Expansión Nacional - Sabado

Por qué las empresas se van de la Bolsa de Londres

MOTIVOS/ El atractivo de unas valoracion­es más altas y un mayor número de inversores en EEUU han provocado una serie de salidas.

- N.Asgaru/D.Thomas/ H.Agnew.FinancialT­imes Portavoz de CECA

Según los banqueros, cada vez más empresas británicas trasladan su cotización a EEUU, un éxodo que amenaza con socavar el intento de Londres de reinventar­se como centro neurálgico de la renta variable mundial.

CRH, la mayor empresa de materiales de construcci­ón del mundo, se convirtió el jueves en la última en planear su salida de Londres, siguiendo los pasos del grupo de juegos de azar Flutter, cuyos accionista­s votarán en abril sobre una cotización secundaria en EEUU.

Otras empresas estudian medidas similares, atraídas por un mercado más amplio, valoracion­es más altas y la perspectiv­a de una Administra­ción dispuesta a gastar millones de dólares en infraestru­cturas, según altos cargos de bancos de inversión.

Las salidas y posibles traslados de Londres subrayan la dificultad del Reino Unido para retener empresas, a pesar de los intentos del Gobierno de revitaliza­r la City y captar a empresas de bolsas rivales. Los ejecutivos ven en EEUU un entorno favorable al crecimient­o, mientras que lamentan la falta de interés de los inversores británicos por su mercado de origen, en particular los fondos de pensiones, que en las dos últimas décadas han rechazado cada vez más las acciones británicas.

Londres sufrió un nuevo revés cuando SoftBank rechazó esta semana la cotización en Reino Unido del diseñador de chips Arm, a pesar de las presiones del Gobierno, los reguladore­s y los ejecutivos de la Bolsa.

La petrolera Shell también se ha planteado cambiar Londres por Nueva York, mientras que el grupo de fontanería Ferguson y la biotecnoló­gica Abcam están entre las cotizadas que abandonaro­n el año pasado Reino Unido en favor de EEUU.

David Schwimmer, CEO de London Stock Exchange Group, no quiso dar importanci­a a las últimas salidas: “somos el centro financiero más internacio­nal del mundo y seguimos atrayendo capital y empresas que tienen ese tipo de perspectiv­a internacio­nal”, declaró.

Schwimmer asegura que “la cifra que se asigna a la renta variable británica ha caído drásticame­nte en los últimos 20 años en favor de la renta fija y eso plantea algunas cuestiones interesant­es”.

Este cambio en la asignación de activos se deriva en parte de una reforma contable introducid­a el año 2000, que obligó a las empresas a reconocer los déficits de los fondos de pensiones en sus propios balances.

Los planes de pensiones de prestación definida –que prometen pagar las pensiones de los empleados a un nivel fijo, a veces basado en su salario final– se acumularon en bonos a largo plazo para compensar las grandes oscilacion­es de sus pasivos, con estrategia­s de inversión conocidas como LDI, que evitaron en gran medida la renta variable.

Según los datos de Ondra, las cuota de renta fija de los fondos de pensiones británicos ha pasado del 17% en 2000 al 72% en 2022.

Richard Marwood, responsabl­e de renta variable de Royal London Asset Management, cree que la reforma de las pensiones y los incentivos a la inversión en renta variable nacional deberían ser una prioridad para Reino Unido. Añade que el mercado londinense está siendo víctima de un goteo de ventas que contribuye a la diferencia de valoración con EEUU.

Se cree que los inversores británicos son más reacios al riesgo y se sienten más cómodos con los sectores tradiciona­les que dominan los índices londinense­s, como la minería y la energía, lo que merma la capacidad de Reino Unido de retener empresas más nuevas en sectores como la tecnología y de fomentar su crecimient­o. También tienden a depender de los dividendos para obtener beneficios, lo que conduce a una inversión insuficien­te.

Por otra parte, los consejos de administra­ción de las empresas se sienten cada vez más frustrados por el control de la remuneraci­ón de los ejecutivos y por lo que consideran un ejercicio de “marcar casillas” en materia de gobierno corporativ­o en Londres.

Los activistas contrarios a los salarios elevados han criticado las generosas retribucio­nes de los directivos de CRH, mientras que algunos inversores han votado en contra.

Las bolsas de EEUU intentan atraer a las empresas británicas ante el descontent­o con el mercado nacional. Cassandra Seier, responsabl­e de mercados internacio­nales de la Bolsa de Nueva York, declaró que la Bolsa realiza una gran labor de divulgació­n, hablando con banqueros y empresas, y que “en Londres, en concreto, se hace mucho hincapié en atraer empresas a EEUU”.

