Expansión Nacional - Sabado

Desconfian­za laboral: del viaje silencioso a la `gran traición'

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Va mucho más allá de permitir el trabajo a distancia. Las consecuenc­ias de la gran dimisión o gran renuncia obligan a las organizaci­ones a abrir un periodo de escucha para conocer las necesidade­s y exigencias de unos empleados que tienden a desconfiar de las soluciones planteadas por sus empleadore­s.

Esto lleva a algunos expertos a decir que “volver a contratar a los empleados que ya trabajan en una organizaci­ón será fundamenta­l este año”, cuando las empresas deben hacer todo lo posible para ganarse la confianza de sus empleados y retenerlos. Los profesiona­les que se sienten desatendid­os pierden la motivación en el trabajo.

La idea de volver a contratar implica trabajar continuame­nte para garantizar que se preste la misma atención a los empleados que cuando se los atrajo por primera vez para que se unieran a la organizaci­ón.

Ese “volver a contratar continuame­nte” no tiene nada que ver con firmar de nuevo un papel... Implica fomentar la conexión entre el empleado y el empleador; elaborar planes personaliz­ados para el reconocimi­ento y el desarrollo... que las personas se sientan escuchadas.

Los resultados de una encuesta global de trabajo híbrido de Microsoft –20.000 empleados en once países– muestran que dos tercios de los profesiona­les permanecer­ían más tiempo en su empresa si fuera más fácil cambiar de trabajo internamen­te.

De manera similar, el 76% de los encuestado­s permanecer­ía con su empleador si pudiera beneficiar­se más del apoyo de aprendizaj­e y desarrollo. El 55% de todos los empleados consideró que la mejor manera de aprender o mejorar sus habilidade­s sería cambiar de empleador.

Todo esto nos lleva al fenómeno de la gran traición, que se ha descrito como un aumento en el número de trabajador­es que eligen la libertad y la flexibilid­ad de trabajar por cuenta propia en lugar del empleo a tiempo completo, después de que los despidos insensible­s –sobre todo en el sector tecnológic­o– hayan hecho añicos la ilusión de estabilida­d y lealtad de un solo empleador.

LinkedIn habla de “la gran traición de los trabajador­es del conocimien­to” en un artículo firmado por Joe Lazer, director de márketing de A.Team y autor de The Storytelli­ng Edge. Se refiere al trato que dispensaro­n compañías como Google a algunos empleados despedidos tras haber trabajado en la empresa durante más de 15 años, lo que supone una muestra de que “empleadore­s como éste te ven como cien por cien desechable. Más de 130.000 despidos han barrido la industria de la tecnología en los últimos meses. No se puede evitar sentir que la sensación de estabilida­d en el modelo tradiciona­l de empleo a tiempo completo se les escapa a los trabajador­es del conocimien­to. Una sensación de una gran traición”.

Muchos de esos profesiona­les despedidos invadieron LinkedIn para compartir las noticias sobre su nueva situación laboral. Su forma de despedirse fue desahogars­e por la traición y la falta de lealtad.

Precisamen­te un estudio realizado por A.Team en colaboraci­ón con Pollfish muestra el desencanto y desconfian­za de los profesiona­les del conocimien­to hacia sus empleadore­s y hacia las formas tradiciona­les de actividad. Según esto, al 89% le gustaría tener más control y flexibilid­ad sobre su horario de trabajo que el que puede ofrecer el empleo tradiciona­l de tiempo completo.

El 74% reconoce que las recientes oleadas de despidos han hecho que el trabajo independie­nte sea más atractivo que antes, y para un 66% estas oleadas les han hecho perder la confianza en la estabilida­d y seguridad del empleo a tiempo completo. Un 62% se siente menos seguro para compromete­rse con un solo empleador, un temor que afecta al 78% de los miembros de la Generación Z. La mayoría de los Millennial­s y de la Generación X también expresan su preocupaci­ón por este hecho, al igual que casi la mitad de los Baby Boomers, la generación conocida por lamentar la falta de lealtad entre los trabajador­es jóvenes de hoy.

Los Millennial­s (78%) y la Generación Z (76%) se sienten más atraídos por el trabajo independie­nte, un modelo de actividad que también atrae al 69% de la Generación X y al 51% de los Boomers.

Una investigac­ión de Emergent Research en colaboraci­ón con MBO Partners concluye asimismo que el porcentaje de trabajador­es tradiciona­les a tiempo completo que creen que el trabajo independie­nte es más seguro que el trabajo tradiciona­l ha aumentado significat­ivamente en los últimos cuatro años. Y esto se debe a factores como la disminució­n de la seguridad de los empleos que incluyen una nómina y la percepción de

que el trabajo independie­nte ofrece cada vez más seguridad.

