El inversor que hizo rica a la Universidad de Yale
GRANDES LEGADOS/ Curtido en Wall Street, desarrolló una pulida estrategia de inversión conocida como ‘método Swensen’ que disparó los ingresos del centro educativo y que muchos quisieron replicar.
El nuevo trabajo suponía un recortazo del salario del 80%, pero a David Swensen no le importó. Renunciaba a la exclusividad y a los altísimos bonus de Wall Street a cambio de gestionar las donaciones de una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos.
Así que, en plena explosión de los mercados de valores y cuando la mayoría de sus colegas suspiraba por trabajar en el epicentro bursátil de Nueva York, el financiero fichó por la Universidad de Yale como director de inversiones en 1985, cuando apenas tenía 31 años. David Swensen permaneció en el cargo hasta su prematura muerte en 2021, cambiando para siempre el estilo de gestión de recursos de las grandes instituciones y patentando una fórmula que muchos otros quisieron replicar.
Los recursos universitarios son peligrosamente finitos y, entre otras cosas, se destinan a sufragar las becas de los estudiantes menos favorecidos económicamente, con lo que Swensen se dedicó a conciencia a su trabajo.
Siguiendo las enseñanzas de James Tobin, el premio Nobel que apostaba por la diversificación, el financiero dividió los recursos de Yale en seis diferentes activos.
De esta manera, los recursos se repartían entre acciones de valores estadounidenses, acciones de valores internacionales, acciones de mercados emergentes, bonos del Tesoro americano, activos inmobiliarios y otros valores para protegerse de la inflación. Swnsen siempre miraba al largo plazo y aconsejaba recomponer periódicamente la cartera al vaivén de los mercados para mantener el peso de cada activo.
Durante dos décadas, la estrategia inversora de Yale batió al mercado y la reputación de Swensen fue en aumento, convirtiéndole en uno de los inversores institucionales más influyentes del mundo.
Durante los años de gestión de David Swensen, los recursos de la Universidad de Connecticut se multiplicaron por casi veinticinco.
Su éxito afinó los cantos de sirena de Wall Street, donde quisieron reclutarle de nuevo, pero Swensen sabía que no habría camino de vuelta. “Cuando veo a mis colegas dejar las universidades para hacer esencialmente lo mismo que estaban haciendo pero para que les pague más, me siento decepcionado, porque hay un sentido de misión”, dijo en una entrevista con The New York Times en 2007.