Las calles más caras y más baratas de las capitales de España en 2023
MERCADO INMOBILIARIO/ En 14 capitales de provincia, el precio del metro cuadrado en su zona más cara supera los 4.000 euros. En todas ellas, comprar una vivienda es igual de caro o sustancialmente más que hace sólo un año.
El precio de la exclusividad es cada vez más alto, y en el mercado inmobiliario, se paga caro. Comprar un piso en la calle Serrano, en el corazón del madrileño barrio de Salamanca, tiene un coste medio de 11.400 euros el metro cuadrado, un 1,3% más que a principios del pasado año; en el barcelonés Paseo de Gracia, el precio es de 9.915 euros por metro cuadrado, un 3,5% más que doce meses atrás; una subida similar, del 3,7%, se ha producido en las calles más codiciadas de San Sebastián: avenida Libertad, plaza Gipuzkoa, calle Hernani y la alameda del Boulevard, con una media de 8.040 euros. La tónica es similar en todas las capitales de provincia en las que el precio de la vivienda es muy elevado. En cuatro de las 14 en las que la zona, barrio o calle más cara se encuentra por encima de los 4.000 euros por metro cuadrado se ha congelado, mientras que en las diez restantes se han producido subidas, que van desde el mencionado 1,3% de Madrid al 10% del Paseo Marítimo de Palma de Mallorca: con esta subida, el precio medio de la vivienda pasa allí de los 4.500 a los 4.950 euros por metro cuadrado.
En el total de las capitales de provincia, un vistazo rápido revela que en 31 de ellas, la calle más cara lo es aún más que en 2022, en otras siete se mantiene el mismo precio y en las doce restantes es más barata, según datos de la compañía de valoración Tecnitasa. La mayor subida se ha producido en las calles Mayor Principal y Menéndez Pelayo de Palencia: de los 2.700 euros por metro cuadrado del año pasado a los 3.700 de este año, es decir, una subida del 37%. Al espectacular incremento palentino le siguen el de la zona centro de Cuenca, un 10,5% más caro; y el del casco antiguo y la Plaza Mayor de Segovia, un 10,4%. La cuarta y última capital en la que la zona más cara ha crecido por encima del doble dígito es la mencionada Palma de Mallorca. Por contra, las mayores caídas se han dado en la ovetense calle Uría (ha caído un 6,8%), la granadina zona de Puerta Real (5,7%) y las zamoranas avenida de las Tres Cruces, avenida de Portugal y calle de San Andrés (también un 5,7%).
En el extremo contrario, el de las zonas más asequibles de las capitales de provincia, podemos ver que el comportamiento es muy similar: en 29 de ellas, los precios han subido, en diez se han mantenido y en las once restantes han descendido. Las mayores subidas se han producido en las calles Cuesta del Hospital, Limón y San Pedro de Santander (del 25,7%); en el barrio Los Manantiales de Guadalajara (15,6%) y en el casco antiguo de Lleida (15,4%). Por contra, los mayores descensos han sido los de los entornos de avenida Primado Reig y de avenida de la Constitución de Valencia (caída del 15,3%), los barrios As Gándaras, A Milagrosa y Lamas de Prado en Lugo (del 5,9%) y el Barrio de Gamonal en Burgos (del 5,3%).
Fernando García, director técnico de Tecnitasa, considera que “a pesar de que las expectativas eran malas”, en referencia a la previsión de que el mercado de la vivienda iba a empezar su declive en los últimos meses del año, “el sector inmobiliario ha resistido bien. El incremento de precios de las viviendas en estas zonas concretas ha sido de un 4%; algo menos en las zonas más caras, alrededor de un 3,5%, y algo más en las zonas más baratas, cerca de
En once capitales, las zonas más baratas cayeron de precio con respecto al año pasado
un 4,5%. Ha sido, por tanto, un incremento inferior al IPC, al contrario que en alquileres, donde el incremento ha superado el IPC de diciembre”. Cabe destacar que la inflación cerró 2022 con una media del 8,4%.
Pese a estar por debajo del IPC, lo cierto es que la foto completa del mercado inmobiliario arroja una mayoritaria subida del precio de la vivienda en las capitales españolas, de las que ya hay señales de moderación. Es el resultado de un año con dos condicionantes absolutamente contrapuestos. El primero, favorable a la subida de precios, es consecuencia que se arrastra desde la pandemia: con ella, el ahorro de los españoles creció considerablemente. Esto, unido a otra derivada de la pandemia, que fue el interés por cambiar de casa, provocó que en 2022 se alcanzara un récord de operaciones inédito desde 2007, lo que llevó a un desajuste entre oferta y demanda que impulsó hacia arriba los precios. El segundo condicionante va en el sentido contrario al furor inmobiliario y responde a las consecuencias absolutamente transversales que ha tenido la invasión rusa de Ucrania.
Las constantes subidas de tipos hacen que la compra de vivienda sea una opción menos razonable para un número cada vez mayor de gente. Pese a que la demanda será mucho menor a partir de ahora, nada hace indicar que se vaya a producir un desplome en los precios. De hecho, pueden seguir subiendo, aunque tímidamente. “En la vivienda nueva, la escasa oferta en comparación con la fuerte demanda que existe en el mercado hará que esta se absorba rápidamente, manteniendo o incluso superando los precios actuales. En la de segunda mano, esperamos ligeras bajadas en determinadas tipologías y localizaciones”, añade García.
El tema de la localización no es baladí, porque de hecho ya es constatable en estos datos; de las doce capitales en las que su zona más cara ha caído de precio, ocho son de interior, con predominancia de Castilla y León; mientras, de las once capitales donde la zona más barata se ha abaratado aún más, también otras siete son de interior.
Pese a la subida generalizada de precios, la compra de vivienda cerró el año por debajo del IPC