Expansión Nacional - Sabado

“El fracaso es parte del juego”

Pablo Nuño, que ha populariza­do los ‘manolitos’, sabe lo que es el éxito, pero también conoce los efectos de algunos errores que ha cometido en su vida profesiona­l. Reconoce que meditar, hacer deporte, comer sano y leer sobre productivi­dad le ha salvado.

- Emelia Viaña. Madrid

Pablo Nuño Fundador de Manolo Bakes

“Con el éxito te metes en un bucle muy peligroso en el que te crees el rey del mambo; sólo escuchas a los que te dicen lo listo que eres” “Lo mejor del emprendimi­ento es la flexibilid­ad y la libertad; lo peor, que se trabaja mucho y termina pasando factura” “Después de las seis no le cojo el teléfono a nadie. De hecho, no tengo ni WhatsApp en el teléfono de empresa, es muy intrusivo”

Pablo Nuño (Madrid, 1989) cree que ha sido la lectura lo que le ha llevado hasta donde está actualment­e –y si la planta 20 de la Torre Emperador en el complejo de la Cuatro Torres de Madrid, donde tiene sus oficinas, sirve como símil parece que Nuño ha llegado alto–. “Soy un obseso de las biografías, me encantan los libros de gestión y los referidos a la espiritual­idad”, asegura Nuño, un joven emprendedo­r que ha revolucion­ado con Manolo Bakes el sector de la panadería y la bollería. Pero para llegar hasta donde está, Nuño asume que ha tenido que lidiar a lo largo de su carrera profesiona­l con sentimient­os que quizá todos los empresario­s han experiment­ado alguna vez. Palabras como fracaso, frustració­n o decepción dan también forma a su éxito.

– Defina qué es el éxito.

A ningún emprendedo­r nos enseñan a gestionar situacione­s complicada­s. Hay muchísimos empresario­s medicados, yendo al psicólogo o recibiendo algún tipo de terapia porque sufren tensión o estrés. Nadie te dice que el fracaso es parte del juego y que el éxito se mide en función a tu capacidad para sobrelleva­r todo eso.

– ¿A usted también le pasó?

Mi primer negocio lo fundé con 19 años. Me gasté todos los ahorros de mi familia en una discoteca que tuve que cerrar al cabo de los meses. Gestionar esa situación es muy complicado porque llevas sobre tu espalda una responsabi­lidad enorme. Estaba estudiando y empecé a trabajar vendiendo luz y alarmas a puerta fría para devolver a mi familia lo que había perdido, pero la parte psicológic­a no se soluciona ganando algo dinero.

– ¿En qué cree que deberían formarse los futuros emprendedo­res?

En gestionar el ego, las emociones, en saber que ahora tienes dinero y eres joven, pero que quizá necesites ahorrarlo para el futuro... Te metes en un bucle muy peligroso en el que te crees el rey del mambo porque tienes una empresa; sólo escuchas a los que te dicen lo listo que eres.

– ¿No es fácil ser emprendedo­r?

Lo mejor del emprendimi­ento es la flexibilid­ad y la libertad que tienes para tomar decisiones. Es muy bonito, pero es muy duro; la gente tiene una impresión equivocada de lo que realmente es. Para empezar, y por la estructura fiscal que tenemos en España, hay que echar muchas horas para hacer rentable un negocio. Trabajar catorce o quince horas al día

INQUIETUD Pablo Nuño fundó en 2017 Manolo Bakes, que factura más de 30 millones de euros y que posee más de cuarenta espacios en siete ciudades. Tres años después, creó We are Evolbe, una solución para digitaliza­r empresas. También es socio de la cadena Tasty Poke Bar y propietari­o de Wild Valley Capital.

con veinte años no es un problema, pero a la larga tiene consecuenc­ias.

– ¿Qué medidas ha adoptado usted para que no le pase factura el éxito de Manolo Bakes?

La multitarea, eso que nos vendieron como algo de buenos profesiona­les, es un enorme error porque mantiene tus niveles de cortisol súper elevados, provoca ansiedad, niebla mental, siempre estás cansado... Yo he encontrado en la meditación la fórmula para mantener a raya la mente y he aprendido a poner foco. También hago terapia psicológic­a porque uno de los problemas que tenemos los empresario­s es que no podemos contarle a nadie lo que nos pasa en la empresa y en el psicólogo descargo muchos de los problemas que tengo en el día a día.

– De hecho, muchos de sus trabajador­es son familiares y amigos. ¿Cómo se gestionan las emociones que surgen a diario?

No les puedo contar si hay un problema con la financiaci­ón o con un accionista porque les dejaría preocupado­s un mes. Me guardo muchas cosas para mi.

– ¿No es perjudicia­l tanta mezcla entre familia y negocio?

No, si se aprenden ciertos límites. No me ha tocado despedir a nadie al que quiero, pero lo haría si eso pusiera en riesgo el negocio. Cuando trabajas con un familiar o un amigo hay un vínculo afectivo que no se puede eludir, pero sí se puede respetar.

– Tiene las ideas muy claras. ¿Qué hace para conseguirl­o?

Deporte –en su caso, boxeo y tenis–

y comer sano, dos pasos esenciales para descansar bien, algo que te permite pensar con lucidez.

– ¿Es estricto con los horarios?

Mucho, después de las seis no le cojo el teléfono a nadie. De hecho, no tengo ni WhatsApp en el teléfono de empresa, es muy intrusivo. Y los fines de semana, cuando veo a mi familia o a mis amigos no hablamos de las empresas.

– Que son muchas porque además de Manolo Bakes, está metido en proyectos como We are Evolbe, una solución para digitaliza­r empresas; la cadena Tasty Poke Bar; Bocawua, una distribuid­ora de alimentaci­ón; o Wild Valley Capital, vehículo de inversión y consultorí­a. ¿No es eso multitarea?

Para Elon Musk o Richard Branson

no tengo ninguna empresa, pero para el emprendedo­r medio quizá son demasiadas. Me gusta aprender de diferentes sectores y estoy siempre abierto a nuevos negocios. Lo más importante está en el arranque, que aunque genera mucho sufrimient­o, creo que forja el carácter. Después se aprende mucho cuando escalas los proyectos.

– A los que conocíamos las pastelería­s Manolo de Colmenar Viejo (Madrid) no nos sorprende el éxito de Manolo Bakes porque los ‘manolitos’ están riquísimos. ¿A usted?

Mi hermana trabajó en la pastelería original y conozco el producto desde niño –vivía en Colmenar Viejo desde los ocho años– por eso sabía que era algo que iba a triunfar. Lo que sí me ha sorprendid­o es que en Barcelona o en Valencia, donde ya hemos abierto tienda, también conocieran una marca que nunca había salido de Madrid. – Álvaro Morata y su familia le apoyan desde el principio. ¿También tras la ampliación de capital que hizo después del Covid?

Sí, Manolo Bakes tiene muchísimo potencial –Nuño y la familia Morata poseen el 47% de las acciones; un 5% está en manos de pequeños inversores, entre ellos los futbolista­s Thiago Alcántara y Sergio Busquets; la familia Manzano (propietari­a de Manolo) y dos franquicia­dos anteriores a Manolo Bakes poseen el resto–.

– ¿Me recomendar­ía algún libro?

La semana laboral de 4 horas, de Timothy Ferriss. Me ha cambiado la vida.

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