El vuelo del taller naval al automóvil, Airbus y Ariane 6
BIENES DE EQUIPO/ La empresa ha evolucionado en 75 años de pequeño taller de reparación a concebir y desarrollar los medios con los que constructores aeronáuticos y aeroespaciales fabrican sus naves.
Delta produce bienes de equipo y piezas en serie para auto y aeronáutica
Su estrategia es competir más en procesos que en producto
Delta Vigo vuela alto. Entre sus clientes están gigantes como Airbus, Bombardier, Boeing, EADS, Stellantis, Mercedes, General Dynamics o, más recientemente, la Agencia Espacial Europea (ESA), con su lanzadera espacial Ariane 6. Detrás hay 75 años de trayectoria y el conocimiento de un equipo de más de 200 profesionales, el 35% de ellos ingenieros, formados el 90% en la propia compañía recién graduados.
El pequeño taller mecánico de apenas 50 metros cuadrados que nació en Vigo para dar servicios a la industria naval y conservera en plena posguerra mundial, se ha convertido en una firma de referencia en ingeniería de procesos con bienes de equipo y producción de piezas en serie. Entre sus proyectos más relevantes, siempre sometidos a confidencialidad, Francisco Puga González, hijo del fundador, destaca el desarrollo de los medios para fabricar los largueros de fibra de carbono del ala del Airbus 350.
En el caso del A-380, Delta Vigo ha desarrollado los bienes de equipo para producir las cuadernas de la sección cónica del fuselaje. Este proyecto lo hizo usando procesos RTM (Moldeo por Transferencia de Resina) para cuya automatización ha desarrollado cuatro patentes propias.
Otros proyectos son internos, para que desde sus plantas se fabriquen piezas en serie para la industria del automóvil o aeronáutica.
El año pasado la empresa facturó 46 millones de euros y prácticamente el 90% fue en el mercado exterior. Tiene cuatro plantas (tres en Vigo y su entorno y una en Illescas, Toledo), además de una oficina comercial en Donauwörth (Alemania) después de invertir más de 55 millones de euros entre 2016 y 2022.
En el 75 aniversario de Delta Vigo, su presidente Francisco Puga describe cómo la segunda generación que él encarna decidió competir con proyectos de alta dificultad, más orientados a proceso que a producto. “Quien domina los procesos tiene la clave tecnológica y, por consiguiente, el poder de decisión”, explica.
Defensor de un modelo de empresa altamente tecnológica, con no más de medio millar de empleados que permita una estructura jerárquica simple y eficiente, confía en que la tercera generación –un equipo de doce profesionales– celebre el 100 aniversario manteniendo la “galleguidad de la que tan orgullosos nos sentimos”.