Basf anuncia 2.600 despidos y cierra plantas en Alemania
El gigante químico alemán Basf despedirá a 2.600 trabajadores en todo el mundo, en torno al 2% de su plantilla, para ahorrar 500 millones de euros al año a partir de 2024, tras entrar en números rojos por los altos costes energéticos, la menor demanda y, sobre todo, su salida de Rusia.
Los recortes se concentrarán en Alemania y supondrán el cierre de dos o tres centros de producción de amoniaco, así como otras líneas de fabricación de otros compuestos químicos en su megacomplejo de Ludwigshafen, donde Basf tiene su sede y da empleo a un tercio de su plantilla mundial. “Alrededor de la mitad del ahorro provendrá de la planta de Ludwigshafen”, afirmó la compañía, que añadió que los despidos también afectarán a áreas no productivas como I+D o puestos corporativos.
Basf, y el sector químico en general, es muy intensivo en el uso de energía como el gas natural y unos precios disparados tras la invasión rusa de Ucrania ya le empujaron a anunciar un plan de ahorro que pasaba por reducir su presencia en Europa mientras despliega un ambicioso plan de inversiones en China.
Pérdidas por Rusia
Como ya anticipó en enero, Basf perdió 627 millones de euros en 2022, frente a unas ganancias de 5.523 millones el año anterior, tras haber depreciado en 7.300 millones los activos por la expropiación en Rusia del negocio de gas y crudo de su filial Wintershall Dea. Los ingresos subieron un 11%, hasta 87.327 millones.
El grupo prevé obtener un beneficio operativo ajustado de entre 4.800 millones y 5.400 millones este año, frente a 6.900 millones de 2022. Basf cayó ayer en Bolsa un 7,9%.