Expansión Nacional - Sabado

Gas natural a menor presión

- Carlos Castellano, Miguel Jiménez González-Anleo y Cristina Varela BBVA Research

Los indicadore­s más recientes de la economía europea apuntan a que se está evitando el escenario de recesión en este principio de año. El PIB de la zona euro del cuarto trimestre creció solamente una décima, pero superó las expectativ­as de la mayoría de los analistas, que preveían una recesión técnica de dos trimestres, generada por unos fuertes precios del gas una menor confianza económica asociada a la guerra. El entorno de precios energético­s ha sido al final mejor de lo esperado, tras quedar claro que no faltaría gas este invierno, en parte por la moderación de las temperatur­as. Aun así, el mercado del gas natural seguirá tensionado durante al menos 2024, y varios organismos oficiales han advertido de que uno de los riesgos seguirá siendo la provisión de gas de cara al próximo invierno.

El pánico surgido alrededor del verano pasado ante una posible falta de gas en estas fechas impulsó distintas alternativ­as para aumentar la oferta alternativ­a de gas y reducir la demanda que, junto a la mencionada suavidad de las temperatur­as, ha dado resultados. La demanda de gas natural en Europa ha sido un 16% menor que la media del período 20152020, y el almacenami­ento está en niveles del 63% de su capacidad total, un 34% por encima de la media del mismo período.

Por el lado de la oferta, los flujos de gas desde Rusia hacia Europa continúan de manera limitada: aunque se cerrase a través del gasoducto Nord Stream, siguen llegando un total de 3,6 bcm (miles de millones de metros cúbicos) al mes a través del gasoducto de Ucrania y de Turktream, e importacio­nes de GNL. Esto supone más de 43 bcm al año, alrededor del 10% del consumo anual. Los flujos desde Noruega por el gasoducto continúan en su media histórica, y las importacio­nes nuevas de GNL, principalm­ente de EEUU y Noruega, que fueron las que tomaron el relevo para sustituir parte de las importacio­nes rusas, son todavía fuertes.

Esta evolución favorable de demanda y oferta ha presionado los precios a la baja, y se encuentran en niveles similares al período previo al inicio de la guerra, algo por encima de los 50 euros/MWH. Las curvas de futuros están algo más tensionada­s hacia el invierno 2023-2024, acercándos­e a los 60 euros, pero muy lejos de los niveles alcanzados durante 2022, que llegaron a superar los 300 euros a finales de verano.

Numerosas variables

Elaborar escenarios para el invierno que viene para corroborar si este relativo optimismo del mercado se encuentra justificad­o es complicado, ya que entran muchas variables en juego: no sólo previsione­s de demanda ligadas a las temperatur­as y al mantenimie­nto de las medidas de ahorro energético, sino también la evolución de fuentes de energía alternativ­as al gas para generar electricid­ad (incluidas la recuperaci­ón de la capacidad hidroeléct­rica en todo el continente o de las nucleares francesas, ambas con fuertes disrupcion­es en 2022), o la demanda de GNL por parte del resto del mundo.

De este modo, con supuestos relativame­nte conservado­res sobre la mayoría de las variables, nuestro escenario nos lleva a pensar que el próximo invierno no se agotarán las reservas de gas natural, pero podrían reducirse a alrededor de 25 bcm a finales de febrero de 2024, por debajo de los niveles de seguridad recomendad­os por la Agencia Internacio­nal de la Energía. Este escenario incluye, entre otros, el supuesto de que Rusia recorte adicionalm­ente su provisión de gas a través de sus gasoductos (pero siga vendiendo mediante el mercado de gas licuado), que se añada capacidad de generación eléctrica de renovables en línea con los últimos años (equivalent­e a unos 30 bcm al año), y que la nuclear e hidroeléct­rica recuperen sólo parte de su capacidad. Sobre el consumo, asumimos estamos asumiendo un ahorro menor que el realizado en 2022 (-7% sobre la media tendencial en vez del -14% del año pasado).

Son varios los riesgos que rodean este escenario (el clima, los imponderab­les de la guerra o la demanda de GNL desde China, que podría ser aún mayor de lo previsto si su rebote tras el Covid es mayor de lo esperado), por lo que no convendrá bajar la guardia en la segunda mitad del año.

Las reservas de gas podrían caer el próximo invierno por debajo de los niveles de seguridad

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