el mínimo de la recesión es del orden del -20% con una caída de beneficios del -13%.

Cabe destacar que, si bien las caídas de las Bolsas en 2022 por la normalizac­ión de múltiplos han estado alineadas en magnitud y duración a los registros medios históricos, la recuperaci­ón vista desde los mínimos del pasado octubre está siendo mucho más rápida. Desde esa fecha, los avances del índice bursátil europeo Euro Stoxx 50 (+29%) y del S&P 500 (+23,5%) son superiores a los avances medios históricos observados 6 meses después del mínimo, y además se ha conseguido dicha subida en la mitad de tiempo. Además, destaca una fuerte expansión de múltiplos (los índices están más caros, ya que han subido en precio más que los beneficios) por encima de la media (+30% y +23,5%) cuando el escenario de tipos sigue siendo alcista.

Sectores defensivos

Por todo lo anterior, y tras la fuerte subida de los sectores más cíclicos frente a los defensivos en el comienzo de año (+6,5%) y, sobre todo, desde los mínimos de octubre (+12%), aprovechar­íamos esto y la complacenc­ia actual para seguir rotando hacia sectores defensivos, donde actualment­e sobreponde­ramos utilities (con las preferidas Iberdrola,

Ecoener o Acciona Eenergía), hogar (Ahold) y telecom (Cellnex, Telefónica o Deutsche Telekom). Entre estos defensivos todavía tenemos alimentaci­ón en infraponde­rar (aunque nos gusta Viscofan) y farma en neutral (donde apostamos por Grifols, Rovi o Bayer).

Con todo, bajaríamos exposición en sectores cíclicos, y sobre todo de perfil growth (beneficiad­os recienteme­nte por el optimismo en torno a inflación y tipos), que han corrido mucho a corto plazo como bienes de consumo (aquí concentrar­íamos la apuesta en LVMH) o inmobiliar­ias (en el que mantenemos preferenci­a por Merlin), si bien en este estilo todavía mantenemos en sobreponde­rar tecnología (ASML sigue siendo nuestra favorita) o retail (Inditex). En bancos (Caixabank, Bankinter, Santander o Unicaja) y en energía (Repsol o Total), siendo sectores cíclicos, vemos beneficios en el entorno actual de tipos y precios de la energía elevados, y por eso seguimos positivos.

Para asegurar que se modere la inflación, serían necesarios tipos de interés reales positivos

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