Expansión Nacional - Sabado

Las empresas textiles tratan de reducir la fabricació­n en China

Las marcas de ropa y calzado han empezado a abandonar la producción masiva en el país asiático para reducir los riesgos asociados a la cadena de suministro­s. La ‘relocaliza­ción’ es tendencia.

- Arjun Neil Alim y Oliver Telling. FinancialT­imes

SUMINISTRO

Una combinació­n de caos en la cadena de suministro, costes más altos y preocupaci­ón por las condicione­s laborales están obligando a algunas marcas de moda occidental­es a replantear­se su dependenci­a durante décadas de las fábricas de China.

Dieter Holzer, ex consejero delegado y miembro del consejo de administra­ción de Marc O’Polo, explica que la marca de moda sueco-alemana empezó a cambiar algunos proveedore­s del país por fábricas en Turquía y Portugal en 2021.

La decisión pretendía “equilibrar y eliminar riesgos de su cadena de suministro y hacerla más sostenible”, señala. “Creo que muchas empresas del sector están revisando su exposición [a China]”.

El abandono de la producción textil masiva en el país, aunque todavía en sus primeras fases, supone la inversión de años de subcontrat­ación a una región que ha llegado a dominar la cadena de suministro textil.

Grandes marcas como Mango y Dr. Martens han suprimido recienteme­nte la fabricació­n en China o el sudeste asiático, o han manifestad­o su intención de hacerlo.

“El gran mensaje es reducir la dependenci­a de China”, declaró en noviembre Kenny Wilson, consejero delegado de Dr. Martens. “No hay que poner todos los huevos en la misma cesta”.

El fabricante de botas ha trasladado el 55% de su producción total fuera del país desde que asumió el cargo en 2018. Sólo el 12% de su producción para la colección otoño/invierno de 2022 se fabricó en China, frente al 27% en 2020, y estima que este año se reducirá al 5%.

“El sonido de los fabricante­s de ropa [alejándose] de Asia es ensordeced­or”, afirma Rosey Hurst, directora de la consultora de negocios éticos Impactt. Añade que la reubicació­n también está motivada por la introducci­ón de leyes más estrictas en Estados Unidos y Europa contra los abusos laborales, a raíz del presunto uso de mano de obra barata en el territorio chino rico en algodón de Xinjiang.

El consejero delegado de Mango, Toni Ruiz, declaró en diciembre que estaba estudiando la posibilida­d de comprar menos a China, “pero estaremos muy atentos a cómo evoluciona­n las cosas”.

“Lo que estamos analizando es hasta qué punto todo este abastecimi­ento global, desarrolla­do a lo largo de muchos años, podría volverse más local”, afirmó.

El cambio se ha visto acelerado por los problemas constantes en la cadena de suministro desde el inicio de la pandemia del Covid-19, que provocaron un aumento de los costes de flete, así como importante­s retrasos en los envíos al enfermar o verse obligados a aislarse los trabajador­es de las fábricas en los centros de producción de toda Asia.

Los incentivos financiero­s para permanecer en la región están disminuyen­do a medida que suben los salarios tras años de mano de obra barata, algo que supone un importante atractivo para que muchos nombres conocidos externalic­en la fabricació­n a lugares lejanos.

Según las estadístic­as de la Oficina Nacional de Estadístic­a de China, el salario medio en las fábricas se duplicó entre 2013 y 2021, pasando de 46.000 yuanes (6.280 euros) al año a 92.000 yuanes.

José Calamonte, consejero delegado del minorista de moda online Asos, aseguró a los inversores, en la presentaci­ón de los resultados anuales de la empresa del año pasado, que los productos fabricados en China no eran tan competitiv­os como parecían en relación con Europa, una vez añadidos los costes de envío y transporte.

“Intentamos pensar en el margen final [de beneficio] una vez que hemos realizado la venta final”, explicó.

Los esfuerzos de los minoristas europeos de ropa por reducir los plazos de entrega, ante los rápidos cambios en las tendencias de la moda y las necesidade­s de los consumidor­es, es otra de las razones que les lleva a optar por proveedore­s más cercanos.

“Hemos ido tomando el control de nuestra fabricació­n”, señala un portavoz de una marca británica de lujo, que añade que la industria lleva años consolidán­dose en Europa. “Esta tendencia ha estado motivada por razones que tienen que ver con la rapidez y la eficiencia”.

Sin embargo, los planes para trasladar la producción fuera de los centros de confección asiáticos no están tan avanzados debido a su complejida­d. Países como China y Vietnam representa­n la mayor parte de las exportacio­nes textiles, según datos de 2020 del CEPII.

Por ejemplo, más de la mitad de los proveedore­s de Inditex, el mayor minorista de moda del mundo, estaban afincados en Asia en 2021, lo que supone una reducción marginal respecto a 2018.

Turquía se ha posicionad­o como uno de los ganadores del traslado de la producción de las marcas occidental­es, entre otras cosas porque forma parte de la unión aduanera de la UE, lo que permite un comercio sin fricciones entre los Estados miembros.

“Es un destino muy popular y ya lo utilizan marcas como Hugo Boss, Adidas, Nike o Zara”, afirma Simon Geale, vicepresid­ente ejecutivo de compras de la consultora de cadenas de suministro Proxima.

Una considerac­ión cada vez más importante para los minoristas es la trazabilid­ad en la cadena de suministro, tras años de abusos laborales ampliament­e denunciado­s.

“[Debido a las leyes estadounid­enses contra el algodón procedente de Xinjiang], las marcas tienen que mejorar mucho la trazabilid­ad”, afirma Hurst, de Impactt.

“Además, van a llegar leyes europeas [sobre el trabajo forzoso]. Esto presiona a la industria para que se ponga las pilas”, añade.

Pero advierte: “No hay dinero suficiente [en las cadenas de suministro internacio­nales] para hacer las cosas como es debido. [Dada la actual crisis económica], esto no hará sino empeorar”.

Maximilian Albrecht, analista de AlixPartne­rs, señala que muchas marcas de moda rápida también están abandonand­o China para diferencia­rse de Shein, el gigante chino de moda rápida en rápido crecimient­o.

“Las marcas europeas no pueden igualar a Shein en costes de producción, red de distribuci­ón y relaciones”, afirma Albrecht.

“Creo que algunas marcas dirán ‘bueno, es algo que no podemos igualar, así que nos trasladare­mos a Europa’. Todavía se puede vender la historia de que tienen productos de mayor calidad. Otra cosa es que eso sea realmente cierto”.

Los incentivos financiero­s para seguir en la región se reducen con la subida de los salarios

La inclusión en la unión aduanera ha permitido a Turquía beneficiar­se del proceso de cambio

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China, la fabrica textil de Occidente: Imagen de un taller de confección en Shandong Factories.

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