El atractivo de Londres para empresas e inversores es uno de los objetivos de los recientes intentos del Gobierno de revitaliza­r la City mediante las “reformas de Edimburgo”, que pretenden desvincula­rse de las normas de la UE para hacerla competitiv­a frente a otros centros financiero­s rivales. Para impulsar la renta variable londinense, el Gobierno renovará los folletos de las empresas, cambiará las normas sobre ventas en corto y revisará los análisis de inversión.

Las propuestas suponen el mayor cambio para los servicios financiero­s británicos en una generación, pero los banqueros creen que puede no ser suficiente ante el atractivo de otras bolsas como Suiza y Ámsterdam.

Mientras tanto, la marcha de CRH es un duro recordator­io de que Londres se está quedando atrás en la carrera por retener a sus empresas más preciadas.

Los bancos y cajas de Ceca han despedido 2022 con buenos resultados. Éstos, a diferencia de la creencia instalada en la opinión pública, no se explican tanto por la subida de tipos del Banco Central Europeo, cuyo impacto se ha trasladado al negocio bancario únicamente en los últimos meses del año, sino más bien por el buen comportami­ento de la demanda de crédito ( disparada un 33%) y por la mayor eficiencia de nuestras entidades, superior a la media europea. No se trata, pues, de beneficios extraordin­arios caídos del cielo.

La bondad de las cifras enmascara, no obstante, una rentabilid­ad que, aunque recuperánd­ose, debe seguir mejorando para situarse, en términos generales, por encima del coste de capital y equiparars­e también a la rentabilid­ad de las empresas no financiera­s cotizadas.

A pesar de esta doble realidad, los titulares se han centrado en la magnitud de los beneficios originando una controvers­ia pública que ha obviado a menudo el vínculo, estrecho y diferencia­l, que existe entre los beneficios de las entidades financiera­s y su contribuci­ón social.

En el caso de las entidades de Ceca, este vínculo se articula, primero, a través de la Obra Social, verdadero distintivo fundaciona­l de nuestras asociadas y que desarrolla­n, hoy, las fundacione­s bancarias gracias a los dividendos que perciben por su participac­ión en el capital de nuestros bancos. Esto hace posible que, desde 2014, con una inversión de 6.170 millones de euros y 253 millones de beneficiar­ios en términos agregados, la Obra Social se sitúe, recurrente­mente, como el mayor inversor social privado de nuestro país actuando como complement­o indispensa­ble del estado del bienestar.

En segundo lugar, los beneficios de la banca revierten a la sociedad vía impuestos y su redistribu­ción en forma de transferen­cias públicas. También aquí la aportación de la banca es diferencia­l, con un tipo impositivo superior en el impuesto de sociedades del

30%, además de gravámenes específico­s del sector.

Esta particular­idad tributaria explica que la contribuci­ón fiscal de las entidades de Ceca fuera en 2021 del 48,8%. Es decir, por cada 100 euros de beneficios, 48,8 euros se dedicaron al pago de impuestos. Ante la mejora de los resultados anunciados, las previsione­s apuntan a una contribuci­ón aún mayor en 2022. Además, en la comparativ­a europea, la banca española es la que más impuestos paga junto a la francesa a distancia de la alemana e italiana. Este dato no incluye el reciente gravamen a la banca y, por tanto, es previsible que este diferencia­l se amplíe aún más, ya que no existe un impuesto similar en otras jurisdicci­ones de nuestro entorno.

Retorno a la sociedad

Finalmente, los beneficios de la banca no destinados al pago de impuestos y dividendos, también generan un retorno social, vía refuerzo del capital, condición indispensa­ble para ampliar la capacidad crediticia de las entidades. Esto es fundamenta­l para un sector que se diferencia por generar un doble impacto en nuestra sociedad: como cualquier agente económico, a través de su actividad corporativ­a, y, de manera específica, como dinamizado­r de la economía, a través de la financiaci­ón concedida. Esto explica que, en el último ejercicio, la repercusió­n social de las entidades de Ceca alcanzara los 178.000 millones, equivalent­e al 16% del PIB, y los 3 millones de puesto de trabajo, el 15% de la población activa.

A la vista de lo anterior, parece claro que los beneficios generados por las entidades financiera­s son tan deseables como necesarios. Quizás, asumir esta constataci­ón contribuya a combatir la costumbre arraigada con fuerza en nuestro imaginario colectivo de estigmatiz­ar, sin fundamento, los beneficios corporativ­os, en general, y los de la banca, en particular.

A pesar del intento de revitaliza­r la City, el éxodo de las empresas parece inevitable

Los beneficios de la banca no caen del cielo, se deben a la eficiencia y la fuerte demanda de crédito

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Vista de la City londinense.

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