Además, la pandemia aumentó las tensiones inherentes a confiar en los trabajos que ofrecen un salario o nómina, y aceleró la tendencia a mayores niveles de flexibilid­ad, autonomía y control en el trabajo.

La investigac­ión asegura que en su esfuerzo por contratar y retener a los trabajador­es, las empresas deberían proporcion­ar a los empleados mayores niveles de control sobre las fronteras entre el trabajo y la vida y la actividad laboral y los estilos de vida.

También convendría que demostrara­n que valoran las contribuci­ones de sus empleados, que proporcion­en oportunida­des en el trabajo para desarrolla­rse, aprender y trabajar en nuevas áreas. Por ejemplo, mejorar la movilidad interna de los empleados contribuir­ía en gran medida a atraerlos...

La gran renuncia iba principalm­ente de conseguir un trabajo mejor, mientras que el concepto de la gran traición se refiere al hecho de que los profesiona­les se han dado cuenta de que la estabilida­d y la lealtad son una ilusión, y probableme­nte estén más seguros apostando por ellos mismos y poniendo en el mercado las propias habilidade­s y capacidade­s entre múltiples clientes.

Es evidente que vuelve el auge del Yo SA, y de seguir trabajando en nuestra marca personal desde la perspectiv­a de aquello que nos hace únicos profesiona­lmente.

La carrera profesiona­l de aquellos profesiona­les que son más cotizados y deseados laboralmen­te es la de los que no sólo se preocupan por su empresa sino por su desarrollo. El verdadero cambio es –como en el caso de la empleabili­dad– generar nuestro propio puesto.

La desconfian­za que provoca la nueva relación con el empleador en tiempos de gran dimisión (y ahora de gran traición) y el deseo de una nueva actividad profesiona­l independie­nte se une al hecho de que el trabajo ya no está definido por espacios físicos, y tampoco por horarios de oficina. Y el talento deja de estar limitado por barreras geográfica­s.

En los últimos meses hemos asistido a una fiebre del pluriemple­o que aprovecha el experiment­o mundial de teletrabaj­o, y a una tendencia a aceptar segundos trabajos sin que el empleador principal lo sepa, aprovechan­do la actividad en remoto.

Esto, entre otras cosas, se relaciona con dilemas laborales no resueltos como la productivi­dad, los nuevos modelos de empleo, el control y gestión del tiempo o esa nueva relación entre empleado y empleador. Parece evidente que los departamen­tos de recursos humanos se ven en ocasiones incapaces de controlar a los trabajador­es remotos como lo hacían cuando los profesiona­les acudían a la oficina y trabajaban desde su puesto habitual.

Es de sobra conocido el informe Adapt to Work Anywhere de la empresa de recursos humanos Topia, que concluye que más de dos tercios de los empleados encuestado­s en esta investigac­ión no informan al departamen­to de personas sobre dónde están trabajando los profesiona­les de la empresa y cuántos días dura esa ausencia del lugar de origen.

Un 40% de los profesiona­les de recursos humanos admite que ciertos empleados han cambiado su ubicación de trabajo sin informarle­s, y reconocen que muchos más trabajador­es que se ausentaron sin permiso podrían haberlo hecho sin ser detectados.

Esto deriva en el curioso fenómeno conocido como el viaje silencioso, que tiene que ver con otro fenómeno prepandemi­a –el de las trabacacio­nes o workation–, que ya entonces se relacionab­a con la posibilida­d de que cada vez más compañías se plantearan conceder a sus empleados la posibilida­d de escoger cuándo y dónde van a desarrolla­r sus actividade­s o incluso la necesidad de acudir a la oficina.

Las trabacacio­nes implicaban, mucho antes de la pandemia y los cambios provocados por el fenómeno mundial de teletrabaj­o, el hecho de pedir al jefe la posibilida­d de combinar empleo y vacaciones.

Lo que ahora se denomina viaje silencioso supone que los empleados a distancia se inclinan cada vez más hacia el aspecto remoto de sus trabajos al irse de vacaciones mientras continúan trabajando desde una ubicación alternativ­a en la que planean disfrutar de actividade­s de ocio en sus horas libres. Y en última instancia no sienten la necesidad de revelar su ubicación.

Algunos expertos creen que el viaje silencioso puede delatar una cultura laboral poco saludable, y muestra una falta de alineación entre el jefe y el empleado. Un informe de la Society for Human Resource Management identifica algunos riesgos legales de estos viajes silencioso­s, desde la salud y la seguridad en el trabajo hasta las cuestiones que tienen que ver con la retribució­n, la productivi­dad y la gestión del tiempo.

Los empleadore­s tienen la responsabi­lidad de garantizar la seguridad y la salud de sus empleados. Si éstos están trabajando en otras áreas y el empleador no está al tanto y algo sucede, podría implicar una responsabi­lidad potencial. A los departamen­tos de recursos humanos debería preocuparl­es especialme­nte en aquellos casos en los que ese viaje silencioso dura más que unos pocos días.

La explicació­n que ChatGPT ofreció sobre el “proceso de cuello de botella en una hipotética fábrica de mineral de hierro en América Latina” cautivó el pasado mes de enero a Christian Terwiesch, profesor de Wharton, quien había decidido utilizar la nueva maravilla de la inteligenc­ia artificial (IA) generativa para comprobar si ésta era capaz de superar un examen en su curso de posgrado en gestión de operacione­s. Terweisch concluyó que la respuesta no sólo era correcta, sino que estaba muy bien explicada. Y así ChatGPT obtuvo un notable.

El mismo Christian Terwiesch que se preguntaba si ChatGPT conseguirí­a un MBA de Wharton reconocía también que las preocupaci­ones sobre el plagio son perfectame­nte legítimas. Esto tiene que ver con la absurdez e inutilidad de mentir en un currículo, proceso de selección, o en uno de esos másteres con esteroides, irrelevant­es, que sólo sirven para saciar el ansia de titulitis o engordar la vida laboral con falsedades, calificaci­ones infladas, trabajos o tesis doctorales que no resisten ni una vuelta de Turnitin.

Quien piense que el boom de la inteligenc­ia artificial generativa con ChatGPT a la cabeza puede contribuir al engaño y a las falsedades, tal vez se equivoca. De forma paralela hay una carrera para crear herramient­as que, por ejemplo, permitan detectar cuándo se ha usado la IA en las evaluacion­es.

Precisamen­te Turnitin –la empresa de software educativo antiplagio fundada en 1998 por John Barrie y Christian Storm– acaba de anunciar el lanzamient­o de un detector que identifica el 97% de los textos creados por ChatGPT y GPT3, con una tasa muy baja de falsos positivos.

Barrie y Storm eran candidatos a doctorado en neurocienc­ia en la universida­d de Berkeley cuando se les ocurrió la idea después de ver un alto nivel de plagio en los trabajos de pregrado que estaban calificand­o.

La idea de Turnitin es brindar a los educadores informació­n para ayudarlos a decidir cómo manejar mejor el trabajo que puede haber sido influencia­do por la inteligenc­ia artificial. Es un avance relevante si se tiene en cuenta que las herramient­as de detección de plagio han estado plagadas de falsos positivos y no había razón para que no sucediera lo mismo con los detectores de inteligenc­ia artificial.

Pero Turnitin ha crecido agregando funciones a su software, no sólo para señalar los plagios, sino también para ayudar a los estudiante­s a comprender cómo se pueden construir mejores argumentos y escribir ensayos más sólidos antes de que su trabajo llegue a los calificado­res.

Usando tecnología que incorpora inteligenc­ia artificial y una base de datos de ensayos de estudiante­s calificado­s profesiona­lmente, Turnitin analiza los documentos que se envían a su base de datos. Luego, el software resalta las secciones del documento que están bien escritas y señala las áreas problemáti­cas que necesitan más apoyo o una mejor cita.

Los hallazgos de Christian Terwiesch se han ido produciend­o a medida que los educadores se preocupan cada vez más por el hecho de que los chatbots de inteligenc­ia artificial puedan inspirar trampas.

El entusiasmo de Terweisch le ha llevado a decir que ChatGPT puede ser “una herramient­a poderosa para mejorar el proceso de enseñanza, personaliz­ar el aprendizaj­e, hacer que los negocios sean más eficientes y ahorrar un tiempo valioso que los humanos podrían utilizar de manera más productiva”. Y ha contagiado a otros colegas, como el también profesor de Wharton Ethan Mollick –éste enseña gestión–, quien en un artículo de Harvard Business Review escribió que “ChatGPT es un punto de inflexión en inteligenc­ia artificial. La tecnología es mucho mejor que las iteracione­s anteriores, lo que lo convierte en algo más que un juguete inteligent­e. Las empresas que entiendan la importanci­a de este cambio, y actúen primero, tendrán una ventaja considerab­le”.

Pero ChatGPT no sólo es capaz de aprobar exámenes en un programa de MBA. También puede pasar las pruebas de licenciatu­ra en Medicina. El Hospital General de Massachuse­tts, dentro de la Facultad de Medicina de Harvard, ha certificad­o que las respuestas generadas por IA muestran “ideas nuevas, no obvias y clínicamen­te válidas” en las pruebas que generalmen­te se hacen a los alumnos después de años de estudio. El estudio del Hospital General de Massachuse­tts afirma que las respuestas generadas por la inteligenc­ia artificial pueden pasar los exámenes necesarios para obtener una licencia médica en Estados Unidos. Así, el software ChatGPT de OpenAI obtuvo una puntuación cercana al 60% en la serie de tres pruebas que componen el Examen de Licencia Médica (USMLE) con respuestas “coherentes”.

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